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Una década de Podemos: del asalto a los cielos a la supervivencia

El partido que revolucionó la política española lucha por definir un espacio propio y por no acabar como Ciudadanos

Podemos
El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, durante su participación en un mitin en Badalona en 2015.TONI ALBIR (EFE)
Natalia Junquera

Es 17 de enero de 2014. Teatro del Barrio de Lavapiés (Madrid). Un profesor de la facultad de Políticas de la Universidad Complutense con un programa de televisión, La tuerka, en canales minoritarios, presenta una nueva marca política: Podemos. Tiene 35 años, con 14 se había unido a las Juventudes Comunistas y se llama Pablo Iglesias por el fundador del PSOE. El teatro está lleno, mucha gente se ha quedado fuera. Iglesias pide 50.000 firmas para presentarse a las elecciones europeas de mayo. Las reúne en un día y apenas cinco meses después, el partido da la campanada: cinco europarlamentarios, 1,2 millones de votos. En julio, el CIS sitúa a Podemos segundo en intención directa de voto por detrás de los populares. Es la primera vez que una formación que no es ni el PSOE ni el PP ocupa esa posición, como recuerda el sociólogo José Pablo Ferrándiz en La década del gran cambio (Biblioteca Nueva). En las elecciones generales de 2015, obtienen el apoyo de cinco millones de personas y 69 escaños. Hoy, su tarea es resistir. Con apenas cinco diputados, han roto con la coalición Sumar, que agrupa a sus antiguos socios, para irse al Grupo Mixto en el Congreso. EL PAÍS analiza con expertos y fundadores de Podemos la evolución de su ideología, estrategia y espacio electoral a lo largo de 10 años que revolucionaron el fondo y, sobre todo, la forma de hacer política.

El 15-M. Crisis de representación y politización ciudadana

La tesis doctoral de Iglesias (2008), Multitud y acción colectiva postnacional: un estudio comparado de los desobedientes: de Italia a Madrid (2000-2005), arranca con una cita del libro de Antonio Negri Goodbye Mr. Socialism (adiós, señor socialismo). El trabajo, de 576 páginas, analiza el poder de las movilizaciones ciudadanas “antisistémicas” para “abrir un escenario político global no institucional”. Tres años después, en mayo de 2011, miles de personas toman la plaza de Sol. En la acampada del desencanto se corean muchos lemas que se resumen en uno: “No nos representan”. En enero de 2014, en el Teatro del Barrio, Juan Carlos Monedero, profesor en la Facultad de Políticas, explica: “Despertamos con el 15-M (…) Queremos concentrar todo el vapor del descontento en la misma caldera”. El cofundador de la formación, en la que ya no ocupa cargos orgánicos, relata hoy: “El 15-M fue el disparo de salida. Una noche, Pablo me convocó a su casa de Ávila y me dijo: ‘Tenemos la teoría. Creo que tenemos que montar un nuevo partido: si te apuntas, yo le doy”.

Pablo Simón: “Una entrevista a Iglesias tenía la misma audiencia que un Madrid-Barça”

Una encuesta de Metroscopia para EL PAÍS en junio de 2011 había mostrado que el 90% de la población apoyaba las reivindicaciones del 15-M. Podemos recogerá ese descontento por la izquierda y Ciudadanos, por la derecha, como recuerda la socióloga Cristina Monge. “Es un momento”, añade el politólogo Pablo Simón, “de repolitización de la sociedad española. Una entrevista de Iglesias tenía la misma audiencia televisiva que un Madrid-Barça”. Acaba de nacer la llamada nueva política.

“Ni de izquierdas ni de derechas”: la casta, la gente y el régimen del 78

Iglesias rechaza lo que llama “la estafa de la política entre izquierda y derecha” y establece un nuevo eje: los de abajo contra los de arriba, la gente contra “la casta”. Podemos proclama que no son ni de izquierdas ni de derechas —también Ciudadanos: “Ni rojos ni azules”—. Son las tesis del populismo de Ernesto Laclau, referente intelectual del kirchnerismo.

