Energía nuclear

En su número de EL PAÍS del sábado 28, en el artículo La rebelión del clima, a la pregunta "¿estamos a tiempo de hacer algo?", se responde que "tenemos que cumplir el protocolo de Kioto", y más adelante, "tenemos que cambiar nuestro sistema de vida ahorrando luz, gasolina, utilizando energías renovables...".

Yo me pregunto si realmente somos realistas dando esas respuestas o sólo son deseos que sabemos no se pueden cumplir. Pues el problema no está sólo en concienciar del ahorro a los ciudadanos de los países occidentales; la cruda realidad es que, a pesar de las mejoras conseguidas en el rendimiento energético de electrodomésticos y automóviles, cada año se baten récords de consumo de energía eléctrica, tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo.

La conclusión es que este incremento continuo de combustibles fósiles, según parecen confirmar nuestros científicos, está teniendo graves consecuencias en el deterioro de nuestro planeta por el efecto invernadero, y más aún en un futuro próximo.

Desde mi punto de vista, es necesario sacar a la palestra la energía nuclear como solución práctica (la menos mala) a medio plazo, pues, desgraciadamente, la energía de fusión no da aún una alternativa de aplicación. Así pues, me pregunto por qué nuestros políticos, asociaciones ecologistas y medios de comunicación no tienen la valentía de plantear seriamente el tema de suministro energético basándose en nucleares. Todo desarrollo lleva un riesgo, pero creo que es absurdo que sigamos comparando las consecuencias de un Chernóbil con las condiciones y controles que se dan en los países desarrollados. Pensar en que las energías renovables es la solución a corto y medio plazo es una utopía (la previsión del Gobierno es que suponga el 11% del consumo en los próximos cinco años).

En su editorial del domingo 29 Clima revuelto vuelven a quejarse del incumplimiento del control de emisiones, quedándose sólo en el lamento, sin dar ni sugerir alternativas.

Si queremos realmente solucionar el problema del calentamiento del planeta a medio plazo y no depender energéticamente de otros, debemos actuar con planes realistas apostando para el futuro inmediato por energías

limpias (o, al menos, las menos sucias) que reduzcan drásticamente las emisiones. Corregir dice el refrán que es de sabios; confío en que aún queden algunos entre nuestros representantes políticos.