Bruselas empieza este miércoles a aplicar los aranceles a los coches eléctricos chinos
La Comisión Europea y China siguen negociando una salida a las tensiones comerciales, mientras la subida a las tasas aduaneras se publica en el Diario Oficial y arrancará en la próxima medianoche
Bruselas mantiene firme el pulso con Pekín. A la Comisión Europea no le ha temblado la mano y ha acabado activando los aranceles a los coches eléctricos chinos, que estarán en vigor desde la medianoche de este miércoles, tan solo unas horas después de su publicación en el Diario Oficial de la UE. Las negociaciones continúan abiertas, pero sigue sin haber un punto de encuentro. Y ante esto, el Ejecutivo comunitario ha elevado las tasas que pagan estos vehículos al pasar por las aduanas comunitarias hasta el 35,3%, como respuesta a la recepción de subsidios masivos en toda la cadena de producción. En principio, la medida estará en vigor cinco años, aunque si se lograra un acuerdo antes podría reducirse el plazo.
Una prueba de que las conversaciones están abiertas es que el pasado viernes se mantuvo la última reunión entre el comisario de Comercio europeo, el vicepresidente de la Comisión Valdis Dombrovskis, y el ministro chino del ramo, Wang Wentao. Y fuentes comunitarias añaden, además, que las negociaciones continúan entre los técnicos de ambas partes. “La Comisión también sigue abierta a negociar compromisos de precios con exportadores individuales, como permiten las normas de la UE y de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”, añade el comunicado del Ejecutivo de la UE que anuncia la decisión.
“Acogemos con satisfacción la competencia, también en el sector de los vehículos eléctricos, pero debe estar respaldada por la equidad y la igualdad de condiciones. Al adoptar estas medidas proporcionadas y específicas tras una investigación rigurosa, estamos defendiendo unas prácticas de mercado justas y la base industrial europea. Paralelamente, seguimos abiertos a una posible solución alternativa que sea eficaz para resolver los problemas detectados y compatible con la OMC”, ha subrayado Dombrovskis.
Este paso casi estaba descontado desde que a comienzos de mes los Estados miembros dieron luz verde a la Comisión. Aquella votación no mostró un respaldo unánime, pero sí el suficiente como para que Bruselas siguiera adelante con las medidas compensatorias que planteaba tras una investigación que ha durado un año y que, siguiendo las reglas de la OMC, ha hallado evidencias de ayudas públicas a los coches eléctricos hasta el punto de distorsionar la competencia. Esas medidas se concretan en unos aranceles adicionales que van desde el 7,8% a los vehículos de Tesla hasta el 35,3% de SAIC, entre ellos el 17% de BYD y el 18,8% de Geely. Estos porcentajes se suman al 10% que se aplica como norma general.
Hasta llegar a la imposición de estos aranceles definitivos, Bruselas ha dado varios pasos: tras abrir una investigación hace un año, en julio anunció aranceles provisionales, algo más elevados que los publicados ahora, junto con toda la investigación, en el boletín oficial.
Durante este tiempo, China no se ha quedado de brazos cruzados: respondió a la UE con la apertura de varias investigaciones que, en un caso, ya han llegado a un resultado provisional: el pasado 8 de octubre, anunció aranceles provisionales al brandi importado de la UE, medida que golpea principalmente a Francia. Y sigue abierto el expediente, entre otros, que pesa sobre la carne de cerdo, que de acabar con una subida arancelaria perjudicaría a España.
Bruselas siempre ha esgrimido que estas respuestas de China no se ajustan a la normativa de la OMC, al contrario que su investigación sobre los vehículos eléctricos. Por eso, ya ha decidido recurrir ante este órgano multilateral regulador del comercio mundial la decisión de castigar al brandi con más derechos de aduanas.
Un problema que ha pesado sobre la Comisión Europea durante todo el proceso es que, aunque tiene las competencias de comercio casi en exclusiva, ha habido división entre los Estados miembros. Esto pudo verse con claridad el pasado 4 de octubre, cuando se votó la propuesta del Ejecutivo comunitario. Un grupo pequeño de países encabezados por Alemania, el socio más grande de la Unión, ha liderado la oposición a los aranceles. Frente a ellos, otro grupo más grande, liderado por Francia, los apoya, aunque no es una mayoría holgada. Y entre ambos se sitúa otro conjunto de países que no han acabado de pronunciarse con claridad y que en la votación vinculante se abstuvieron.
Entre estos últimos está España, que aunque al principio se alineó con la Comisión, cambió su postura a la abstención tras una visita al gigante asiático del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Madrid es una de las capitales que apuesta con más fuerza por mantener abierto el canal de negociación entre Bruselas y Pekín para buscar una salida pactada, aunque desde este 30 de octubre se empiecen a aplicar los aranceles.
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