Pablo Iglesias: “Lo fundamental a la hora de diferenciar Podemos de Sumar no está en las propuestas programáticas, sino en lo que está dispuesto cada uno a hacer para llevarlas a cabo”

“Queríamos”, explica Monedero, “superar el régimen del 78, que era una expresión moderada del conservadurismo español”. En la primera ponencia política de Podemos se lee: “El PSOE ha sido (tras el papel inicial del PCE y CC OO) el artífice de la integración de las clases subalternas al Estado de 1978 (y por tanto, también de las conquistas sociales subordinadas en este) y pieza clave, después, en su incorporación al pacto social neoliberal”. Iglesias e Íñigo Errejón representan en 2014, de alguna manera, los roles de Felipe González y Alfonso Guerra durante la Transición. En el debate constitucional de 1978, por ejemplo, el PSOE había hecho una apasionada defensa de la República, oponiéndose a la monarquía parlamentaria —finalmente, se abstuvieron en la votación— y criticando al PCE —que votó a favor—.

Inicios. 17 de enero de 2014. 
Pablo Iglesias habla con sus seguidores después de la presentación de Podemos fuera del Teatro del Barrio, en Lavapiés (Madrid).
Inicios. 17 de enero de 2014. Pablo Iglesias habla con sus seguidores después de la presentación de Podemos fuera del Teatro del Barrio, en Lavapiés (Madrid). Andrea Comas (Reuters / Contacto

Un componente clave del 15-M era la desilusión de jóvenes que se sentían excluidos del sistema y exigían oportunidades. La irrupción de Podemos, recuerda Ariel Jerez, profesor de Ciencia Política, miembro del tribunal de la tesis doctoral de Iglesias y uno de los fundadores del partido, “acaba con el tapón generacional que había en la política: la edad de los líderes va a bajar 30 años”. El PSOE apuesta por Pedro Sánchez, que entonces tiene 42; Ciudadanos tiene a Albert Rivera, de 34; Podemos a Iglesias, de 35, y tras la moción de censura de 2018, el PP optará por Pablo Casado, de 37.

En el Gobierno. 11 de febrero de 2020
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, y el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, en el Congreso de los Diputados en Madrid. 
En el Gobierno. 11 de febrero de 2020 El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, y el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, en el Congreso de los Diputados en Madrid. Ricardo Rubio (Europa Press / Getty Images)

Entierro de “la transversalidad” y entrada en las instituciones

El intento de acaparar el voto de todo aquel descontento chocó con los límites de la vida institucional. “Al final”, explica Monge, “hay que apoyar unos presupuestos o no, presentar unas enmiendas, gestionar un Ayuntamiento, situarse… Y en ese debate entre Errejón e Iglesias [el gran duelo ideológico y orgánico de Vistalegre II de 2017] gana Iglesias: a partir de ese momento, mantienen otros tintes populistas, pero no el de la transversalidad, y Podemos se sitúa en un espacio progresivamente más minoritario”. La estrategia inicial funcionaba en países latinoamericanos con sistemas presidencialistas, pero no en España, donde el poder está descentralizado y hay que buscar alianzas, coincide Simón. “La de Errejón era la tesis más populista, una especie de atrapalotodo que consistía en pulsar primero el ánimo general y luego tratar de conectar con él. La visión de Iglesias era más poscomunista: para él, los medios condicionan a la opinión pública y había que hacer justo lo contrario, persuadir a la gente de que la verdad la tenían ellos. Todo eso termina anclando a Podemos en la izquierda, en una posición subordinada al PSOE”, añade.

