Las huellas del DNI fueron claves para la identificación el 11-M
El Instituto Anatómico Forense tardó 12,5 horas en reconocer a 155 de las 191 víctimas
La identificación de la mayoría de los 191 fallecidos en los atentados de Madrid -140 españoles y 51 extranjeros- fue posible en un tiempo récord gracias a las huellas dactilares registradas en el Documento Nacional de Identidad (DNI) y a las pruebas de ADN hechas a las víctimas y a sus familiares. Éstos también facilitaron datos y características físicas de los muertos. Toda la información estuvo centralizada en un pabellón de los recintos feriales.
A cada víctima se le sacaron dos fotos de detalle: una mano con un anillo, un tatuaje...
Sólo 12,5 horas tardaron los peritos del Instituto Anatómico Forense de Madrid en identificar a 155 de las 191 víctimas de los atentados del 11-M de Madrid. El hecho de que en España, a diferencia de Reino Unido, figure la huella dactilar de su poseedor en el DNI fue crucial para identificar a casi todas las víctimas sólo horas después de los atentados. Carmen Baladía, directora del Instituto Anatómico Forense (IAF) de Madrid, rechaza comentar la rápida y eficaz labor que realizaron el 11-M sus compañeros.
Fuentes del IAF subrayan que la celeridad en los reconocimientos e identificación de los cadáveres fue resultado del "esfuerzo abnegado" del personal del Anatómico y de la "total colaboración de las distintas administraciones". Al filo del mediodía del mismo 11-M ya se había habilitado un pabellón en el recinto ferial del Ifema de Madrid con el instrumental necesario para hacer las autopsias. Y todos los forenses de la Comunidad de Madrid, así como cuatro llegados desde Barcelona, se pusieron a disposición del Anatómico Forense madrileño. Un total de 69 peritos forenses participaron en la identificación de las víctimas.
Al poco de estallar las bombas, el juez decano de Madrid, José Luis González Armengol, ordenó que cinco de los seis jueces inmersos ese día en el turno de guardia dejasen sus cometidos habituales y ayudasen a sus colegas de la Audiencia Nacional en los levantamientos de cadáveres. Al mediodía, prácticamente todos los cadáveres habían sido trasladados al Ifema. Allí, un centenar de agentes del área de Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía habían instalado esa misma mañana un laboratorio lofoscópico (para cotejar las huellas dactilares de las víctimas; las de aquellas que no habían quedado hechas trizas por el impacto de las bombas). Además, allí mismo se acoplaron aparatos para hacer radiografías odontológicas a las víctimas más destrozadas.
Los agentes de Policía Científica rescataron de los archivos las fichas del DNI de todos los desaparecidos, lo que permitió que fueran cotejadas las necrodactilares (huellas tomadas a los cadáveres) en los recintos feriales en tiempo real, según un alto mando policial.
Según fuentes del IAF, fundamental en la rápida identificación de la mayoría de los cadáveres fue el hecho de que en España, a diferencia de Reino Unido, los carnés de identidad contienen la huella del dedo índice de la mano derecha de su poseedor. "Es decir, todos los adultos estamos huelleados. Esto fue muy importante, ya que primero se empezó a reconocer e identificar a las víctimas que conservaban el dedo índice de la mano derecha. Ello, unido a que muchas víctimas disponían de algún documento que les acreditaba, permitió analizar e identificar con rapidez a muchas víctimas". Cuando al cadáver le faltaba la mano derecha y no tenía ningún documento que le identificase, se recurrió al análisis odontológico.
La ropa, relojes, tatuajes y otros aspectos visibles de los cadáveres también sirvieron para ratificar la identificación de algunas víctimas, en especial de los extranjeros (marroquíes, rumanos, colombianos, etcétera), cuyas huellas dactilares no estaban registradas en el DNI.
"Hubo un grupo de personas en los recintos feriales de Ifema que se dedicaron a tomar todos los datos y a hacer las fichas de los fallecidos de forma que sabíamos en todo momento desde el color del pelo hasta los tatuajes o los piercings que llevaba. Eso nos permitió tener una completa descripción de las víctimas", añade el actual comisario jefe de la Comisaría de Policía Científica, Miguel Ángel Santano. Esos datos ante mortem evitaron que se produjeran fallos de identificación como los ocurridos en el accidente del Yakolev 42 en Turquía. De hecho, a cada víctima se le sacaron dos fotografías de detalle: una mano con un anillo, un tatuaje, un pendiente... Esto le era mostrado después a los familiares y amigos.
De todas formas, a las nueve de la noche del día 12 ya estaban totalmente identificadas 155 víctimas. A medida que un cadáver era identificado, poco después era entregado a su familia. Las mayoría de las inhumaciones se produjeron en las siguientes 48 horas a los atentados. "En Londres se están identificando los cadáveres a través del ADN, pero esta prueba es compleja y requiere más tiempo, puesto que hay que cruzar esa huella genética con la de algún familiar", señala un forense de Madrid.
La prueba de ADN sólo se produjo en los casos en los que no era posible utilizar los procedimientos anteriores (huella del DNI, radiografía dental y datos característicos del fallecido). Esta prueba resulta mucho más lenta y es necesario tomar muestras previas de los familiares más allegados, en especial de los padres. Sólo así se puede cotejar con las víctimas, según Policía Científica.
El mayor problema se produjo con 37 cadáveres que quedaron completamente destrozados por las bombas.
Otro aspecto que en el 11-M facilitó la coordinación de los forenses es el hecho de que en España, a diferencia de Reino Unido, siempre según estos medios, existe un Cuerpo Nacional de Forenses, con sus miembros adscritos a juzgados y bajo la dependencia en cada región de un director coordinador. "En Gran Bretaña las autopsias las realizan médicos patólogos y es la misma policía la que, en un momento dado, puede pedirles que hagan una autopsia; en España cada juez dispone de un forense que le asesora sobre las causas de una muerte o una lesión", puntualizan estas fuentes.
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