Prisión provisional y sin fianza para los dos detenidos por el robo de vino en el restaurante Atrio
Priscila Lara Guevara y Constantín Gabriel Dumitru han sido imputados de un delito de robo con fuerza en el establecimiento del chef Toño Pérez, donde sustrajeron un botín de 45 botellas valoradas en 1.648.500 euros
La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Cáceres ha decretado este jueves 4 de agosto prisión provisional comunicada y sin fianza para los dos presuntos autores del robo de 45 botellas de vino en el hotel-restaurante Atrio, dirigido por el chef Toño Pérez y su pareja, José Polo, que se produjo el 27 de octubre de 2021.
Tras comparecer durante una hora, aproximadamente, y en la que ambos detenidos se han acogido a su derecho de no declarar, la juez de guardia ha decretado dicha medida al entender la gravedad de las penas que pudieran imponerse de ser declarados culpables, al elevado riesgo de fuga y a la reiteración delictiva de uno de ellos. Nueve meses después de que ocurrieran los hechos, la Policía Nacional detenía en Croacia el pasado mes de julio a los autores del robo: Priscila Lara Guevara, mexicana de 28 años, y Constantín Gabriel Dumitru, de doble nacionalidad rumana y holandesa, de 47 años.
Por su parte, la letrada de los presuntos autores del robo, Sylvia Córdoba, ha anunciado en declaraciones a la agencia EFE que recurrirá la medida impuesta al considerar que es “desproporcionada”, pues sostiene que no hay riesgo de fuga y el delito del que se les acusa es de “un robo con fuerza”.
Los presuntos autores del robo contaban con “una gran profesionalidad, especialización y perfecta planificación del robo”, según contaba la nota de prensa de la policía en el momento de su detención. Según fuentes de la investigación, Priscila Lara Guevara llamó un día antes de cometer el robo y reservó una habitación a nombre de Mirka Golubic, el mismo con el que se registraría en el restaurante Atrio el 27 de octubre de 2021, la noche de los hechos. La joven, Miss Earth Estado de México, utilizó una carta de identidad suiza falsa. Pero esa noche no fue la única ocasión en la que, según las mismas fuentes, visitaron el establecimiento: tanto ella como el otro detenido comieron y cenaron hasta en tres ocasiones en un mismo año antes de cometer el delito.
La noche del robo y después de cenar, la pareja que “hablaba inglés”, según recordaba a EL PAÍS el pasado otoño José Polo, siguió la tradición de Atrio, que invita a sus clientes a visitar su histórica bodega. Al finalizar, Guevara y Dumitru subieron a la habitación, pese a que él nunca se registró en el hotel, según la investigación. Pasada la una de la madrugada, cuando ya solo quedaba un recepcionista, la miss mexicana llamó diciendo que tenía hambre y, pese a estar la cocina cerrada, el telefonista de la recepción accedió a prepararle una ensalada. Los investigadores creen que, mientras ella entretenía al mozo pidiéndole hasta “algo de postre”, el otro detenido bajó con tres mochilas vacías a la bodega, ubicada en el sótano, y metió en sus bolsas 45 botellas de vino.
La pareja abandonó España poco después del robo y, según la Policía, “su alta movilidad e itinerancia ha impedido conocer su paradero exacto hasta que, finalmente, fueron localizados entrando en Croacia desde Montenegro por el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina”. “La verdad es que nunca pensé que les pudieran atrapar, no eran españoles, y estaba todo tan bien hecho que nunca pensé que pudieran cogerlos. Ha sido un trabajo muy bien hecho”, explicaba a EL PAÍS José Polo, sumiller y copropietrario de Atrio, tras conocer el arresto.
El botín valorado en 1.648.500 euros, del que no se sabe su paradero y por lo que aún no se ha podido recuperar, está compuesto por “45 joyas” de las más de 40.000 botellas que se almacenan en el sótano del dos estrellas Michelin. Entre las botellas robadas, una única: un Chateau d’Yquem de 1806 que en la carta tenía un precio de 150.000 euros, pero cuyo valor, aseguraba Polo a EL PAÍS es “incalculable”. De entre las otras 44 hay seis que datan del siglo XIX. “Esas botellas son parte de mi historia personal, de la historia de Atrio, pero también de Cáceres, de sus ciudadanos, de todos los amantes del mundo del vino”, diría a los pocos días del robo el cocinero Toño Pérez.
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