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Juan José Brugera: coleccionista de arte y de oficinas

El presidente de Colonial afronta un nuevo periodo como consejero no ejecutivo tras más de medio siglo en la primera línea empresarial

Juan Jose Brugera
El presidente no ejecutivo de Colonial, Juan José Brugera, la semana pasada en Barcelona.Gianluca Battista
José Luis Aranda

Juan José Brugera (Badajoz, 75 años) suma casi cuatro décadas en la primera línea de Colonial, la histórica inmobiliaria reconvertida en socimi (sociedad cotizada de inversión inmobiliaria). Llegó en 1994 de la mano de La Caixa como consejero delegado; abrió un paréntesis en 2006, cuando Inmocaral compró la compañía y él se marchó a Mutua Madrileña; y volvió en 2008 cuando la banca acreedora le pidió que se pusiera al frente de un negocio al borde de la liquidación. Lo hizo como presidente ejecutivo, pero los tiempos han cambiado. “Yo creo que los presidentes ejecutivos son una especie en extinción”, reflexiona una mañana de junio en la sede de Colonial en Barcelona.

“La nueva tendencia de la gobernanza en el mundo cotizado lleva a que el presidente sea no ejecutivo”, desarrolla al principio de la entrevista, mencionando el cargo que él ocupa desde el mes pasado y en el que la junta de accionistas debe ratificarle en dos semanas. “Con 75 años, creo que no debía presentarme a la reelección como consejero ejecutivo”, prosigue con un tono solemne que cambia rápidamente: “A lo mejor pensaban decírmelo, pero la verdad es que el que tuvo la iniciativa fui yo”, dice divertido este ingeniero electrónico, que también cursó un máster de dirección de empresas y dio durante años clases de gestión bancaria (un sector donde trabajó durante dos décadas). Pese a la variada trayectoria, él tiene claro cuál es su profesión: “No me considero un financiero, yo creo que soy un directivo de empresa”.

¿Y es un señor del ladrillo? Colonial es una de las dos grandes socimis del Ibex 35 y posee activos (su negocio es el arrendamiento de inmuebles) valorados en casi 12.500 millones de euros, según sus últimos resultados. A diferencia de su rival Merlin, nacida en 2014, Brugera y su compañía vivieron la burbuja de principios de siglo, pero rechaza ese término tan asociado a aquellos años y que cree que se aplicaba más a los propietarios de las promotoras. “El sector en general en España no supo leer el ciclo”, se reafirma, “por eso no quiero ser un señor del ladrillo, porque creo que nosotros supimos leerlo”. Aunque también rechaza interpretaciones visionarias. “El mantra de que La Caixa tuvo mucha vista y vendió la compañía [en 2006] porque las veía venir no es cierto. Le convino el precio que se le ofreció”.

El directivo reclama que Colonial, pese a la actividad promotora, siempre tuvo como vocación principal ser propietaria de edificios. “La promoción inmobiliaria es un negocio de rotación: cojo un suelo, lo transformo, vendo y vuelvo a empezar”, explica, “mientras que el negocio property [propiedad] es de valor. Tú gestionas valor”. “Los objetivos que compartí con el primer accionista, La Caixa, era que esto fuese una compañía con un grado de seguridad muy alto en el valor de sus activos. Entonces nos dimos cuenta de que lo más seguro, lo que siempre estaba ocupado, eran las oficinas céntricas”.

Más del 90% de la cartera de Colonial son edificios de oficinas. La inmobiliaria nació en Barcelona a mediados del siglo XX y se expandió a Madrid (donde instaló su sede en 2017 en pleno procés soberanista), pero es en París donde tiene la mayor parte del negocio, consecuencia de la compra de la francesa SFL en 2004. “Hoy es el 65% de la cartera de Colonial”, saca pecho el presidente. “La idea de la internacionalización fue mía y La Caixa la compartió”, dice con orgullo, aunque recuerda que también hubo quienes no entendieron la operación: “Decían que estos negocios siempre son locales”.

Él no puede estar más en desacuerdo, incluyo hoy en día: “Dentro de la zona euro, nosotros nos vemos en más de dos mercados”, sostiene. No hay que insistirle para aclarar a qué se refiere. “Alemania es un objetivo para nosotros e iremos cuando se pueda, porque allí los precios son altos”, asegura. En la presentación de los últimos resultados trimestrales, el consejero delegado, Pere Viñolas, señaló que Colonial tiene liquidez para invertir 2.600 millones. Brugera aclara que “no están guardados para Alemania, sino para oportunidades”. “Si esas oportunidades salen en Alemania”, abunda, “tendríamos una empresa en tres mercados en los que a la corta o a la larga acabaremos estando”. ¿Se atreve a poner un plazo? “Es muy difícil”, responde, “me parecería imprudente hablar ahora de proyectos que solo están en fase de estudio”.

El impacto de la guerra

En un futuro más presente, quien ha estudiado profundamente “el mundo del Este” (posee una extensa colección de arte bizantino, que puede admirarse en parte en el Museo de Montserrat) ve llegar preocupaciones del Oriente europeo. “Esperábamos una reactivación, pero evidentemente la guerra de Ucrania, que no sabemos qué final tiene, volverá a poner a prueba toda la actividad económica”, asegura. Los efectos ya se notan. “En Bolsa lo estamos sufriendo todos; sin embargo, es curioso que el mercado [inmobiliario] funciona muy bien”, señala. “Uno de los dos se equivoca y ya se corregirá”.

En lo personal, su nuevo cometido será la dirección del consejo de la compañía, que queda con un consejero ejecutivo (Viñolas), cinco dominicales (dos de ellos del máximo accionista, el fondo soberano de Qatar con un 19%, y otros dos del segundo accionista, el grupo mexicano Finaccess, con un 15%) y cuatro independientes. Además de él, que será “otro consejero”, remarca jocoso en alusión a la nueva categoría de su cargo.

Las políticas medioambientales —Colonial inició hace años la certificación energética de todos sus edificios y Brugera considera que se trata de “una convicción que hoy es necesidad” porque lo exigen los inversores— y la incorporación de más mujeres al máximo órgano de la socimi (necesitan una consejera más para cumplir con la recomendación del 40% de la CNMV, aunque en la empresa ya “hay más mujeres que hombres”) se presentan como los retos más inmediatos.

Desde esa nueva posición espera seguir ver creciendo a Colonial. “En cinco años puede manejar alrededor de 20.000 millones en activos y estará presente en más mercados”, responde. Pero en ese mismo lustro, él, que renueva por cuatro años, se ve “seguramente fuera”. Lo dice tajante, pero no le importa extenderse en esa reflexión. “Yo digo eso porque creo que es lo que tengo que decir, el tiempo dirá”, añade, “si me permite que me lance una flor, creo que en lo que he trabajado mucho es en tener gente competente a mi lado, en no ser imprescindible para nada y tampoco me veo dentro de no sé cuántos años de imprescindible”. ¿Y se imagina retirado tras más de medio siglo en primera línea empresarial? “Si hay salud, tengo muchos entretenimientos privados que me llenan la vida”.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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