La pasión de acariciar el barro
El ubetense Juan Martínez, 'Tito', obtiene el Premio Nacional de Cerámica
Dice el alfarero Juan Martínez Villacañas, conocido como Tito, que el secreto de su trabajo hay que buscarlo en que no ha traicionado las raíces de la artesanía ubetense. "He intentado ser fiel a una tradición milenaria". Ahora, después de toda una vida acariciando el barro, le ha llegado el reconocimiento que más aprecia: el Premio Nacional de Cerámica concedido por la Asociación Española de Ciudades de la Cerámica o, lo que es lo mismo, un galardón que le han dado sus compañeros de este oficio tan noble.
El jurado ha valorado de Juan Tito (Úbeda, Jaén, 1940) el trabajo museográfico llevado a cabo desde que creó la firma en 1965, y su empeño por recuperar la tradición alfarera y transmitirla a las siguientes generaciones en las figuras de su hijo Juan Pablo Martínez y de su yerno y nuera, Francisco Expósito y Elena Rodríguez, quienes ahora se encuentran al frente del taller conjugando tradición con modernidad e innovación.
El Consistorio de La Rambla (Córdoba), galardonado por su labor divulgativa
Con solo ocho años, Juan Tito ya hacía macetillas de barro. De alguna manera, heredó una tradición (su padre fue maestro de alfareros) que, en Úbeda, ha ido dejando huella en todas las culturas, desde la ibérica a la barroca, pasando por la musulmana y la renacentista. La artesanía ubetense jugó un papel de primer orden durante el Renacimiento y en épocas posteriores. En el siglo XIX y principios del XX se llegaron a contabilizar en Úbeda más de mil alfareros, pero con la llegada del plástico y otros materiales en las primeras décadas del siglo pasado el oficio de alfarero se fue diluyendo. Sin embargo, Tito se mantuvo férreo en su trabajo durante la grave crisis de los años sesenta del pasado siglo, que provocó el cierre de la mayoría de los talleres de Úbeda.
El premio reconoce también la visión de futuro de este artesano por recuperar estilos decorativos asociados al esplendor de la cerámica ubetense o los azules cobalto que decoraban la artesanía del siglo XVI. Y mucho ha tenido que ver en ello su hijo Juan Pablo, que estudió Bellas Artes y es quien ha diseñado la acertada estrategia comercial de la firma, que vende sus productos por toda la geografía nacional y en países como Estados Unidos, Japón, Alemania o Francia. "Una generación tras otra de artesanos no puede hacer siempre lo mismo, es necesario innovar y buscar nuestra propia identidad", comenta Juan Pablo.
El premio, otorgado en una gala celebrada el pasado fin de semana en Totana (Murcia), le ha sido concedido a Juan Tito tras compartir candidaturas con talleres y firmas de primer nivel como Bellón, de Totana, en Murcia; Jimeno, de Valencia; y las cantareras de Mota del Cuervo, en Cuenca. Una mención de la que ayer decía estar muy orgulloso por venir de sus propios compañeros y que incluso valora por encima del Premio Nacional de Artesanía que le concedió en su primera edición el Ministerio de Industria en 2006, entre más de 120 candidaturas. Hoy, pese a estar ya jubilado, Juan Tito sigue acudiendo a diario a su taller ubicado junto al Ayuntamiento de Úbeda, en pleno casco histórico de la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Su pasión hacia la alfarería le llevó a recopilar una colección con más de 2.000 ejemplares de la geografía española. Y entre sus trabajos más conocidos están las 300 piezas de ajuar que realizó para la película Alatriste.
Junto a Juan Tito, la Asociación española de Ciudades de la Cerámica también ha premiado en la modalidad de iniciativa a favor de la cerámica a la Asociación Valencia de Cerámica; en la modalidad de divulgación al Ayuntamiento de La Rambla (Córdoba); y en la categoría de aportación científica al investigador y estudioso Emili Sempere.
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