Bush recibe en la Casa Blanca a los báltico-norteamericanos
El presidente norteamericano, George Bush, en un intento de dar una de cal y otra de arena con relación a la crisis lituana, recibió ayer en la Casa Blanca a una delegación de norteamericanos de ascendencia báltica, 24 horas después de que elogiara públicamente al máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, por su "apoyo a la evolución pacífica y al cambio democrático en Europa oriental".La audiencia de Bush a 12 representantes de las comunidades bálticas en EE UU ha sido interpretada en Washington como un gesto político de la Casa Blanca destinado a acallar las crecientes críticas de ciertos sectores de la opinión pública y del Congreso ante lo que califican de pasividad de la actual Administración en el tema lituano.
La entrevista constituye el primer contacto que Bush mantiene con representantes de las comunidades bálticas desde la declaración unilateral de independencia hecha por el Parlamento lituano el 11 de marzo. Hasta ahora, Bush había aplazado el encuentro por temor a las reacciones que su celebración tendría en las relaciones soviético-norteamericanas.
La repercusión del encuentro ha quedado suavizada por los elogios que el presidente norteamericano dedicó a Gorbachov en una visita de un día a Canadá para celebrar conversaciones con el primer ministro canadiense, Brian Mulroney, que también se unió en las alabanzas al presidente soviético.
Aunque Bush admitió la posibilidad de que una intervención soviética en Lituania deteriorara sustancialmente las relaciones entre Washington y Moscú, el presidente norteamericano recordó "los antecedentes de Gorbachov en la promoción y aquiescencia a la evolución pacífica y al cambio democrático en Europa oriental". "Ha demostrado su compromiso con el cambio pacífico y con la evolución de la democracia en la URSS por medio de la continuación de su política de perestroika", dijo Bush.
Mulroney se mostró de acuerdo con la descripción de Bush y añadió que Gorbachov era "un tipo totalmente diferente [a otros líderes soviéticos], más atractivo, más realista y más en línea con algunos, si no con todos, los valores que nosotros defendemos en Occidente".
La máxima preocupación de Bush ahora es salvar su próxima cumbre con Gorbachov, prevista entre el 30 de mayo y el 3 de junio próximos.
Washington no oculta su preocupación por los dos máximos obstáculos para el éxito de la cumbre, un empeoramiento de la situación en Lituania o en otra república soviética secesionista y el reciente endurecimiento de la posición de Moscú en las conversaciones de desarme, principalmente las que afectan a la reducción de misiles de largo alcance.
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