Rigor, empatía y belleza
El sentido del trabajo escolar está en la construcción de entornos agradables, sustentados en el conocimiento riguroso, la empatía, la diversidad, la sostenibilidad y la belleza
En el anterior relato “Mi abuelo ya no se acuerda de mí” pudimos apreciar el modo de construir la relación educativa en el Colegio Público de Infantil, Primaria y Secundaria Juan Pablo I de Valderrubio (Granada). Las vivencias e interrogantes del alumnado orientan el trabajo del docente, el estudio de los aprendices y la colaboración del resto de agentes de la comunidad.
Lo ponía de manifiesto el relato que nos hicieron de su experiencia educativa con el proyecto “Valderrubio, ciudad neuroactiva”. Una iniciativa del ‘Consejo de la Infancia’ del colegio (niñas y niños de 6 a 14 años) adoptada más tarde, como referencia curricular común, para todo el centro.
El proyecto tenía la meta de conocer el funcionamiento del cerebro, difundir sus hallazgos y colaborar en la prevención de las enfermedades mentales en jóvenes y mayores. Durante los dos cursos (2019/20 y 2020/21) ha tutelado los procesos básicos del aprendizaje escolar e impulsado un foco de desarrollo comunitario para la localidad de Valderrubio.
Con ocasión de la Navidad, un grupo de estudiantes de 4º curso de Primaria habían visitado el centro de día de Valderrubio. Salieron sorprendidos de la visita. Quedaron sobrecogidos por la pérdida de memoria de la que abuelas y abuelos daban muestra. Lo hablaron entre ellos y con la profe y se preguntaron qué podían hacer para ayudarles a recordar todo lo bueno que les había sucedido en su vida.
El sentido y la secuencia pedagógica del proyecto “Valderrubio, ciudad neuroactiva” se inserta en esta tradición del colegio por entender y cuestionar la realidad y por construir un entorno más acogedor y amigable.
Instaura un tipo de relaciones escolares y sociales, sustentadas en la cultura de la sostenibilidad, el respeto, la promoción de la diversidad y la búsqueda de lo bello. El medio utilizado, en este caso, fue una iniciativa curricular que, a su vez, suscitaba la mejora de las relaciones intergeneracionales en su localidad. Asumieron el compromiso de estudiar y visibilizar la situación de la salud cerebral y el desarrollo neurológico de las vecinas y los vecinos de Valderrubio. De nuevo, sentaban las bases de otro proyecto pedagógico, en la más pura tradición del ‘Juan Pablo I’.
Un lugar amigable
Nos habíamos quedado ‘enganchados’ en la descripción que, en la entrada anterior, hacía Ángeles Castro (madre de un alumno de 4º de Primaria) de su participación en clase. Estaban confeccionando un ‘Mapa de empatía’ sobre las necesidades e intereses de las personas de determinados tramos de edad (lo que ‘Dicen, Piensan, Hacen y Sienten’). Los niveles de bienestar físico, mental y emocional sobre todo aquello que disfrutaban o echaban en falta en Valderrubio.
Una de sus conclusiones más claras fue que su pueblo debía ser un lugar de encuentro intergeneracional y de cuidado del bienestar físico y mental de cada ciudadano. Algo que pudiera ‘saltar a la vista’ al observar la convivencia más cotidiana en los espacios comunes. Había que fomentarlos y transformarlos en auténticos lugares de relación y creación. Como nos comenta Enedina Escobar (maestra tutora de 3º de primaria), utilizando expresiones de sus estudiantes... “que Valderrubio fuese un pueblo más amigable”.
¿Más amigable? Y esto ¿cómo se hace?... la propia Enedina, nos explica cómo lo abordaban en clase...
“Después de haber investigado la situación con la elaboración del correspondiente ‘Mapa de empatía’, averiguamos que para mejorar nuestra salud teníamos que cuidar nuestro cuerpo, nuestra cabeza y nuestro corazón. Una de las mejoras formas para conseguirlo era contar con una red fuerte de personas que te respeten, te valoren y cuiden de ti.
Nos dimos cuenta de que no todo el mundo tenía esa suerte, ni la posibilidad de poder tejer esa red social que les arrope. Comprobamos que las personas mayores, especialmente las mujeres, son las que se encuentran más solas y desprotegidas. Y que los adolescentes y las personas mayores son los que menos se relacionan entre ellos.”
