Bayrou divide a los socialistas
El PS francés busca una estrategia ante el ascenso del candidato centrista
La carrera de Ségolène Royal hacia la presidencia francesa no progresa como quisieran en el Partido Socialista francés (PS). A poco más de un mes de la primera vuelta, la constante ascensión del centrista François Bayrou y el estancamiento de la candidata socialista en los sondeos ha desatado una crisis en el seno del partido. Y lo ha hecho en los mismos términos en que el PS se desgarró frente al referéndum sobre la Constitución europea y con idéntica dicotomía que la evidenciada durante las primarias que el pasado otoño consagraron a Royal. Sus dos contrincantes, Laurent Fabius y Dominique Strauss-Khan -ausentes hasta ahora- rivalizan por redirigir la campaña hacia la izquierda o el centro, respectivamente.
Le Pen anuncia que ha logrado las 500 firmas para poder presentarse a las elecciones
Los seis institutos de opinión que cada semana ofrecen su foto fija sobre la intención de voto de los franceses coinciden en que, en estos momentos, los tres principales candidatos están en un pañuelo, en la franja del 20% al 30%. El conservador Nicolas Sarkozy encabeza todas las listas pero no consigue destacarse. Le sigue Royal, con Bayrou pisándole los talones, incluso emparejado en una de las encuestas. Un empate técnico, con la particularidad de que las tendencias señalan que Sarkozy baja; Royal se estanca y sólo Bayrou sube.
Lejos, en cuarto lugar y en torno al 13%, figura el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, que finalmente ayer anunció que ya disponía de las 500 firmas de alcaldes necesarias para ser candidato.
Más allá de la intención de voto, los institutos de opinión -omnipresentes e imprescindibles en la vida política francesa- han indagado sobre el estado de ánimo de los electores y la solidez de sus fidelidades ideológicas. Y han descubierto que el cataclismo de 2002, el susto colectivo de la presencia de Le Pen en la segunda vuelta, ha cambiado la percepción de la cosa política en la sociedad gala. Un 61% de los franceses no confía ni en la izquierda ni en la derecha para gobernar el país. Sólo un 17% confía en la izquierda y un 21% en la derecha; un 38% del cuerpo electoral, frente al 52% de hace 10 años.
Además de explicar la emergencia de Bayrou, estos sondeos señalan la extrema debilidad del voto de izquierda en su totalidad, que en estos momentos no alcanza el 35%, una cifra históricamente baja, comparable tan sólo a la de 1969 e inferior a los 37,15% de hace cinco años. La paradoja es que Royal mantiene una intención de voto en torno al 25%, casi 10 puntos más alta que los sufragios que obtuvo Lionel Jospin hace cinco años cuando cayó en la primera vuelta e incluso que el 23,5% del ex primer ministro en 1995.
La diferencia, sin embargo, es que ahora la extrema izquierda ha desaparecido. Si hace cinco años los votos de comunistas, trotskistas, verdes y altermundialistas superaron el 10%, ahora los sondeos no les dan más de un 5%. Con estos datos, Royal podría tener problemas para pasar la primera vuelta si sigue perdiendo votantes por el centro. Pero si lo consigue, sus posibilidades de ser elegida presidenta serían muy reducidas.
En esta tesitura, los dirigentes socialistas y también los barones derrotados por Royal -muy poco presentes en la campaña hasta el momento- claman por una redefinición de la campaña. Y la polémica se plantea en la misma línea de fisura que desgarra al PS desde hace décadas: un ala socialdemócrata frente a la ortodoxia gauchista. Fabius quiere más izquierdismo y DSK amaga con acercarse a Bayrou. La noche del martes se reunió el buró nacional para definir la estrategia frente al asalto centrista. "No ha habido ningún pánico particular", señaló el portavoz Julian Drey ya de madrugada.
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