El coche privado gana espacio al transporte público en la región metropolitana de Barcelona
Los residentes en la región metropolitana se mueven más, pero andan menos. Crece el número de viajes en vehículo y prácticamente todos los indicadores apuntan a un aumento del empleo del privado en detrimento del transporte público. En 1999 hubo en Barcelona 3.103,974 viajes diarios, frente a los 3.047.347 del año anterior. El porcentaje de movimientos en transporte público aumentó un 0,2%, pero es un incremento engañoso porque sólo se produce en la Barcelona central. En el resto de los circuitos crece el porcentaje de uso del coche privado.
Hay una ley que se cumple de modo inexorable en Barcelona y su región metropolitana: cuanto más lejos se halla un punto respecto del centro, más tendencia tienen sus habitantes a utilizar el vehículo privado en detrimento del público. Sólo en el interior del perímetro de las rondas los desplazamientos en transporte público superan a los que se realizan en vehículo privado; los restantes, que son en general movimientos de entrada y salida, se inclinan de forma importante a favor del modo privado.El dato es preocupante porque la ciudad se halla en el límite de la saturación en lo que a tráfico se refiere y la mayoría de los indicadores marcan una tendencia al crecimiento del uso del vehículo privado en detrimento del transporte público, según datos que hizo públicos ayer la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM).
De los cinco principales accesos a Barcelona, sólo en uno (el litoral sur, que engloba los vehículos que entran por el puente de Mercabarna y la B-17) crece el porcentaje de movimientos en transporte público; los otros cuatro (zona del Llobregat, de Collserola, del Besòs y del litoral norte) experimentan un aumento de viajes en vehículo privado. Pese al notable incremento de movimientos en transporte público por el litoral sur (5,3%), el resultado global es un crecimiento de la movilidad en vehículo privado. La realizada en transporte público pasó del 31,2% en 1998 al 30,7% el año pasado.
La misma tendencia se observa si en lugar de analizar los movimientos de entrada y salida de la ciudad de Barcelona (entendida como la zona interior de las rondas) se toma en cuenta la llamada aglomeración central, que incluye, además de Barcelona, los municipios de la denominada primera corona: hasta Molins por un lado y hasta Sant Fost por otro, mientras que en el Maresme alcanza Alella, Tiana y Masnou, y en el Vallès, Santa Perpètua y Mollet. En el litoral sur llega hasta Gavà.
Viajes perimetrales
Si los movimientos en transporte público hasta el interior de las rondas alcanzan un 30,7%, en la zona central se quedan en un 19%, con una entrada especialmente castigada: la del Llobregat, donde el uso del transporte público ni siquiera llega al 10% de los movimientos.
Se diría que la cosa no puede ir a peor, pero no es cierto: de los movimientos entre estas zonas sin pasar por la ciudad de Barcelona, sólo el 16,4% se hace en transporte público, y los llamados perimetrales (de Vilanova a Vilafranca, de Martorell a Terrassa y a Granollers, de Terrassa a Sabadell, de Caldes a Granollers y de Granollers a Mataró) sólo se hacen en transporte público en un 1,9% de los casos.
De estos últimos recorridos, el caso más espectacular es el de la conexión entre Martorell y Granollers (imposible en transporte público si no es a través de la ciudad de Barcelona). La media diaria de viajes entre estos dos puntos fue de 80.228 en 1998, cifra que subió hasta 88.895 el pasado año. El porcentaje de participación del transporte público en estos movimientos es del 0,0%, según el estudio de la ATM. Y el global, una vez más, baja en 1999 respecto al año anterior.
En total se registraron unos 220.000 viajes más en el conjunto de la región metropolitana, que alcanzó los 6.248.261 movimientos, con un incremento del 3,8% respecto a 1998.
"Estos datos", afirmó un portavoz de la Asociación en Defensa del Transporte Público, "demuestran que la movilidad de 1999 es más insostenible que la de 1998 y deberían encender todas las alarmas de los responsables de las administraciones públicas".
El director de la ATM, Francesc Xavier Ventura, rehusó utilizar la expresión alarma. En su opinión, se ha producido un importante incremento de la matriculación de coches (aumentó un 16% el año pasado), ante la que el conjunto del transporte público "ha resistido" con una pequeña mejora.
El incremento del transporte público fue de un 1,8% en total, con porcentajes diferentes según los modos de transporte. Así, el conjunto de los sistemas ferroviarios experimentó un incremento del 2,8%, repartido de forma muy desigual: el metro ganó un 2,1% de viajes, los Ferrocarrils de la Generalitat mejoraron un 14,5% y la Renfe sólo el 1,4%.
Los peores resultados los registra el transporte de superficie. En Barcelona aumentó el 0,9%, por debajo de todos los otros registros, pero en el conjunto del territorio al que sirve la Entidad Metropolitana del Transportes tuvo un pérdida del 0,6%. Las caídas se acentúan en enero de este año. La zona central pierde un 4,6% y la primera corona un 2,3%. Los únicos casos de mejora en el transporte de superficie son los de Mataró (con un incremento del 5,6%) y Terrassa (que sube un 1,6%).
El Consejo de Administración de la ATM, que tuvo conocimiento del estudio de movilidad, no terminó y quedó aplazado para una fecha próxima.Entre los asuntos que quedaron pendientes está la adjudicación del tranvía del Baix Llobregat. Ventura explicó que el consejo procederá a consultar a los alcaldes afectados para conocer su opinión sobre el trazado y su impacto en el urbanismo.
La 'T-10' se estrella
La integración tarifaria es un éxito cuando se hace en serio y un fracaso cuando se hace mal. Ésa es una de las enseñanzas sacadas del pasado año. La integración entre los billetes de metro y Ferrocarrils de la Generalitat, que permite no volver a pagar en caso de trasbordo, ha producido un incremento notable de usuarios. El invento de la T-10 x 2, que permite pasar de metro a autobús o a la inversa con un único pago, ha sido un fracaso. Se esperaba que fuera utilizada por el 1,2% de los usuarios. Se ha quedado en un tercio: el 0,4%.La T-10 x 2 tiene un problema: cuesta 1.320 pesetas, 500 más que la T-1, y además, explicó ayer Francesc Xavier Ventura, director de la ATM, su entrada en vigor ha coincidido con la extensión de la tarjeta 50-30 al uso del autobús (este abono permite viajar durante 30 días consecutivos, sin límite de viajes).
Ventura reconoció que la T-10 x 2 no ha tenido éxito, pero reafirmó su confianza en alcanzar la integración tarifaria plena antes del 1 de enero de 2001. "Es el encargo que nos ha hecho el Consejo de Administración", aseguró.
Los trabajos de la ATM se concentran ahora en lograr que todo esté a punto en Renfe, empresa que asiste a las reuniones de la ATM sólo como observadora, y en las líneas de autobús privadas de la periferia barcelonesa. En estos casos la integración tarifaria pasa por subvencionar a la empresa con la diferencia del coste de explotación, dijo Ventura.
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