"Desde hace años el lugar de los amigos es la escuela, cosa que es una equivocación grave, porque el lugar de los amigos tiene que ser la calle."
(Francesco Tonucci)
Fue entonces cuando surgió la pregunta: ¿Es Valderrubio un lugar amigable? Para poderla responder empezaron por trabajar el significado de la expresión: ‘lugar amigable’.
Querían definir los requisitos que, en primera instancia, a modo de decálogo, debían cumplir los espacios comunes de convivencia. Algunos de los aspectos que se discutían estaban relacionados con: La amplitud de los espacios, pocas paredes y abundantes zonas verdes, la rentabilización de la luz natural, lugares que propicien la conversación, donde sea fácil moverse libremente, que niños, niñas y adolescentes puedan gozar del juego y de la compañía de los otros, un espacio propicio para el encuentro entre personas de todas las edades, donde poder llevar mascotas...
Se estaban acercando y mucho a esa idea de Francesco Tonucci, acuñada en el proyecto de “La Città Dei Bambini” (La ciudad de los niños). Una ciudad de todas y de todos, para todas y para todos.
Centraron su estudio de ‘espacio amigable’ en algunos lugares del pueblo, que eligieron para valorar si, según su ‘decálogo’, merecían este nombre. Evaluaron edificios como el Ayuntamiento, el colegio, la iglesia... También zonas abiertas, parques y plazas. Según sus primeras conclusiones provisionales, pocos eran los espacios que cumplían con el decálogo. Se dieron cuenta de que tenían mucha tarea por delante.
Dieron formato a los resultados del estudio. Confeccionaron y difundieron un “informe de amigabilidad”. A partir de él, crearon un prototipo de edificio amigable. Una estructura y un espacio acogedores y habitables que reportara bienestar a cualquier persona de Valderrubio, de cualquier edad. Un magnífico ejercicio de empatía.
“Lo mejor de esta experiencia ha sido que cada uno de los que hemos participado hemos cambiado nuestra forma de mirar el entorno, nuestro pueblo... queremos mejorarlo y que sea de todos y para todos”. Comenta la maestra Enedina Escobar.
Hemos visto un ejemplo de cómo proceder con una metodología investigativa de aprendizaje, ahora necesitamos ver el bosque completo, el camino compartido en el que los profesionales del ‘Juan Pablo I’ sustentan ese modo colaborativo, más horizontal, de construir la relación educativa.
Un modo de estudiar y aprender investigando
Para abordar el estudio de un determinado aspecto de la realidad de interés para los estudiantes, el colegio pone en marcha un proceso indagatorio que requiere un trabajo riguroso. El procedimiento se organiza en fases de acuerdo con la secuencia del método científico, en este caso, adaptado al ambiente escolar.
Las fases serían tres: 1.- Explorar desde la empatía, 2.- Crear desde el respeto, el apoyo a la diversidad y el compromiso con la sostenibilidad y 3.- Ofrecer y difundir para mejorar las condiciones de vida de su entorno.
Acogiéndonos a las siglas de las fases, queda acuñado el nombre de la denominada metodología ECO. Como secuencia de estudio, análisis y transformación de la realidad se inspira en el concepto de Design Thinking (Pensamiento de Diseño) que pretende fomentar la creación y la innovación, mediante la identificación rigurosa de problemas y el diseño de soluciones centradas en las personas.
En el proyecto de “Valderrubio, ciudad neuroactiva” se comienza por estudiar en la localidad, la relevancia de problema objeto de estudio. Específicamente la invisibilidad de la salud cerebral y emocional en todas las edades. En un segundo momento, plantean acercarse al conocimiento disponible sobre el significado del problema. Buscan, para ello, la colaboración de profesionales e instituciones expertas (Centro de Neurorrehabilitación Sinergia de la Red de la Sociedad Cooperativa AISSE, Departamento de Neurología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves, Centro de Día Clara Campoamor, Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada, entre otros).
También el profesorado actúa en consecuencia y se forma en el contenido del problema. Las dos profesoras coordinadoras del proyecto (Esther Diánez y Enedina Escobar) realizaron un curso en Neuropsicología Cognitiva, organizado por el Grupo ineuro a lo largo de ocho meses. Además, hubo sesiones de formación dirigidas a toda la comunidad escolar, a cargo de la Red AISSE.
