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La reunión en Bélgica de Junqueras y Puigdemont abordó estrategias conjuntas pero sin lista única

El encuentro, celebrado el domingo, buscó mitigar la mala relación que hay entre ambos y explorar una táctica que de beneficios electorales a Junts y a ERC

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont
Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, en el momento de su anterior reencuentro en Waterloo, en julio de 2021.Europa Press
Marc Rovira

La reunión que mantuvieron el domingo en Waterloo (Bélgica) Carles Puigdemont y Oriol Junqueras sirvió para explorar la posibilidad de adoptar estrategias conjuntas que puedan beneficiar electoralmente a Junts per Catalunya y a Esquerra Republicana, pero sin entrar a abordar la posibilidad de concurrir a las elecciones en una lista única. El encuentro discurrió en ambiente “afable”, “cordial” y de “buen tono”, según manifiestan fuentes de ambos partidos conocedoras de la reunión. La cita marca un cambio de dinámica y templa el frío trato que se dedican Puigdemont y Junqueras. Hace tres años que no se dejan ver en público juntos.

La relación entre Junts y Esquerra se ha tejido a base de mantener miradas divergentes, a menudo confrontadas, sobre casi todo. Sin embargo, hay coincidencia en ambos bandos cuando se trata de definir qué tipo de conexión mantienen Puigdemont y Junqueras: mala. No hay sintonía entre los dos líderes independentistas, pese a que compartieron gobierno en 2017, cuando Junqueras fue el vicepresidente del Govern de Puigdemont, y ambos colaboraron en el diseño del referéndum del 1 de octubre, que fue declarado ilegal. La reunión que mantuvieron este domingo en el domicilio de Puigdemont en Waterloo se enmarca en un intento por restañar la brecha que hay entre ambos y que, de paso, ha envenenado las relaciones entre Junts y ERC. “No se tiraron nada a la cabeza y, viniendo de donde venimos, eso ya es mucho”, manifiesta una persona cercana al mando de Junts. “Junqueras hace meses que quería verse con Puigdemont para hablar y rehacer una relación muy rota”, indican desde el círculo de su confianza. La misma fuente señala que “hablaron sobre varios temas, en tono afable”.

Tanto ERC como Junts constatan que están en un mal momento electoral. Las elecciones del 12 de mayo revelaron que el independentismo ha perdido 800.000 votos en siete años; desde el apogeo del procés hasta ahora los apoyos se han desplomado. La intención, lo mismo en Junts que en ERC, es taponar la hemorragia y coincide en que una primera medida pasa por dejar de pegarse zarpazos mutuamente. La pelea se ha visto incluso en asuntos que aportaban un beneficio compartido, como es el caso de la ley de amnistía. La cita de Waterloo se convocó para tratar de mitigar las hostilidades.

Junqueras dimitió de su cargo de presidente de ERC el mes pasado, pero tiene voluntad de recuperar sus responsabilidades si la militancia lo avala en el congreso que el partido ha convocado para el mes de noviembre. Su plan pasa por intensificar su agenda de contactos hasta entonces y, en ese periplo, Waterloo estaba señalado. “Si quiere volver a la política es normal que tenga interés en verse con Puigdemont”, explican desde el entorno del expresidente catalán. En este caso, el interés pudo ser mútuo, porque Puigdemont también aspira a que ERC lo ayude a bloquear una investidura de Salvador Illa.

Tan pronto como se conoció el escrutinio de las elecciones del 12 de mayo, y Junts certificó que quedaba en segundo lugar, a siete escaños del PSC y sin posibilidad de articular una mayoría independentista en el Parlament, Puigdemont manifestó su voluntad de unir al independentismo bajo un mismo paraguas, sostenido por él mismo. Dijo que es hora de que las fuerzas independentistas se sienten a hablar para “rehacer puentes” e invitó a reflexionar sobre el efecto que tiene no llevar “una estrategia compartida”. Esquerra no tardó en percibir que Puigdemont lanzaba un anzuelo para trabajar una lista única, pensando en un bloqueo de la investidura de Illa y una posible repetición electoral. La posibilidad de concurrir con Junts a unas elecciones es una idea que causa rechazo entre las filas de ERC, donde aún se recuerda con desagrado el experimento de Junts pel Sí en 2015 (una mezcla de Convergència, ERC y figuras de la órbita independentista). Además, se señala que en 2022 Junts abandonó voluntariamente la coalición de Govern que mantenía con ERC.

Desde ambos bandos se sostiene que los recelos no se pulen de la noche a la mañana y que para levantar la bandera blanca hace falta algo más que una charla. El digital El Nacional ha concretado que la entrevista entre Puigdemont y Junqueras se alargó por espacio de cinco horas. En 2021, en el anterior encuentro entre ambos en Waterloo, compartieron mesa y mantel y se dijo que el expresident, de familia pastelera, preparó personalmente el postre. Han tardado tres años en volverse a ver.

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