El presidente anuncia que concederá más autonomía para el Ejército
El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, prometió la inmediata aprobación de una doctrina militar para Rusia en la reunión que celebró ayer el Consejo de Seguridad. Esta promesa es un premio al ministro de Defensa, Pável Grachov, cuya colaboración fue vital para el aplastamiento armado de la rebelión de nacionalistas y comunistas. Grachov ha venido reclamando una doctrina militar. La elaboración del documento cuando Grachov se encuentra muy fuerte facilitará la obtención de un notable grado de autonomía para el Ejército con relación al Gobierno, siempre bajo la subordinación al presidente.
Con ésta doctrina Yeltsin pretende que quede fijado con claridad el papel de las Fuerzas Armadas en la nueva situación y garantizar así tanto un buen porcentaje de los presupuestos como un grado elevado de autonomía.Yeltsin fue tajante al asegurar que "no habrá más aplazamientos" en la elaboración de la doctrina militar y anunció en la reunión del Consejo un calendario de urgencia que debe llevar a la aprobación del documento el viernes de la próxima semana. El Consejo de Seguridad se ha convertido en un organismo clave de la nueva situación, después de que la disolución del Parlamento haya dejado el país sin las comisiones de Defensa y Seguridad, las anteriormente encargadas de debatir la nueva doctrina.
Forman parte del Consejo los máximos responsables de Defensa, Seguridad e Interior, junto a otros altos funcionarios, fundamentalmente de Presidencia. Desde hace tres semanas su secretario es Oleg Lóbov, un hombre de la confianza de Yeltsin.
Los dirigentes rusos entienden por doctrina militar no aspectos meramente profesionales, como en Occidente, sino lo que en un país como España representa la Directiva de Defensa Nacional. Dicha doctrina debe partir de la nueva situación geopolítica generada por la desaparición de la URSS y el fin de la guerra fría para definir los objetivos de la defensa rusa y, como consecuencia de ellos, la cantidad de hombres y material precisos para afrontarlos. Dicha doctrina, según comentarios de algunos jefes militares, debe definir también con claridad la situación del militar en la sociedad. Dicho de otra manera: ha de haber mecanismos que garanticen que los oficiales tengan viviendas -ahora hay 150.000 sin casa- y otros servicios básicos.
Ampliación de la OTAN
El ministro de Defensa ha tenido choques en varias ocasiones con el de Asuntos Exteriores, Andréi Kózirev, en asuntos relacionados con los denominados países del extranjero cercano, es decir, los Estados independientes aparecidos tras la desaparición de la URSS. Grachov ha logrado casi siempre hacer prevalecer sus puntos de vista. Las actuales presiones rusas para evitar la ampliación de la OTAN con países de la Europa del Este pueden explicarse en parte desde esa voluntad militar de intervención en el exterior cercano e igual sucede con la actual amenaza rusa de retirarse de los acuerdos de desarme convencional en Europa si no se les permite mantener más tropas en el Cáucaso un punto definido como clave por Grachov.
Con la elaboración de una doctrina y, como consecuencia, de unos planes concretos de futuro, el Ministerio de Defensa espera lograr la modernización de las tropas, paralelamente a la prevista disminución de efectivos.
Otro aspecto básico a definir es el papel del Ejército con respecto a eventuales acciones terroristas o, como en el caso del domingo, revueltas armadas. En unas declaraciones publicadas en el diario reformista Izvestia, el general Grachov explica lo difícil que fue para él decidirse a enviar a sus tropas contra la Casa Blanca. Su objetivo básico, explicó, fue mantener "el principio de no interferir en la lucha política, y creo que lo logré porque el Ejército no se ha dividido".
"Pero cuando por iniciativa de unos aventureros empezó a correr la sangre", prosiguió el ministro, "no pude permanecer indiferente y me decidí; no había otro remedio".
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