Las cartas entre Fuster y Sanchis Guarner arrojan luz sobre el valencianismo de posguerra
Se trata del IV volumen de la empresa iniciada por Tres i Quetre y coordinada por el profesor de Historia y especialista en Fuster, Antoni Furió, que persigue sacar a la luz la correspondencia del ensayista de Sueca con algunas de las personalidades de mayor relevancia del ámbito lingüístico catalán de los últimos 60 años. Josep Pla, Salvador Espriu, Carles Riba, Martínez Ferrando y Agustí Bartra, entre otros, han desfilado por los tres volúmenes ya editados.
En la cuarta entrega, de inminente publicación, se han reunido las cartas intercambiada entre Fuster y 'los tres filólogos valencianos más importantes del siglo XX: Manuel Sanchis Guaner, Josep Giner y Germà Colón', según afirma en la introducción el responsable de este volumen, Antoni Ferrando, director del Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana. Los epistolarios con Xavier Casp y el grupo Torre y otros representantes del valencianismo de posguerra, en preparación, completarán la panorámica.
La mayoría de las cartas de este cuarto volumen están impregnadas de preocupaciones lingüísticas, derivadas de lo que el propio Fuster dejó escrito en una de ellas sobre el hecho de que el nacionalismo valenciano 'ha sido sobre todo un nacionalismo cultural, basado en la fidelidad a la lengua y en la voluntad de normalización de su uso', como sugiere Furió. Fuster siempre gustó de cultivar el género epistolar hasta el punto de que sólo al final de vida accedió a instalar un teléfono en su domicilio de Sueca.
'Uno de los aspectos que más llama la atención en las cartas de Fuster es la maestría y la madurez de su prosa, fruto de una asimilación precoz de la gramática y el Diccionari de Fabra y de un extraordinario olfato lingüístico y de la lectura atenta de clásicos medievales y de los grandes autores', apunta Ferrando.
Jugosa fraseología
En este sentido, el dominio de un léxico coloquial y literario muy rico y de una fraseología muy jugosa convierten el epistolario de Fuster y de Sanchis Guarner en 'un excelente intrumento de aproximación a un modelo de valenciano digno, genuíno y altamente expresivo', añade el responsable de la edición.
Los contertulios literarios de Torre ocupan un lugar central en los comentarios de Fuster y Sanchis, quien, fiel a su espíritu conciliador, intenta suavizar las crecientes diferencias que muestra el ensayista con Miquel Adlert y más tarde con Xavier Casp. Hablan de la vida cultural de Valencia de la posguerra y de la que debe ser la normativa lingüística. Ambos se envían sendas cartas de apoyo tras los respectivos ataques por la publicación de Fuster Nosaltres els valencians y por la defensa de Sanchis de la grafía etimológica desemparats frente a la fonética popular, desamparats, postulada por el diario Las Provincias.
Fuster y Josep Giner discuten sobre todo en la veintena de cartas reunidas (entre 1949 y 1961, más una de 1982) en el libro sobre la función de la literatura y sobre el alcance del concepto de la literatura valenciana. Giner, por ejemplo, dedica unas extensas observaciones lingüsíticas a propósito de la publicación de Antologia de la poesia valenciana, de Fuster.
Todavía más centrada en cuestiones lingüísticas fue el epistolario con Germà Colón, el único de los protagonistas del libro que no ha fallecido. Fuster defiende en un ejercicio que considera 'un divertimento semierudit' la acentuación paroxítona de Ausias frente a la oxítona (Ausiàs) de Colon. En las últimas cartas, este filólogo residente en Basilea insta a Fuster a que no deja de asistir a las conflictivas sesiones del Consell Valencià de Cultura. 'Ja veuré què faré', le responde Fuster.
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