Centenares de miles de italianos toman Venecia y Milán en defensa de la unidad del país
Italia parece tomarse definitivamente en serio el fantasma de la secesión. Centenares de miles de personas -un millón, según los organizadores- acudieron ayer a la llamada de los tres sindicatos mayoritarios del país para mostrar su rechazo a las propuestas independentistas de la Liga Norte y hacer pública su defensa de la unidad de la patria. "Italia no se rompe, crece unida", decían las pancartas desplegadas entre centenares de banderas tricolores en las plazas de Santa Elena de Venecia y las del Duomo y del Cannone en Milán, donde finalizaron las masivas marchas.
"Es el comienzo de la rebelión moral", dijo Massimo D'Alema, líder del principal partido que integra la coalición de Gobierno -el Partido Democrático de la Izquierda (PDS)-, dirigiéndose a la gente que llenaba la plaza de Santa Elena de Venecia.Treinta trenes especiales y más de 200 autocares procedentes de todo el país -incluidas las provincias de Sicilia- descargaron desde primeras horas de, la mañana en las dos ciudades norteñas a la inmensa masa movilizada por los tres grandes sindicatos italianos.
Un interminable cortejo que recorrió las calles de Venecia y Milán en calma, en dirección a las tres plazas donde cada uno de los líderes sindicales -Sergio D'Antoni, Pietro Larizza y Sergio Cofferati- tomó la palabra en defensa de la unidad de la patria. Cofferati, representante del poderoso CGIL, de adscripción comunista, ligó esta unidad a la supervivencia de "los contratos nacionales" y de los derechos adquiridos por los trabajadores a lo largo de los siglos.
Los secretarios generales de los dos partidos de izquierda que apoyan al Gobierno Prodi, Massimo D'Alema, en nombre del PDS, y Fausto Bertinotti, del Partido de la Refundación Comunista, reforzaron el consenso antisecesionista de la izquierda italiana con su presencia, en la marcha, el primero en la de Venecia y el segundo en la de Milán. Las tres concentraciones se mantuvieron en contacto a través de grandes pantallas de televisión que recogieron el largo fin de fiesta con actuaciones de artistas.
La Unión Italiana del Trabajo -vinculada a los socialistas-, la Confederación General Italiana del Trabajo -de adscripción comunista- y la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores -democristiana- habían proyectado la manifestación como una marcha sindical convencional en defensa de los derechos de los trabajadores.
El Cobierno italiano negocia una delicada reforma del Estado del bienestar con la mirada puesta en el euro. Pero la última escalada de la Liga Norte decidió más tarde a los líderes sindicales a transformar la convocatoria en una marcha política. El líder de la Liga, Umberto Bossi, que proclamó hace una semana la República Federal de Padania ante unas 10.000 personas en las mismas calles de Venecia, se mostró respetuoso con la manifestación, pero restó importancia a la masiva respuesta.
"Para los sindicatos que viven del dinero de los trabajadores es fácil organizar algo así", dijo Bossi y añadió, "atenta contra el sentido común. Si se hicera un referéndum de autodeterminación en Padania el 70% de los votantes diría sí". El próximo 26 de octubre la Liga Norte volverá a probar la resistencia del Estado italiano con unas elecciones al Parlamento padano. El presidente de la Re pública, Oscar Luigi Scalfaro, le recordó a Bossi que una democracia se basa en las mayorías y la cuestión de los números no se puede subvertir.
Situación española
Las dos grandes manifestaciones de ayer, transmitidas en directo por la radio y la televisión públicas, contaban con todo el apoyo del Gobierno del Olivo. Ministros del Ejecutivo que preside Romano Prodi -el superministro del Tesoro y el de Trabajo-, enviaron su calurosa adhesión a una demostración ciudadana que había obtenido también el beneplácito de la Iglesia. En unas declaraciones al diario La Reppublica, el cardenal Giacomo Biffi mostraba su preocupación por la escalada liguista. "No querría que de las declaraciones verbales se pasase al uso simbólico de las armas [como -ocurrió en Venecia] y de ahí al uso directo de las armas. Tras el cual se perfilaría una situación como la española. Creo que todo esto es muy preocupante".
En el Polo, los juicios que merecieron las manifestaciones fueron variados. "Mejor tarde que nunca", declaró Ignazio La Russa, quien recordó la masiva respuesta en la calle que obtuvo el llamamiento de Alianza Nacional (AN) -la principal fuerza de la derecha, coligada con Forza Italia- el año pasado cuando Bossi proclamó la independencia de la Padania. Maurizio Gasparri, de AN, fue más duro y criticó a los sindicatos como "parásitos" que "le hacen el juego a la Liga".
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