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Lufthansa desata una guerra de tarifas entre compañías aéreas en la Comunidad Europea

La compañía de bandera alemana, Lufthansa, ha abierto la guerra de las tarifas aéreas en la Comunidad Europea (CE), pero esta batalla europea será, probablemente, de menor envergadura y reportará menos ventajas a los pasajeros que la que se desencadenó en 1978 en Estados Unidos cuando fue desregulado el mercado de la aviación comercial. Coincidiendo con el inicio de la tercera fase de la liberalización del tráfico aéreo comercial, Lufthansa ha estrenado una espectacular promoción comercial, Bienvenida, Europa, que ofrece vuelos de ida y vuelta desde España a sus destinos en Alemana por 22.000 pesetas, explica Ivo von Kursell, director de comunicación de la compañía para, España y Portugal.

Desde Francia, el Reino Unido, Holanda etc... el precio es aún mucho menor. Por 5.000 pesetas suplementarias se puede volar, haciendo escala en Alemania, a cualquier otro aeropuerto de la CE servido por la línea alemana.Los billetes deben, sin embargo, ser adquiridos antes del 15 de enero y el regreso tiene que ser utilizado antes del 31 de marzo. Respetando esas condiciones, se puede viajar de Madrid a Hamburgo por 22.000 pesetas menos que la tarifa más barata de Iberia; de Barcelona a Francfort por 8.000 pesetas menos y de Las Palmas a Berlín por 41.000 menos. El vuelo Las Palmas-Berlín cuesta 22.000 pesetas y desde Atenas 27.000.

El tercer paquete de la liberalización permite a la línea aérea, entre otras cosas, modificar sus tarifas entre los Doce sin previa autorización de los gobiernos. Sólo si las autoridades de aviación civil del país de origen del vuelo y las del de destino manifiestan su disconformidad, la tarifa debe ser abrogada.

Lufthansa, sexta compañía aérea del mundo, ofrece esta promoción en todos los Estados de la CE y las compañías rivales -KLM de Holanda; SAS, con sede en Copenhague y Air France- han reaccionado inmediatamente improvisando ofertas parecidas que, sin embargo, no incluyen suplementos para viajar hasta un tercer país comunitario.

Iberia no tiene, por ahora, la intención de contraatacar porque, explican fuentes de la empresa del INI, considera primero que la rebaja de Lufthansa es muy limitada en el tiempo y la línea española propone, además, desde 1992 una tarifa Euromini que, si se viaja con acompañante en Europa, se aproxima algo a los precios de su competidora alemana. Sí ha aumentado, en cambio, en un 5,2% sus tarifas internas pero no las internacionales a pesar de la devaluación de la peseta.

La compañía alemana está, sin embargo, lanzando, a otras ofertas como la Garantía al mejor precio que no concluirá a finales de marzo. "Si el cliente encuentra una tarifa publicada en línea regular más barata que la nuestra, a un destino de la CE, nosotros rebajamos nuestro precio hasta equipararnos, a ella", señala Von Kursell.

Desregulación comunitaria

En su cuartel general de Frartcfort, Lufthansa prepara además en secreto un plan para atraer a los hombres de negocios que vuelan en clase preferente o en primera, pero entre sus proyectos no figura enlazar aeropuertos españoles, a lo que les autoriza la desregulación comunitaria a condición que prolonguen un vuelo internacionaL

A pesar de estos escarceos los cielos del Viejo Continente no conocerán, en los próximos meses, la lucha sin cuartel que experimentó la aviación comercial norteamericana a finales de la década de los setenta y seguirá siendo más caro recorrer en avión una misma distancia dentro de Europa que en EE UU.

La razón, explicaba un comunicado de la Asociación Europea de Aerolíneas (AEA), es que "la mayoría de las líneas aéreas abordan la tercera fase (...) en una situación financiera debilitada". Sus pérdidas en 1992 (149.500 millones de pesetas) superan los beneficios de los diez últimos años y la guerra de tarifas puede incluso aumentarlas.

Otro obstáculo al pleno desarrollo de la libre competencia es, según la AEA, "la escasez de infraestructuras, tanto en el aire como en tierra, combinada con la perspectiva de un aumento de las cargas a pagar por estas facilidades insuficientes".

A la congestión en horas punta de aeropuertos como Heathrow, Roma o Madrid se añade, generalmente, un coste más elevado que en EE UU de los derechos de aterrizaje y aparcamiento o de las cargas derivadas del control del espacio aéreo. También los salarios del personal son frecuentemente más altos que al otro lado del Atlántico. Con la excepción de British Airways, las grandes compañías europeas son públicas y, por tanto, su agresividad comercial dista mucho de la que condujo a la quiebra a algunas prestigiosas líneas aéreas norteamericanas como Pan American o Eastern Airlines.

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