Psicosis de despidos
El paro es, desde hace meses, el principal problema económico del Reino Unido. Pero en los últimos días, desde que el Gobierno anunció -y suspendió acto seguido- el despido de 30.000 mineros, el paro se ha convertido en la obsesión nacional. El índice de desempleo es alto, casi el 11% de la población activa, pero lo que más alarma a los británicos es la velocidad con que crece: 1.600 trabajadores pierden su empleo cada día laborable.Y ese ritmo, de casi 50.000 empleos destruidos mensualmente, está acelerándose. Se prevé que a fin de año el número total de parados ronde los 3,1 millones de personas. Casi tantas como en 1986, cuando se llegó al máximo histórico de 3,3 millones. Pero entonces empezaban a percibirse síntomas de recuperación. Ahora no se atisba otra cosa que empeoramiento.
Existe otra gran diferencia respecto a 1986: por entonces, los parados de larga duración (sin empleo por más de un año) no llegaron a superar los 500.000; en este momento, son ya más de un millón. Se trata de personas desconectadas del mundo laboral por un periodo de tiempo excesivamente largo, cuyas posibilidades de reincorporación al trabajo son mínimas y que por tanto, en términos de frialdad macroeconómica, ni siquiera contribuyen a moderar el nivel de los salarios. Están definitivamente fuera del mercado.
Otro elemento preocupante es la aceptación del paro como fenómeno generalizado. Empresas que marchan razonablemente bien despiden a parte de su plantilla como simple medida preventiva: aprovechan que, en estos momentos, los despidos se asumen como lógicos. Los trabajadores aceptan compensaciones mínimas, por temor a que un día más tarde ya ni siquiera les sean ofrecidas; los sindicatos están absorbidos por las crisis en las grandes empresas, como Ford y British Coal, mientras miles de pequeñas compañías -el único fruto verdadero de la liberalización thatcherista- cierran diariamente.
El problema irlandés
Irlanda, mientras, tiene una larga historia de desempleo, tradicionalmente amortiguado por la emigración. En los últimos doce meses, el índice oficial de paro ha experimentado una brusca subida: del 15% al 22%. Pero este aumento es más técnico que real. El gobierno irlandés decidió cambiar el mecanismo, de contabilización de los desempleados, con el objetivo no confesado de hinchar los porcentajes para recibir más ayudas de la CE. En lugar de sumar los ciudadanos sin trabajo, ahorase suman los que trabajan, que son el 78%. El 22% restante se considera en paro. Distintas estimaciones empresariales y académicas estiman, sin embargo, que el índice real es menor debido a la economía sumergida, y queda en el entorno del 18%.
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