Ariel Jerez: “Caímos en todos los tacticismos cutres de la vieja política.Podemos se ha miniaturizado”

Para Iglesias —que lideró el partido durante siete años y atiende a EL PAÍS por Telegram—, una de las características “diferenciadoras” de Podemos “ha sido asumir la ideología como terreno fundamental de lucha política”, y eso, agrega, “ha implicado asumir, también, que los medios son los grandes actores políticos. Podemos se ha atrevido a decir cosas sobre el poder que ningún actor se había atrevido a decir y eso es lo que explica, que no justifica, los ataques y la violencia política y mediática de la que ha sido objeto”.

Monedero recuerda aquel debate ideológico que se plasmó en Vistalegre: “Siempre me opuse al populismo porque servía para tumbar a la casta y ya está, después hacían falta ideas y organización. Pero ni Iglesias ni Errejón querían un partido: era demasiado molesto para ese momento de asalto a los cielos. Iglesias era el secretario general y Errejón, secretario político, que significa secretario general bis. Cuando Iglesias me llamó para estar en la Ejecutiva, le pregunté qué cargo iban a ser los demás. Me dijo que me había llamado el primero, le contesté que hiciera toda la ronda y me llamara al final. Como intuía, nadie había escogido la secretaría de programa”.

La formación hoy. 17 de agosto de 2023.
Los cinco diputados de Podemos, hoy ubicados en el Grupo Mixto, junto a su candidata al Parlamento Europeo, la exministra de Igualdad, Irene Montero.
La formación hoy. 17 de agosto de 2023. Los cinco diputados de Podemos, hoy ubicados en el Grupo Mixto, junto a su candidata al Parlamento Europeo, la exministra de Igualdad, Irene Montero.Rodrigo Jimenez (EFE)

En noviembre de 2019, tras meses de reproches mutuos y apenas 48 horas después de la repetición de las generales por la falta de acuerdo entre el PSOE y Podemos, Sánchez e Iglesias sellaron con un fotogénico abrazo el primer Gobierno de coalición. El salto de la calle a las instituciones (autonómicas, municipales y estatales), de la fase del diagnóstico a la de las soluciones, pasó factura a Podemos. “Fue un proceso realmente vertiginoso”, recuerda Jerez. “Cada uno estaba construyendo un trozo de política nueva y hubo una voluntad de división exagerada. Las guerras culturales ocuparon un espacio mucho mayor del que debían tener”.

Monedero: “Podemos se volvió demasiado personalista, falló la democracia interna”

Podemos enfila el camino de despedidas y escisiones. Sus alianzas y estructura territorial van a saltar por los aires. En febrero de 2020, Iglesias y Teresa Rodríguez, líder de la formación en Andalucía, anuncian que emprenden caminos por separado. Después llegarían los enfados con Ada Colau en Cataluña; con Compromís en la Comunidad Valenciana; con sus representantes en Asturias, o la reciente ruptura del preacuerdo para presentarse con Sumar a las elecciones gallegas del 18 de febrero. Iglesias defiende hoy que el partido “tiene más militantes que ningún otro en su espacio político” y admite que la estructura territorial “es la asignatura pendiente en la que ya trabaja la nueva dirección”, pero cree que “el problema fundamental es tener solo 10 años. Los partidos se construyen en el tiempo, con generaciones de militantes que asientan una estructura territorial”.

Mientras Podemos establecía y rompía alianzas, el PSOE, al que el 15-M había situado en el mismo plano de rechazo que al PP, y cuya crisis era señalada en la primera ponencia política del partido como “una oportunidad”, recupera terreno.

