El Gobierno dice que no hizo falsas promesas a los kosovares de Álava
El director del programa de acogida a los refugiados albanokosovares del Gobierno español, Roberto Amurrio, negó ayer cualquier responsabilidad de la Administración con respecto a las quejas de los 21 deportados que llegaron el pasado martes a Vitoria. El grupo procede de Ávila, donde ha pasado las primeras semanas tras su evacuación del campamento de Stankovic (Macedonia), y se negó a aceptar el alojamiento que le habían dispensado las autoridades locales porque, según aseguraron, se les había prometido en su anterior destino que al llegar a Vitoria obtendrían "piso y empleo". "No nos consta esa promesa, al menos de alguien que pueda prometer", explicó Amurrio, quien, en cualquier caso, aclaró que ningún refugiado está aún "en condiciones de trabajar". El responsable del programa acudió a Vitoria en compañía de Alberto Cerezo, asesor del Alto Comisario de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en España. Éste aseguró que "los desajustes" ya han quedado solucionados: "Se ha dado un inicio de buena voluntad y parecen dispuestos a aceptar el programa. Dándoles tiempo su integración será perfecta. Me imagino que al final se quedarán en esta ciudad". La diputada alavesa de Bienestar Social en funciones, María Jesús Aguirre, recordó que el programa "no se impone a nadie" y pidió a la ciudadanía que comprenda "las secuelas psicológicas" de los refugiados y "el proceso dramático" que han seguido en los últimos meses. A los 21 albanokosovares que se alojan en el Seminario de Vitoria se unirán en las próximas semanas otros siete familiares que en estos momentos se encuentran en Málaga.
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