Bruselas baja la previsión del PIB de España de 2018 por el precio del petróleo y el sector exterior
La Comisión recorta una décima los pronósticos de crecimiento de la economía, hasta el 2,8%, tras varias revisiones encadenadas al alza
La Comisión Europea ha actualizado este jueves sus predicciones sobre el crecimiento de los países de la UE. En ellas hay nubarrones políticos: la guerra comercial emprendida por Trump, la inquietud por Italia, la falta de avances en el Brexit. Y coyunturales, como la subida del precio del petróleo. España no sale indemne: la Comisión le corrige a la baja una décima las perspectivas de alza del PIB este año, del 2,9% que calculaba en mayo al 2,8% que prevé ahora. Es la primera rectificación a la baja sobre el crecimiento económico de 2018, después de haberlo revisado al alza en varias ocasiones el año pasado y este.
Los riesgos políticos ganan cuerpo y tienen ya reflejo en las previsiones económicas de Bruselas. En medio del ruido de tambores de guerra comercial, con el populismo asentado en Italia, el Brexit en punto muerto y el petróleo repuntando, la Comisión Europea ha revisado este jueves a la baja sus expectativas de crecimiento para el conjunto de la UE, que pasan del 2,3% al 2,1% para este año, y se mantienen intactas en el 2% para el ejercicio que viene. Bruselas ha retocado a la baja el crecimiento de 19 de los 28 miembros del club comunitario, entre ellos España, que sigue sobresaliendo entre los grandes países pero pierde algo de fuelle: el avance previsto es del 2,8% en 2018 (una décima menos de lo pronosticado en mayo) y del 2,4% para 2019, sin cambios.
España ha sido la menos castigada de entre las principales economías. Para Italia y Reino Unido, la Comisión Europea espera este año un alza del PIB del 1,3% —ambas dos décimas a la baja y a la cola de la UE—; para Francia del 1,7% —tres décimas menos—; y para Alemania, del 1,9% —la peor parada con cuatro décimas menos—. El frenazo germano ya fue motivo de preocupación cuando se hicieron públicos los datos de crecimiento del primer trimestre. Entonces Berlín alegó motivos coyunturales como la huelga siderúrgica o el temporal de frío. Incluso el Bundesbank salió a espantar temores asegurando que "el boom" alemán se mantenía. De momento, el cielo sigue siendo azul en Berlín, pero los nubarrones han tomado posiciones en forma de nuevas dudas ante su dependencia del sector exportador en pleno choque proteccionista..
En el caso de España, la leve rectificación negativa viene provocada por los altos precios del petróleo y cierta debilidad en el sector exterior. Según el análisis de la Comisión Europea, son culpables de haber ralentizado ligeramente la inercia positiva de la economía, que acostumbraba en los últimos tiempos a dejar cortas las expectativas de los principales organismos internacionales. Bruselas recuerda que en el primer trimestre del año el PIB español se expandió un 0,7% respecto al año anterior, la misma tasa que en los dos precedentes. Y los indicadores apuntan hacia una tendencia similar en el segundo trimestre. "España creció un 3,1% en 2017 y continúa mostrando, hasta ahora, poca señal de desaceleración", señala el texto.
El Ejecutivo comunitario ha hecho un diagnóstico similar al del Banco de España: "la composición del crecimiento en el primer trimestre revela unas exportaciones netas y una inversión no relacionada con la construcción más débiles de lo esperado, que se ven compensadas por el fuerte consumo y la construcción de viviendas". La Comisión confía en que ambas variables continúen tirando de la economía este año. Pero en el otro lado de la balanza pesan las tensiones arancelarias, y la dependencia energética española. "El mayor ritmo de crecimiento de los precios del petróleo desde la primavera se espera que tenga un impacto negativo en la demanda en 2018 y, en menor medida, en 2019. Además, en un entorno exterior menos favorable, la contribución neta de las exportaciones al crecimiento debería resultar algo inferior", avisa.
Pese a esas dos advertencias, el recorte de la previsión de 2018 es solo de una décima, y eso, tras haberla elevado tres décimas en mayo, del 2,6% al 2,9%. En el lado de las aportaciones que van a ser más positivas de lo calculado antes, Bruselas menciona que en los Presupuestos Generales de 2018 se han incluido "medidas expansivas adicionales". No las cita específicamente, pero las cuentas incluyeron una subida de las pensiones del 1,6%, un aumento del sueldo de los funcionarios y algunos retoques fiscales. Las medidas expansivas, dice, proporcionarán un impulso al crecimiento en 2018, principalmente a través del consumo. El gasto del consumidor también debería beneficiarse de un salario real "mayor al esperado", así como de la dinámica de creación de empleo.
La foto fija de la economía europea que ha tomado Bruselas para elaborar el informe nombra entre los riesgos la incertidumbre política en algunos países —en clara referencia a Italia— y tiene en cuenta el conflicto arancelario abierto por el presidente de EE UU, Donald Trump. Pero como reconoce la Comisión, no baraja el peor de los escenarios. Si Trump continúa agitando el cóctel molotov en que ha convertido las relaciones comerciales, las consecuencias pueden ser mayores. "Una nueva escalada de medidas proteccionistas constituye un riesgo evidente de evolución a la baja", alerta el comisario de Asuntos Económicos, el francés Pierre Moscovici.
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