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El aumento de la violencia en Colombia amenaza el proceso de pacificación

El presidente de Colombia, el liberal Virgilio Barco, cumple mañana sus primeros 100 días en el cargo. Su gestión está caracterizada por un recrudecimiento de la violencia que compromete el proceso de pacificación nacional abierto por su predecesor, Belisario Betancur, del Partido Conservador, y el paso, por primera vez en 30 años, de esta última formación política a la oposición, sin colaboración alguna con el Gobierno.

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La Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), que agrupa a seis organizaciones armadas, tras romper el diálogo con el Gobierno de Barco, multiplicó en los primeros días de Administración liberal los ataques contra el Ejército y las ocupaciones de poblaciones.Sin embargo, en las últimas semanas se apreció una reducción de las operaciones de los rebeldes, producto fundamentalmente de la crisis que afecta a su organización mas poderosa, el Movimiento Diecinueve de Abril (M-19). El grupo ha sido duramente castigado por las fuerzas de seguridad y no tiene actualmente personalidades de peso supervivientes, tras la muerte del Jefe máximo del grupo, Álvaro Fayad, en un combate con la policía en marzo, pasado en Bogotá, y de su importante dirigente militar Gustavo Arias. Con todo ello, la formación guerrillera parece haber traspasado el mando de la CNG al Ejército de Liberación Nacional (ELN), dirigido por el sacerdote español Manuel Pérez, conocido como el cura Pérez. El ELN llevó a cabo en las últimas semanas numerosos ataques contra instalaciones petroleras y de multinacionales norteamericanas que provocaron pérdidas de millones, de dólares.

La ola de violencia más grave afectó a la formación comunista Unión Patriótica (UP), próxima al grupo guerrillero que mantiene su tregua con el Gobierno, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En los 100 días del gobierno de Barco, un senador un diputado nacional y otro provincial y ocho concejales de la UP fueron asesinados por desconocidos.

Braulio Herrera, ex comandante de las FARC y dirigente de la organización comunista, denunció la existencia de un plan de grupos paramilitares vinculados a las Fuerzas Armadas, llamado Baile Rojo, "para exterminar a la UP".

La gota que colmó la paciencia de la UP fue el atentado perpetrado el martes pasado contra su diputado provincial Eusebio Prada, que resultó herido de gravedad al recibir cinco disparos efectuados por dos personas que luego murieron en un enfrentamiento con la policía. Los 13 senadores y diputados de la UP, tras el ataque a Prada, se retiraron del Senado y de la Cámara de Representantes y señalaron que volverán al Congreso cuando el Gobierno les dé garantías sobre su vida.

A su vez, las FARC, en un documento enviado al presidente Barco a fines de octubre, advirtieron que "el proceso de paz está en peligro" por las amenazas de "los enemigos de la democracia".

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