“Si nuestros chicos y chicas están formados con rigor, y conocen los hábitos que benefician a su cerebro, podrán ser activos en su cuidado y promocionar estos hábitos en su entorno.” (Blog del proyecto “Valderrubio, ciudad neuroactiva”, Conocer para actuar y cuidar)
Una vez definido el problema, se comienza a enunciar y diseñar soluciones, y a testearlas con la ayuda de los profesionales expertos. Finalmente ofrecen y difunden los logros alcanzados y el procedimiento utilizado en el estudio e implantación de las medidas desarrolladas. Pretenden que el trabajo pueda servir de referencia a otras comunidades escolares, que de alguna manera sea replicable. Ofrecen a la sociedad un ‘prototipo’ de resolución de un problema. Un ejemplo es la descripción detallada que hacemos en este espacio del Blog de “Escuelas en red”.
Atendiendo a la metodología descrita y la naturaleza de las actuaciones facilitamos algunas notas explicativas de cada una de las referidas fases del proyecto. Una secuencia que se despliega, con ajustes diversos, en todos los niveles educativos del colegio. Recordemos que estamos describiendo uno de los proyectos pedagógicos, considerados de referencia para todo el centro educativo.
Fase 1. Explorar desde la empatía
Como cualquier proyecto que se inicia, se recurre a una situación próxima, con la que sea fácil identificarse y que actúa de desencadenante. En el post anterior ya describimos una de estas situaciones: Rubén, alumno de tercer curso sufrió un traumatismo importante al caerse de su litera, lo que despertó en él y en sus compañeros de tercero y cuarto una serie de interrogantes y mucho deseo por aprender sobre la salud neurológica, cerebral y el deterioro cognitivo.
Con esta motivación, logrado el acuerdo en el ‘Consejo de Infancia’ del Colegio (niñas y niños de 6 a 14 años, que dialogan sobre las inquietudes recogidas en sus respectivas clases) y tras su presentación al equipo directivo, el centro en su globalidad asume el compromiso de estudiar y visibilizar la situación de la salud cerebral y el desarrollo neurológico de las vecinas y vecinos de Valderrubio. Se establecen las bases de otro nuevo proyecto pedagógico, en la más pura tradición del ‘Juan Pablo I’.
En esta fase inicial se comienzan a debatir y apuntar posibles soluciones, fundamentadas siempre en el conocimiento disponible (gracias a una red de alianzas creada con instituciones y profesionales expertos en el contenido del problema) y viables. Iniciativas pegadas a la realidad precedidas de salidas al entorno, visitas a centros especializados, audición de conferencias, encuentros intergeneracionales, etc.
“Esta semana hemos empezado a trabajar con todos los sectores de la población de la localidad de Valderrubio para familiarizarnos con los hábitos de vida de cada grupo de edad. De este modo podremos identificar los hábitos que no ayudan a la salud de nuestro cerebro. Una vez conocidos nos hemos metido de lleno en la búsqueda de soluciones adaptadas a toda la población.
Para llevar a cabo esta exploración de necesidades hemos puesto en marcha el “Pensamiento de Diseño” implicando en nuestros grupos a niños, adolescentes y adultos. Nos hemos especializado en diferentes grupos de edad y nos hemos puesto en su piel, a partir de la realización de un mapa de empatía: ¿Cómo piensa? ¿Qué dice? ¿Qué hace? ¿Qué siente? han sido las preguntas clave para identificar diferentes estilos de vida en nuestra localidad.” (‘Design thinking’ intergeneracional en busca de soluciones. Blog del proyecto “Valderrubio, ciudad neuroactiva”)
Fase 2. Crear desde el respeto, el apoyo a la diversidad y el compromiso con la sostenibilidad
Las soluciones halladas se van singularizando en cada ciclo didáctico. En cada clase, se realiza la correspondiente planificación. Se marca la meta concreta, se prevén tiempos para el diálogo sobre conocimientos previos en torno a las acciones que se piensan acometer: ¿Qué sabemos? ¿Cuáles son los intereses e inquietudes del grupo? ¿Qué queremos saber?, ¿Qué recursos necesitamos? A continuación, se enuncia la secuencia de tareas curriculares que ayuden a conseguir la meta definida. Es decir ¿Cómo lo hacemos?
