“¿Que la Guardia Civil actuó? No lo descarto”
El ex ‘número dos’ de Fernández Díaz insinuó al juez que el instituto armado también hizo seguimientos a Bárcenas
Francisco Martínez, ex número dos de Jorge Fernández Díaz en el Ministerio del Interior como secretario de Estado de Seguridad, afirmó el pasado 29 de octubre, durante su declaración como imputado en el caso Kitchen, que no descartaba “en absoluto” que en 2013, cuando se produjo el presunto espionaje sin control judicial al extesorero del PP Luis Bárcenas, “hubiera otros cuerpos policiales recabando información” o intentándolo. En su testimonio ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, Martínez llega a citar a la Guardia Civil y a la Unidad Central Operativa (UCO), encargada de la lucha contra la delincuencia organizada y la corrupción, según coinciden en señalar varias fuentes jurídicas a EL PAÍS.
La insinuación sobre la supuesta actuación de agentes del instituto armado en seguimientos a Bárcenas se produjo casi al final de la declaración, de cerca de tres horas. Era el turno de preguntas de su abogado defensor —Martínez solo respondió a él y al juez— y este le planteó si le constaba si la Guardia Civil estaba investigando en 2013 “el patrimonio o posibles testaferros” de Bárcenas. Durante toda la declaración, el ex número dos de Interior había insistido en que él no dio ninguna instrucción sobre esas pesquisas y que buena parte de la información que le había llegado sobre las mismas había sido a través de lo que leía en la prensa. De hecho, a preguntas del juez había destacado una información del diario Abc que reveló, en 2014, que una operación contra la Camorra, la mafia napolitana, había destapado el supuesto interés del exsenador por hacer negocios con un capo italiano.
“A mí me consta, desde luego, que sobre la supuesta vinculación con el crimen organizado estaba la UCO, estaba la Guardia Civil. ¿Que la Guardia Civil pudiese también haber acudido a este señor [Sergio Ríos, el chófer de Bárcenas] como informador? No lo descarto en absoluto”.
Martínez, que dio muestras de haber analizado en profundidad el contenido del sumario para preparar su declaración, añadió que el propio Ríos había manifestado al juez que se sintió seguido en algunos momentos. Y recordó que el entonces jefe de la Unidad de Asuntos Internos, el comisario Marcelino Martín-Blas, también imputado en la causa, había asegurado en su declaración que envió a agentes de su grupo para comprobar la presencia en las cercanías de la casa del extesorero de un automóvil sospechoso. “Resulta ser un vehículo con la matrícula reservada [utilizadas para coches camuflados de las Fuerzas de Seguridad y el servicio secreto] que no era de la Policía. Por lo tanto, sí me parece lógico que hubiera otros cuerpos policiales recabando información a través de este confidente o de otros”, apuntó. [Martín-Blas ha asegurado a este periódico que jamás realizó la declaración que le atribuye Martínez y que así lo manifestará ante el juez García-Castellón el próximo día 24].
Los policías
Durante su declaración, Martínez se esforzó en minimizar el conocimiento que él tuvo del espionaje a Bárcenas, sobre el que insistió en que nunca impartió órdenes, pese a lo declarado por otro imputado, el comisario Enrique García Castaño. No obstante, admitió tener una estrecha relación con cuatro de los policías implicados en los hechos: el propio García Castaño y los también comisarios Eugenio Pino —entonces máximo responsable operativo de la Policía—, José Manuel Villarejo y Andrés Gómez Gordo. De todos ello aseguró haber recibido información superficial del avance de las pesquisas sobre Bárcenas que, en algún caso llega a tildar de “chascarrillos”. “Sabía lo que sabía: muy pocas cosas y ninguna de entidad”, afirmó, a pesar de admitir que habló de modo habitual con el comisario Pino sobre estas pesquisas durante todo 2013 y parte del año siguiente.
De García Castaño —que ha declarado que recibió órdenes directas de Martínez para conseguir la documentación comprometedora para el PP que entonces aún pudiera tener Bárcenas— dijo que “todos los días” le llamaba para informarle “de veinte cosas por su propia iniciativa”, pero era información similar a la que le transmitía por parte del comisario Pino: “El señor García Castaño manejaba la información a su conveniencia. Contaba lo que le interesaba contar y lo que no, no lo contaba”. De Villarejo dijo que en alguna ocasión le contó “cosas […] de carácter absolutamente irrelevante” sobre la investigación a Bárcenas. Y puso como ejemplo que le informó de que Rosalía Iglesias, esposa del extesorero, estaba “enfadada” porque le trataban mal.
“El ministro tenía sus propias fuentes”
Francisco Martínez detalló al juez cómo se enteró de la existencia de un confidente en el entorno de Bárcenas a través de Jorge Fernández Díaz, que el 13 de julio de 2013 le telefoneó para que recabara más datos. Según detalló, el ministro sabía que ese informador se llamaba Sergio Ríos y que era el chófer del extesorero. “Me pide que le confirme”, señaló. El juez le preguntó quién pudo facilitar esos datos a Fernández Díaz. “No lo sé. Presumo que del ministerio”, señaló a la vez que afirmaba que nunca intentó saberlo: “Al ministro no le hacía preguntas”. En otro momento, el ex secretario de Estado aseguró que “el ministro tenía y, además, hacía gala de ello sus propias fuentes de información. No toda la información que le llega al ministro es a través de mí”. Al ser interrogado por su decisión de llevar a un notario los mensajes de móvil que incriminan a Fernández Díaz, Martínez aseguró que lo hizo porque las declaraciones de este desmarcándose del escándalo daban a entender que él era quien podía haber “cometido ilegalidades”. “Me esperaba otro comportamiento respecto a mi persona. Hubiera sido tan fácil como respaldar la legalidad [del espionaje a Bárcenas]”, añadió
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