Ricardo Izurieta, el general que sucedió en el Ejército a Pinochet
Gestionó la transición a la democracia y el arresto del dictador chileno en Londres
![Ricardo Izurieta, en la ceremonia en la que sucedió a Pinochet como comandante en jefe del Ejército, en 1998.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/A6GMX6BJQNQYDSWJ3NTD37DMMQ.jpg?auth=f9922e18868b8c7156fb2cdc432c4641883a1b6bb7ec8f8dc609d3ab9d1dbdef&width=414)
Cuando el dictador Augusto Pinochet llegó al Senado en 1998, una de aquellas imágenes imborrables de la peculiar transición chilena, puso fin a 25 años como comandante en jefe del Ejército, el cargo de mayor importancia dentro de las Fuerzas Armadas del país sudamericano. El encargado de sucederle fue Ricardo Izurieta Caffarena, fallecido el domingo en Santiago, a los 71 años, y que durante su mandato protagonizó algunos de los episodios clave de la instalación de la democracia. Fue un periodo complejo y la revisión de su figura no está exenta de visiones encontradas que desvelan las diferencias que Chile no ha logrado consensuar respecto de su pasado reciente.
Casado y padre de cuatro hijos, Ricardo Izurieta (Santiago, 1943) ingresó en la Escuela Militar en 1958, a los 14 años. Provenía de una familia de larga tradición militar y su especialidad era la caballería blindada, pero su carrera también estuvo marcada por su papel como director de la Academia de Guerra y como representante militar en distintas delegaciones diplomáticas de Chile en el exterior, entre ellas las de Israel y Estados Unidos. Cuando el 10 de marzo de 1998 asumió el cargo de comandante en jefe del Ejército tenía 55 años.
Hasta entonces se le conocía poco en Chile. Después de su muerte, la prensa argentina ha desempolvado algunas declaraciones que hizo en 1990 a propósito del descubrimiento de 19 cadáveres de opositores a Pinochet en Pisagua: “Quienes instrumentalizan esos episodios intentan dividir a los chilenos y obstaculizan la reconciliación a la que el Ejército de Chile quiere sumarse lealmente”, señaló Izurieta apenas instalada la democracia. Pero ocho años después, en pleno Gobierno del democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el militar llegó a dirigir las Fuerzas Armadas y de Orden con el propósito de iniciar la transición entre los uniformados.
No llevaba ni un año en el cargo cuando en octubre de 1998 tuvo que administrar el impacto de la detención a Pinochet en Londres, por orden del juez Baltasar Garzón. Izurieta y la Concertación de centro-izquierda defendieron el camino judicial para conseguir el regreso del dictador a Chile y el propio militar fue el primero que lo recibió en el aeropuerto de Santiago después de 16 meses de arresto. Izurieta se refirió entonces al legado de Pinochet: “Lo que él hizo lo respeto mucho y yo creo que el país entero, con el tiempo, lo va a situar en su verdadera dimensión”.
Después fue parte de la Mesa de Diálogo, compuesta por las más altas autoridades de Chile, instituciones civiles, militares, religiosas y éticas. El objetivo del Gobierno era encontrar a los cientos de víctimas del régimen de Pinochet y, cuando no fuera posible, obtener la mayor cantidad de información. El expresidente Ricardo Lagos, durante cuyo mandato se conoció el informe final, en 2001, señaló el domingo: “Como presidente estoy agradecido por la forma en que él puso todo de su parte para comprender que, en el futuro, todas las instituciones del país debían ser garantes del respeto a los derechos humanos y, al mismo tiempo, hacer los esfuerzos para conocer la verdad de lo que había ocurrido durante la larga dictadura de Chile”. En una línea similar, el ministro de Defensa del Gobierno de Michelle Bachelet, Jorge Burgos, dijo: “Chile tiene mucho que agradecer a su profesionalismo”.
No todos, sin embargo, comparten la apreciación favorable respecto del papel que desempeñó Izurieta. La presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Lorena Pizarro, lo cuestionó por la deficiente información entregada para conocer el paradero de las víctimas: “Pudo haber contribuido a cambiar la historia, pero ayudó a mantener el pacto de silencio que hasta hoy existe”, ha señalado la dirigente. El presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, ha aprovechado el deceso del militar para realizar un llamamiento: “Ojalá el Ejército haga una reflexión sobre la información que todavía tiene y que no ha entregado”.
El general Izurieta —figura compleja que representa los bemoles de la transición chilena— falleció aquejado de leucemia.
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