Menos muertes con más trabajadores: la siniestralidad cae un 13% en 2023 mientras la ocupación crece un 4%
El año pasado murieron 721 empleados, 100 menos que el año anterior y la misma cifra que en 2019, cuando había un millón menos de ocupados. Los datos españoles son peores que los europeos
721 personas murieron en su puesto de trabajo en 2023. El dato es altísimo y refleja problemas estructurales del mercado laboral español, pero va acompañado de una perspectiva positiva: los decesos han caído un 12,7% respecto al año pasado, cuando fallecieron 826 empleados. Es la mayor bajada de los últimos años, según recoge la estadística provisional del Ministerio de Trabajo, publicada este martes. La cifra tiene una lectura aún mejor si se compara el dato de ocupación ocupación. Si las muertes se mantuviesen estables a nivel proporcional, el número de fallecidos crecería tanto como el de trabajadores, pero no es el caso: el retroceso del 12,7% en las muertes se da en el mismo periodo en el que el número de trabajadores aumentó un 3,8%.
El dato del año pasado (826) fue muy negativo, el récord de la serie hasta ahora, muy impulsado por el naufragio del buque Villa de Pitanxo en febrero de 2022, que costó la vida a 21 marineros. Pero si no se tiene en cuenta la distorsión en las cifras por este accidente, la cifra mejora igualmente respecto al año pasado. También es un dato mejor que el de 2021 (742) o 2020 (755), años condicionados por la pandemia del coronavirus. Pero en 2019, sin influencia de la crisis sanitaria, se registraron las mismas muertes que en 2023, 721, cuando por entonces trabajaban un millón de personas menos. Normalmente las muertes venían creciendo junto a los aumentos de la ocupación, al contrario que en 2023.
Esta evolución descendente en los fallecimientos en el trabajo también se percibe en el índice de incidencia (cociente resultante del total de muertes, multiplicado por 100.000 y dividido entre la media anual de afiliados a la Seguridad Social). En 2023 fue del 3,06, el nivel más bajo de los últimos años, muy por debajo de 3,78 del año pasado. Este índice varía mucho en función del sector: es de 11,69 en construcción, un valor casi tan alto como el de las actividades agrarias (11,58). La siniestralidad es muy inferior en industria (4,24) y servicios (1,9).
En unas jornadas sobre salud y seguridad en el trabajo organizadas por UGT este martes, el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, ha valorado positivamente los datos, pero ha destacado que “compartimos el objetivo” de que “ninguna persona” sufra accidentes ni enfermedades en el ámbito laboral. “La dignidad del trabajo pasa, en primer lugar, por no enfermar y no morir”, ha indicado, según recoge la agencia Servimedia. Asimismo, Pérez Rey ha dicho que en un tiempo “razonablemente breve” España contará con una actualización en el marco normativo de la prevención de riesgos laborales.
El experto en Salud Laboral de CC OO, Mariano Sanz explicaba recientemente en este diario que la mejora en las cifras tiene que ver con la estabilización del empleo en los últimos años. “La reforma laboral está ayudando. El hecho de que haya menos temporalidad (ha caído del 25% previo a la reforma al 17% ahora), que el trabajador esté más tiempo en su puesto para formarse mejor, que haya menos rotación, creo que todo tiene mucho que ver en estas cifras. Siempre lo hemos dicho: la precariedad mata”, añadía el coordinador de la secretaría confederal de Salud Laboral de UGT, José de las Morenas.
“Deseamos que esta tendencia se consolide y se intensifique, pero hay elementos en el conjunto de la siniestralidad que no nos permiten ser tan optimistas. Vemos como la incidencia general de los accidentes de trabajo con baja está estancada y gracias a un efecto estadístico por los casos de covid que 2022 computaban como accidentes de trabajo y en 2023 ya no”, matizan en CC OO.
Mientras la estabilización del empleo tiende a mejorar las cifras, el envejecimiento de la fuerza laboral española arrastra en la otra dirección. Los expertos asociaban el empeoramiento de las cifras el año pasado y en otros ejercicios anteriores a este fenómeno: cuanto mayores son los empleados, más posible es que mueran en su jornada laboral. Hoy los empleados mayores de 50 años son el 34%, cuando hace dos décadas eran el 19%.
Peor que en Europa
Con todo, España no puede presumir demasiado respecto a sus vecinos europeos. La incidencia de los accidentes mortales en la Unión Europea es de 1,76 por cada 100.000 trabajadores, mientras que en España se sitúa en 1,93. Está en una posición mucho mejor que la de Letonia (4,29), Lituania (3,75), Malta (3,34) o Francia (3,32), los países con peores datos, pero queda lejísimos de los que menos siniestralidad sufren: Países Bajos (0,33), Grecia (0,58), Suiza (0,75) o Finlandia (0,75. Estas cifras de Eurostat corresponden a 2021, así que no captan la incidencia de la reforma laboral en la mortalidad del trabajo en España, pero sí tienen valor comparativo.
“En otros países europeos hay una cultura preventiva mucho mayor, de lo que adolecemos nosotros. Las sociedades más avanzadas ponen en primer plano las condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Nos queda mucho recorrido por hacer. Tenemos una buena ley de prevención de riesgos laborales, pero debemos actualizarla”, opina De las Morenas, que reclama más inspectores que controlen a las empresas. Los sindicatos de Inspección de Trabajo indican que en España hay un inspector o subinspector por cada 15.000 trabajadores, mientras que la media de la Unión Europea y lo que recomienda la Organización Internacional del Trabajo es cada 10.000.
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