Menores explotados en Almería
Del negocio de la inmigración clandestina no sólo se benefician las mafias marroquíes que antes se dedicaban al contrabando de tabaco y hachís. En España se ha montado un negocio que está resultando muy lucrativo para algunas profesiones liberales. La Guardia Civil ha detectado que entre los inmigrantes ilegales es cada vez mayor el número de menores que entran en la Península. El problema más grave es que los niños son utilizados para hacer trabajos especialmente duros. Los casos más significativos se han detectado en la zona del poniente de Almería, donde varios patronos agrícolas tienen trabajando a menores ¡legales en condiciones de "explotación", según las fuentes consultadas.Además, la Guardia Civil detalla en un informe el caso de los taxistas y de los patrones de barcos del Campo de Gibraltar que participan de la tajada de la inmigración clandestina. El jueves de la semana pasada, siete ilegales que estaban repartidos en dos taxis fueron detenidos en San Roque (Cádiz). Los conductores de los taxis fueron puestos en libertad al aducir que ignoraban que los inmigrantes eran ¡legales. Pocos días antes, dos taxistas de Algeciras sí que fueron detenidos por participar en la introducción de inmigrantes en España.
Sanciones
Una de las alternativas que Interior estudia para poner fin a esta situación es abrir expedientes sancionadores a taxistas y patrones de barcos a los que se pille con inmigrantes ilegales "como medida disuasoria, hasta tanto pueda demostrarse su implicación en la red de tráfico de ilegales".Una de las situaciones más preocupantes en la actualidad es la que se da en el campamento de Calamocarro, en Ceuta, una zona en la que se agrupan inmigrantes ilegales con aspiraciones de llegar a España. En este campamento están surgiendo problemas de alojamiento y de escasez de alimentos, circunstancia que ya ha ocasionado algunas trifulcas "esporádicas", según fuentes oficiales, a la hora del reparto de la comida.
Las lluvias caídas a finales del año pasado y a principios de este provocaron que las condiciones de habitabilidad en el campamento fuesen "lamentables", hecho que hizo que se temiese algún "conflicto" serio, siempre según las fuentes aludidas.
La afluencia de inmigrantes se hizo más patente entre abril y agosto del año pasado, coincidiendo con el anuncio por parte del Gobierno español de que iba a comenzar la campaña para la regulación de residencia de extranjeros. Este aviso, junto al hecho de que durante el verano el flujo de inmigrantes a la Península es muy superior, provocó "falsas expectativas" en los países africanos, según fuentes de la investigación, que han explicado que muchas familias marroquíes incluso llegaron a vender todas sus posesiones y solicitaron préstamos para emprender el viaje a la Península.
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