Aportaciones a la vieja política y vicios adquiridos

“Podemos”, afirma Monedero, “prometió sacar a Rajoy y cumplió; prometió sacar las políticas del PP y cumplió, y prometió construir una fuerza política diferente: ahí fracasó”. “Se volvió demasiado personalista, falló la democracia interna y ese personalismo sigue lastrando todo lo nuevo: está también en Más País y en Sumar”. La llegada de los socialistas a La Moncloa tras la moción de censura contra Rajoy (2018) obliga al partido de Iglesias a rediseñar su estrategia. “Cuando Pedro Sánchez llega al poder”, afirma Simón, “se produce un reenamoramiento del votante de izquierdas con el PSOE, como muestran los sondeos. Podemos tiene que diferenciarse, intenta transmitir que, si ellos no son fuertes, los socialistas girarán a la derecha y pactarán con Ciudadanos, pero la foto de Colón [el frente común de Rivera, Casado y Santiago Abascal, de Vox, en febrero de 2019] hacía ese discurso poco creíble”. Paradójicamente, esa resurrección del PSOE tenía mucho que ver con la influencia de Podemos. “La socialdemocracia de hoy”, afirma Monge, “está mucho más cerca que hace 10 años de los problemas reales, de las cuestiones ambientales o de género, y es gracias a Podemos. Sánchez entendió que cualquier cosa que sonara a élite, a establishment, se veía mal y que había que renovarse. Hace su propio 15-M dentro del PSOE”.

Cristina Monge: “La socialdemocracia hoy está mucho más cerca de los problemas reales que hace 10 años y es gracias a Podemos”

El partido de Iglesias cambió la agenda política —en la campaña de 2015, se hablaba, por ejemplo, de renta básica, recuerda Simón—, y forzó al resto de fuerzas a incluir sistemas de participación —hasta el PP hizo primarias—. “Podemos”, opina Monedero, “fue un revulsivo. Por eso el lawfare: necesitaban condenarnos para poder decir: ‘¿Veis? Son como nosotros”.

“Los errores”, asegura Iglesias, “son los derivados de la construcción de un partido que parte de un grupo de amigos y enseguida aparece como una opción que puede ganar las elecciones. Los defectos en la construcción de algo tan serio a esa velocidad saltan a la vista y supongo que esa misma velocidad hizo que muchas veces no fuéramos del todo conscientes del poder del enemigo que teníamos enfrente”. Los “aciertos” de Podemos, añade, también son “evidentes”: “Se ha normalizado los gobiernos de coalición por la izquierda, se ha discutido de cosas que antes no se hablaba y ha habido unos avances sociales sin precedentes”.

Todos los entrevistados coinciden en que los ataques a Podemos desde distintos sectores fueron “salvajes”, pero hacen diferentes análisis sobre cuánto ha influido la beligerancia de la derecha mediática, el rechazo de empresarios o la profusión de denuncias en los tribunales que quedaron en nada en la situación actual del partido. Los demás, y en particular, los medios de comunicación, se han convertido en el elemento central de su discurso. Para Simón, “el cambio ideológico más profundo de Podemos” es ese: “Ya conocían de antes las cloacas, lo que hizo Villarejo, etcétera, pero hacen de eso su principal activo, de ahí su obsesión con Canal Red [que dirige Iglesias]. Creen que la manera de ganar es que su mensaje llegue sin intermediarios. Y se vuelven un partido denuncia que actúa de manera reactiva: si el PSOE dice a, ellos a+b, pero no tienen grandes propuestas ideológicas y autónomas. El poso intelectual, aquella capacidad de Podemos para atraer a la intelligentsia, ha desaparecido”.

Isa Serra: “El bipartidismo ha recuperado mucho aliento, pero las razones por las que nacimos siguen intactas”

Monge recuerda: “La figura de Iglesias se construye en televisión, confrontando con Eduardo Inda. Que Podemos tuviera en contra al Ibex 35 o que la derecha mediática los convirtiera en flanco de todas sus iras les daba credibilidad y les permitía mantener la imagen de outsider. Pero cuando las cosas van mal, empiezan las hipérboles, la escenificación continua, las contradicciones. Iglesias llegó a someter a votación de las bases si debía o no vivir en un chalé”. Jerez, que abandonó Podemos en 2019, opina: “Caímos en todos los tacticismos cutres de la vieja política con nuevas herramientas digitales. Las primarias se convirtieron en trajes a medida. Los medios no lo pusieron nada fácil, pero nunca vi un debate para analizar qué errores habíamos cometido. Podemos se ha miniaturizado”.

