La erupción del Etna causa 150 pequeños terremotos
El temblor de mayor fuerza fue de 4,3 en la escala Richter. El volcán sigue emitiendo gases y lava
El último despertar del volcán Etna, en la isla de Sicilia (Italia), ha provocado desde ayer 150 temblores de tierra, el mayor de ellos de magnitud 4,3, según ha informado el Instituto nacional de Vulcanología de Catania. Los últimos cinco sismos se han sentido especialmente esta noche en la localidad de Zafferana Etnea, precisa la agencia Efe. El volcán continúa emitiendo gases y lava desde uno de sus cráteres, mientras un penacho de humo sigue elevándose hacia el cielo de Catania, muy acostumbrada a las acometidas del peligroso monte con nombre de ninfa que, de momento, no amenaza zonas habitadas.
La inmensa columna de humo y ceniza obligó a cerrar ayer por falta de visibilidad el aeropuerto de Catania, que hoy ha reabierto con la limitación de cuatro aterrizajes a la hora. El Etna se despertó este lunes con una sacudida en torno a las nueve de la mañana, lo que obligó a restringir el tráfico aéreo como medida de precaución. Anoche, las operaciones se reanudaron sin ningún tipo de restricción.
El volcán, de más de 3.000 metros de altitud acostumbra a rugir varias veces al año y arroja lava y cenizas sobre la isla mediterránea. Por ello, aunque está bajo una estrecha vigilancia, se considera la situación bajo control y tanto la lava como las cenizas no amenazan de momento las zonas residenciales. De hecho, en estos momentos es una atracción turística más de la isla.
El Etna se encuentra situado en la parte oriental de la isla de Sicilia, entre las provincias de Messina y Catania. Según los últimos estudios, el volcán, además de activo, permanece en movimiento y la ladera sureste se desliza de forma lenta y progresiva hacia el mar, debido al peso del propio monte y en combinación con la acción de las placas en las que se sostiene en el fondo del mar.
En el pasado el volcán, el más activo de Europa, sometido a constante vigilancia, ha sido responsable de diversos episodios de destrucción, como cuando en 1699 una erupción arrasó casi totalmente la ciudad de Catania. La última gran erupción se remonta a 1992.
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