Hernández: "Me lo he pasado como un enano"

Cuatro rejoneadores jóvenes ayer tarde en el albero. El jiennense Álvaro Montes, que abría plaza es derribado junto con su cabalgadura. La caída y posterior revolcón son espectaculares, aunque el "parte de guerra" da, afortunadamente, para poco: "Herida por asta de toro en pabellón auricular, con desgarro en la oreja derecha". Pronóstico leve. O sea, que puede volver a la batalla para rejonear su segundo.

En atención a la levedad de lo ocurrido, se puede hacer la observación, sin ser irrespetuosa, de que es la primera vez que un toro casi le corta la oreja a un torero, en este caso a caballo, aunque en el segundo es el rejoneador quien se resarce y vuelve a poner las cosas en su sitio cortándole un apéndice a su enemigo: "En Madrid ya se sabe que se sale por la enfermería o por la puerta grande. Afortunadamente, salgo por mi propio pie, aunque me duela hasta el velo del paladar. Lo importante es que la gente ha visto que Álvaro Montes ha venido a jugársela".

Moura Caetano es un rejoneador eficaz, de alta escuela. Pierde la oreja del primero por matar mal y no la gana en el segundo, a pesar de matar bien: "Es una pena ver el momento en que me encuentro y que no me hayan embestido los toros". Su primo Joao Moura expone más, aunque tiene el clásico inconveniente de los rejoneadores portugueses de marrar con el rejón de muerte: "Veía que el público estaba muy caliente y estaba feliz. Por eso me he precipitado".

A Leonardo Hernández se le priva de una legítima oreja en su primero, si se atiende a la mayoritaria petición pública que hubo para ello: "Lo importante es que he disfrutado con el toro y con el caballo. Me lo he pasado como un enano". En su segundo toro es compensado y se le concede un apéndice.