Esta secuencia, es la hoja de ruta de estudio y trabajo docente, de aprendizaje escolar y de desarrollo personal. La consideran una herramienta imprescindible en todo proyecto. Una ruta, sometida a continua revisión. Lo habitual en todo proyecto pedagógico es que crece y se transforma conforme avanza, pero sin perder su propósito. Por esta razón el mapa de planificación se sitúa siempre en un lugar visible del aula y estará presente durante todo el proyecto.
En los distintos ciclos didácticos, las tareas que se formulan se organizan alrededor de estos tres ejes:
1.- Actuaciones encaminadas a informar a la población del papel tan importante que la neurociencia juega en las vidas de todos y todas, que se materializarán a través de la elaboración de píldoras informativas de concienciación y recreación.
Las píldoras informativas y, como se las conocen en Valderrubio, las “neuropíldoras” no son simples carteles. Son textos con consejos y actividades que favorecen el neurodesarrollo de las personas, que pueden leer y comentar mientras esperan en el centro de salud o realizan otras tareas...
2.- Acciones enfocadas a convertir Valderrubio en una “Ciudad Maker’ (espacio colaborativo de resolución creativa de problemas), dirigidas a transformar los espacios de la localidad (parques, jardines, etc.) en lugares de relación y creación. Toda la población participa del conocimiento de la neurociencia y actúa en consecuencia. Los lugares dejan de ser espacios contemplativos y pasan a transformarse en entornos de creación.
Espacios abiertos en la localidad y talleres para favorecer la creatividad, con paredes sobre las que se puede crear arte efímero, rincones con materiales para inventar, producir bienes innovadores… (Re)diseño de espacios que permitan el movimiento y favorezcan las funciones cognitivas: circuitos de equilibrio, espacios para la exploración y la manipulación, etc.
3.- Medidas destinadas a favorecer que la población consiga modificar y establecer rutinas alternativas que redunden en el beneficio de su salud.
Creación de más de recorrido, con información de la duración en tiempo (‘metro-minutos’) y de la app ‘Rutas de Vida’, que favorecen la orientación y la movilidad de la ciudadanía de la mano de historias vitales que nos han regalado nuestros ciudadanos más ilustres: los ancianos y ancianas.
Si lo diverso es un valor ¿Cómo se respeta y apoya esa diversidad dentro de cada aula? Los formatos de trabajo en colaboración son diversos, siempre en agrupaciones heterogéneas (estudiantes de varios niveles, distinto rendimiento, familiares, expertos...) y con pluralidad de tareas y propósitos.
El trabajo individual, los equipos mixtos “arcoíris” (familiares, estudiantes, profesionales...), equipos de expertos, grupos de aula, Inter-ciclos, inter-etapas... son modalidades de trabajo habituales en los proyectos del Juan Pablo I. La utilización de variados formatos de trabajo escolar se considera fundamental. Permite establecer lazos emocionales entre iguales que de otra forma serían difíciles. Construir aprendizajes en colaboración claramente favorece el acercamiento desde una mirada horizontal y cercana. Cualificar la docencia mediante el trabajo conjunto, compartiendo avances permite fijar propósitos comunes. De esta manera, el diálogo y la creatividad compartida se ponen al servicio del alumnado y del propio andamiaje profesional.
Fase 3. Ofrecer y difundir para mejorar las condiciones de vida de su entorno
Es momento de comprobar la efectividad del proyecto, su desarrollo y logros. Las actuaciones se evalúan. Los distintos agentes implicados informan y apuntan mejoras. Esta información será la base con la que elaborar un depurado ‘Decálogo neuroactivo’.
La formulación final es el recurso que reunirá los aspectos básicos y recomendaciones que permitan el uso por otros agentes sociales del trabajo llevado a cabo. Cumpliendo así con el objetivo de la metodología ECO de ofrecer resultados y conclusiones a otras localidades que quieran mejorar la salud mental de sus vecinos y vecinas convirtiéndose en ciudades neuroactivas.
Es el momento de “hacernos eco” del trabajo realizado. Los proyectos del ‘Juan Pablo I’ pretenden hacer de la difusión un servicio y un compromiso.
Cualquier proyecto que se aborda en el colegio Juan Pablo I se enmarca en uno de los tres pilares que lo define como “Escuela Changemaker”: crear un mundo más sostenible (en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible); crear un mundo más cultural y diverso (en consonancia con los textos de la UNESCO); y crear un mundo más bello (de la mano de la creatividad colectiva).
