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Mantener viva la memoria

Rusia aportará auténticos tesoros documentales al Archivo de la Guerra Civil

Al menos sobre el papel, el Archivo General de la Guerra Civil es ya una realidad tras la aprobación en el Consejo de Ministros del pasado día 12 del real decreto que decide la creación de este organismo, destinado a mantener viva la memoria humana e histórica del conflicto dentro y fuera de España. Rusia está llamada a jugar un papel clave a la hora de abrir sus fondos documentales en dos aspectos fundamentales: el de las Brigadas Internacionales y el de los niños de la guerra. Así, ya están en marcha varios acuerdos de colaboración que se desarrollarán plenamente en los próximos años.Dolores Cabra, secretaria general de la Asociación Archivo Guerra y Exilio, principal impulsora del proyecto, está exultante por que, finalmente, el Gobierno haya dado su visto bueno. Eso permitirá contar con una sede permanente, que se ubicará en los palacios salmantinos de San Ambrosio y Orellana; poner en marcha un centro de documentación y contar con fondos del presupuesto para las actividades del centro. No se partirá de cero, pues la asociación ha reunido ya numerosos documentos, ha suscrito convenios con diversas comunidades autónomas y colabora con instituciones de los diversos países hacia los que fluyó el exilio republicano.

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Cabra, que se halla estos días en Moscú, destaca que hay que darse prisa para que el archivo engrose sus fondos y funcione a pleno rendimiento mientras están vivos sus protagonistas, que ya no son muchos, pues incluso los niños llegados a la antigua Unión Soviética a partir de 1937 rondan o sobrepasan en su mayoría los 70 años. "No queremos un archivo de cadáveres", afirma Cabra, para quien es fundamental que, de forma paralela, se progrese hacia el objetivo de que "ninguno de aquellos niños, exiliado, guerrillero o brigadista, viva en condiciones precarias o humillantes o no sea rehabilitado como defensor de las libertades constitucionales. Todavía hay guerrilleros, por ejemplo, que constan en España como bandoleros y delincuentes". Pero deja muy claro que "no se trata de abrir viejas heridas, sino de recuperar la historia".

Mientras se acondicionan las sedes del archivo, se constituye el patronato y se incluyen sus gastos en el presupuesto del Estado, la Asociación Archivo Guerra y Exilio sigue trabajando, de manera especial en Moscú. Ya se ha suscrito una declaración de intenciones con la dirección general de los archivos rusos, que, en la práctica, los abre a la investigación, microfilmación y digitalización de sus documentos.

Especialmente importante es el acceso a los archivos del Komintern (Internacional Comunista), en los que hay numerosos datos del partido socialista español, del comunista, de las Brigadas Internacionales, del desarrollo de la guerra y del mundo del exilio, incluyendo revolucionarios que llegaron a Rusia tras el triunfo bolchevique en 1917.

También están planteados dos convenios de intercambio de fondos, uno entre las filmotecas nacionales y otro entre la asociación y el Museo de la Revolución. "A ellos", asegura Cabra, "les interesa material reciente sobre la transición, las elecciones... A cambio, nos facilitan material, escrito y gráfico de la guerra, que para nosotros es precioso".

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