El presente

Tras la escisión de Sumar, Podemos convocó el 16 de diciembre un acto en Madrid para explicar su hoja de ruta y lanzar la candidatura de Irene Montero al Parlamento Europeo. Ione Belarra, la secretaria general, declaró: “No nos referenciamos en la familia política del socialiberalismo que representan tanto los Verdes como el Partido Socialista (…) El adversario ha logrado convencer a una parte de nuestros aliados y compañeros de que se vive mejor si no confrontas con el poder (…) Hay que volver a lo esencial”.

Muchas propuestas de la última ponencia política del partido de Belarra figuran en el programa de Sumar para las elecciones de julio. Y parte de los que han abandonado Podemos desencantados en los últimos meses creen que las diferencias con la plataforma de Yolanda Díaz son más de tipo personal que ideológico. Preguntado por dónde se sitúa Podemos hoy, cuando ya no gobierna el PP, sino un Ejecutivo progresista, Iglesias responde: “Estoy de acuerdo en que lo fundamental a la hora de diferenciar Podemos de Sumar no está en las propuestas programáticas, sino en lo que está dispuesto cada uno a hacer para llevarlas a cabo. ¿Por qué Sumar es un actor tan protegido por los medios de la progresía mediática? Porque aparece como un complemento necesario para que el PSOE esté en el Gobierno y mucho más cómodo que Podemos”.

Esta semana llegó el primer test sobre la nueva correlación de fuerzas: la votación de tres decretos del Gobierno de coalición. El partido de Belarra tumbó el de la reforma del subsidio de desempleo, elaborado desde el Ministerio de Trabajo que dirige Díaz, la mujer a la que Iglesias señaló como su relevo en marzo de 2021 en un vídeo difundido en redes sociales que ni ella esperaba.

El futuro

Los referentes de Podemos no han tenido mucha mejor suerte. En Grecia, Syriza está en caída libre y crece la extrema derecha. En Argentina, gobierna el ultra Javier Milei. ¿De qué depende que el partido no termine como el otro actor de la llamada nueva política? Iglesias cree que tienen más bazas a su favor. “Ciudadanos fue aupado por los medios y cuando los medios bajaron el dedo, desapareció. Si Podemos, a pesar de la violencia mediática, existe es porque ha sabido asentarse en otros elementos. La clave es que el proyecto se asiente en una serie de alianzas lo más amplia posible, porque los partidos que dependen solo de los grandes poderes corren la suerte que esos poderes determinen”.

Isa Serra, portavoz de Podemos, afirma: “El bipartidismo ha recuperado mucho aliento, pero las razones por las que nacimos siguen intactas. Hay más experiencia, un proyecto más definido. Nuestro objetivo es recuperar posiciones institucionales, volver a gobernar”

Monedero opina que “ya no es 2014. Ahora Sánchez le hace gracia a los jóvenes, que le llaman Perro Sanxe. Zapatero parece bolivariano. Además, les basta recibir los ataques de la derecha para parecer bolcheviques”. ¿Durará Podemos 10 años más? “Si es útil”, responde, “seguirá ahí, pero para eso tiene que hacer política y ahora, después de tantos golpes, está en una fase de identidad. Después de las europeas, ¿empezará un diálogo con el resto de la izquierda o seguirá el enconamiento? No basta con tener razón. Lo decía Anguita: ‘Queredme menos y votadme más”.

Íñigo Errejón, y Pablo Iglesias, en la primera Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos, el 2 de noviembre de 2017.
Íñigo Errejón, y Pablo Iglesias, en la primera Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos, el 2 de noviembre de 2017. Chema Moya (EFE)

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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