Empatía y belleza
Este último pilar arropa una de las experiencias que se lleva ‘con el corazón’, gracias al proyecto de ‘Ciudad Neuroactiva’. Se denomina ‘Lienzos’ y nos adentramos en ella de la mano de Alberto López, maestro de Educación Plástica y Visual y director del colegio.
‘LIENZOS’
Alberto López (director del Colegio Juan Pablo I)
“Quizá, una de las actividades más sencillas y al mismo tiempo más emocionantes que hemos desarrollado dentro de este proyecto, fue la de unir a varias generaciones a través de las artes como vehículo de conexión compartida, y que confluyó en la reflexión conjunta sobre memorias, recuerdos y vivencias.
Cara a cara, un abuelo y una nieta se enfrentaban a sus recuerdos y a sus emociones más íntimas a través de la música y la pintura. Ambos habían elegido una canción que fuera importante para sí mismos. Por turnos, al son de los acordes propios y los del otro, debían pintar libres, dejando a la creatividad la tarea de trazar sobre blanco los acordes escuchados.
Primero fue la canción elegida por un abuelo de setenta años, después, el hit preferido de una preadolescente… y la magia surgió: trazos familiares en lienzos enfrentados, a ciegas, simultáneos, ante un público silencioso y atónito que asiste a un espectáculo intergeneracional.
Al compás de aquellas notas, Juan trazaba siluetas, formas y colores, que nacían de la parte más profunda de su cerebro, aquella que solo la percepción de estímulos artísticos es capaz de activar. A la vez que las notas entraban, se encendían conexiones neuronales que evocaban tiempos pasados gobernados por la emoción y que se traducían en expresiones coloristas en la punta de un pincel.
Al final todos y todas escuchamos cómo las personas rebelaban y comentaban partes de sus vidas desconocidas para los demás. Mucho tiempo compartido, pero no siempre lleno de conocimiento o entrega. Esa fue una de las conclusiones a las que llegaron los protagonistas de esta experiencia. La calidad del tiempo que pasamos con otras personas no siempre es la que se merece y si profundizamos un poco, encontraremos boleros llenos de memoria y hits que nos acercan a las nuevas generaciones que crecen en nuestras casas.
Dentro de nuestro proyecto, poder explicar cómo funcionan los estímulos a nivel de percepción (observación, selección, reflexión y análisis) y de expresión (exploración, experimentación, reflexión y creación), supone conocer y ser conscientes de un conglomerado de procesos cognitivos que tienen como fin último la comprensión de la realidad que nos rodea y cómo podemos intervenir en ella mediante el uso de distintos lenguajes a los que el ser humano tiene acceso.”
Aún quedan retos preciosos por emprender dentro de esta aventura: crear el documento que ofrezca a más localidades referencias para replicar el proyecto, realizar talleres de arquitectura para que la infancia y la juventud puedan rediseñar los espacios dirigidos a ellos y ellas… Ciertamente aún queda mucho por contar, mucho por vivir, pero, de la mano de esta escuela, está claro que la mejor manera de hacerlo es meter en la mochila rigor, empatía y belleza.
El colegio Juan Pablo I ha sido incorporado, en octubre de 2020, por la fundación Ashoka, a la red mundial de "Escuelas Changemaker", que lo considera... “Una escuela donde los niños deciden qué aprender y cómo mejorar su pueblo. Fomentan el pensamiento crítico, trabajan en profundidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible.”
Asimismo, la Comisión Europea ha concedido al proyecto ‘Valderrubio, ciudad neuroactiva’ el tercer Premio de la Salud de la UE 2020 en la categoría ‘escuelas y jardines infantiles’. El galardón, dotado con 20.000 euros, premia iniciativas que contribuyen a promover un estilo de vida saludable en niños y niñas, de entre 6 y 8, de la Unión Europea.
Versión para profesionales en ResearchGate (Descargar en pdf).
Accede al repositorio de experiencias de “Escuelas en red".
Nuestro agradecimiento a la comunidad educativa del Colegio Juan Pablo I de Valderrubio por su apoyo a este tipo de experiencias innovadoras y, de manera especial, a los estudiantes por su colaboración y dedicación al propósito de mejorar las condiciones de vida, los hábitos de salud y el bienestar de las vecinas y vecinos de Valderrubio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.