Precoces en el debut y en la retirada

Martina Navratilova se despidió del circuito femenino hace dos años, a los 38. Chris Evert dijo adiós en 1989, a los 35. Pero ellas dos son casos atípicos. En el circuito femenino actual lo habitual son las retiradas prematuras. Las jugadoras comienzan ahora a los 14 años y son pocas las que llegan a los 30 activas en el WTA Tour. En el Masters que hoy se inicia en el Madison Square Garden, en Nueva York, ambas cosas estarán presentes. El adiós de Gabriela Sabatini y Kimiko Date, ambas de 26 años, se combinará con la llegada de la nueva generación encabezada por Martina Hingis, de 16 años.¿Qué ha cambiado? Todo. La precocidad convierte en veteranas a jugadoras de 21 años. Arantxa Sánchez cumplirá en diciembre 25 años y ya lleva 10 en el circuito, casi igual que la aragonesa Conchita Martínez. Ése es el tiempo que suelen durar la mayor parte de las carreras profesionales masculinas. Pero en teoría a las dos españolas les quedan aún muchas temporadas por delante. Sabatini y Date, en cambio, ya han tirado la toalla. Sabatini, 29ª mundial, no entró en el Masters, pero recibirá hoy un merecido homenaje en el Madison. Date, aún entre las 10 primeras, jugará su último torneo, tras reconocer que se siente excesivamente cansada del circuito y que no se ve con fuerzas para seguir compitiendo con las mejores del mundo al más alto nivel.

Sus rostros serán sustituidos rápidamente por algunas caras nuevas que integran la denominada nueva generación. Este concepto fue acuñado por la misma Martina Hingis para englobar a un grupo de jóvenes jugadoras con un estilo similar y basado en la agresividad con que impregnan cada uno de sus golpes desde el fondo de la pista. Para Hingis, que ha realizado una temporada impresionante, culminada con su reciente victoria en la final del torneo de Oakland sobre Monica Seles por un contundente 6-2, 6-0, éste será su debut en el Masters. Bajo su bandera se alinearán la alemana Anke Huber, la croata Iva Majoli, la norteamericana Lindsay Davenport, la rumana Irina Spirlea y la eslovaca Karina Habsudova.

Ninguna de ellas tiene todavía un gran palmarés a sus espaldas. Pero todas han logrado ya algunas victorias importantes sobre las primeras tenistas mundiales. Hingis ha ganado dos títulos este año, igual que Majoli y Davenport, que además ganó los JJ 00 de Atlanta. Huber sumó tres torneos y fue finalista e el Open de Australia. Y Spirlea logró un triunfo, el segundo de su carrera.

Son las jugadoras que intentarán pasar la reválida en el Chase Championships, más conocido por el Masters femenino. Es la última apuesta del WTA Tour por renovar su circuito y encontrar un relevo a los rostros ya clásicos de Steffi Graf, Monica Seles, Arantxa Sánchez, Conchita Martínez y Jana Novotna.

Sin embargo, el relevo no va a ser sencillo y tiene trazas de convertirse en traumático. Por el momento, la solidez de Steffi Graf ha quedado contrastada esta temporada con la consecución de tres de los cuatro Grand Slam (Roland Garros, Wimbledon y el Open de Estados Unidos). El cuarto se lo adjudicó Seles el pasado mes de enero en Melbourne. Arantxa Sánchez demostró también su competitividad alcanzando dos finales del Slam en Roland Garros y Wimbledon. Y Conchita se mantiene en la élite, aunque, como Arantxa, suele perder en sus enfrentamientos con Graf y Seles.

Ninguna de ellas abandonará su escaño. Si la nueva generación los pretende, deberá arrebatárselos. Y tal vez en el fragor de las batallas que se avecinan por la hegemonía en el circuito las caras nuevas logren el carisma in dispensable para mantener vivo un circuito cada vez menos brillante y más cuestionado.

El Masters que hoy comienza en el Madison Square Garden desvelará ya algunas incógnitas. Pero el cambio generacional parece aún una cuestión a más largo plazo.