Una sola bala para dos blancos
Dos transeúntes resultan heridos por el mismo disparo en un tiroteo en Madrid
La realidad supera con frecuencia a la ficción. En este caso el suceso real podía haber sido parte de un tortuoso guión. Por enrevesado y azaroso. Con tintes de comedia negra: una pelea, una bala perdida que hiere a dos personas que simplemente pasaban por allí y un pistolero con la mandíbula partida y ya sin el arma en su poder que es reconocido por una de sus víctimas después de que ambos coincidieran en el mismo hospital para curarse de sus heridas.
Todo eso ocurrió a primera hora de la mañana de ayer, en la calle Luchana del madrileño distrito de Chamberí. O sea, en pleno centro residencial de la capital. A apenas unos metros de la parada de Metro de Bilbao, una zona de copas, un hombre de unos 30 años iniciaba una discusión con otras dos personas. En el momento de mayor acaloramiento de la trifulca, según un testigo, recibió un fuerte puñetazo que le rompió la mandíbula y le tiró al suelo.
Rabioso por haber recibido el golpe, el agredido sacó entonces un arma que llevaba guardada y disparó. Sin embargo, la bala no alcanzó su destino. No acertó a dar a sus agresores. Es ahí donde comienza una concatenación de hechos casuales que tiene sorprendida a la policía. El disparo lanzado al aire alcanzó a un viandante de 52 años que paseaba por la zona. El proyectil entró por el costado izquierdo y salió inmediatamente por la parte izquierda del abdomen en trayectoria ascendente. Pero no se detuvo ahí, décimas de segundo más tarde esa bala impactaba en el hombro de una segunda persona que caminaba por la zona.
Pero nadie vio nada. Nadie alertó a la policía. El primero de los heridos ni siquiera se percató. Oyó un disparo, pero continuó paseando casi cien metros hasta que, ya en la cercana Plaza de Olavide, sintió un fuerte escozor en el costado. Comprobó que estaba sangrando y pidió ayuda. Aún consciente fue atendido en la plaza por los médicos del Samur, que tras estabilizarle lo trasladaron en estado grave al hospital Clínico de Moncloa, donde fue operado de urgencia.
Mientras tanto, el segundo herido, convencido de que había sido alcanzado por un perdigón disparado en el transcurso de la pelea que acababa de presenciar en medio de la calle, llamó a un amigo y le pidió que le llevase al hospital. En un vehículo particular llegó también al hospital Clínico.
Para su sorpresa, nada más entrar en las urgencias del centro comprobó que sentado en la sala de espera estaba quien le había disparado. Rápidamente alertó a los trabajadores del hospital. Diez minutos más tarde, el agresor era detenido en las propias urgencias, mientras esperaba con la mandíbula rota.
Un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid confirmó que, en el momento de la detención, el hombre no llevaba encima el arma con el que efectuó el disparo. También se investiga si la identidad aportada por el arrestado es falsa.
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