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Un psicópata soviético

Guillermo Altares

No resulta fácil narrar la historia del peor psicópata de todos los tiempos mientras se hace una detallada descripción del funcionamiento del sistema soviético y de su paulatina desintegración. Sin embargo, Ciudadano X, que Canal + emite hoy (22.47), un filme tan modesto como inteligente, rodado para televisión -aunque acabó estrenándose en las salas de cine con mucha menos repercusión de la que merecía-, lo consigue. No se trata de un panfleto doctrinario: es una película policiaca, de corte clásico, basada en hechos reales.Con un magnífico reparto, encabezado por Stephen Rea, Donald Sutherland y Max von Sydow, Chris Gerolmo relata la historia de un inspector de policía que intentaba, luchando contra las más disparatadas tramas burocráticas, atrapar a un psicópata salvaje, Andréi Chikatilo, conocido como el carnicero de Rostov -la ciudad soviética donde actuó en los años ochenta-, que en menos de una década asesinó a 52 personas, la mayoría niños y niñas. Este caso ha sido tratado en numerosos libros , pero sus aspectos más fascinantes no son los criminales. "No hay asesinos en serie en el Estado soviético. Es un fenómeno de de cadencia occidental", respondió el responsable de ideología comunista en el comité de seguridad, que era el que mandaba, imponiendo durante años -hasta la perestroika- que se utilizasen unas técnicas de investigación que, seguramente, hubiesen evitado muchos crímenes.

Ciudadano X nos demuestra, casi sin quererlo, los motivos de fondo del derrumbe del sistema soviético. No cayó porque se tratase de una dictadura, que perdura mientras el poder pueda seguir ejerciendo el terror. Se derrumbó porque sus dirigentes no quisieron comprender que las doctrinas no son fórmulas mágicas que cambian la realidad, que no bastaba con decir que los psicópatas no existen para que Chikatilo dejase de llevar niñas al bosque. Lo peor es que no sólo fueron 52 víctimas. Fueron muchísimas más. Y lo terrorífico es que aquello no pasó sólo en la URSS. Sigue ocurriendo.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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