Un urbanismo caótico
El primer mandato de Cándido Trabalón como alcalde de Zurgena estuvo marcado por un resurgimiento de la construcción hasta límites que escapaban a la imaginación de sus vecinos. Trabalón, de unos 40 años, casado y con tres hijos, es hijo de los dueños de un bar muy conocido en el pueblo, cerrado desde hace años. De carácter campechano y amigo de las celebraciones populares, protagonizó una etapa en la que el municipio estrenó aceras, iluminación y las fiestas alcanzaron su máximo esplendor. La otra cara de la construcción la protagonizan los residentes de esas nuevas viviendas, la mayoría británicos. Los nuevos vecinos se organizaron para protegerse de los robos en sus casas, la mayoría apartadas, porque no había suficiente guardias civiles al no estar empadronados.
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