Kim Jong-un parte en tren hacia su cumbre con Trump en Vietnam
Las previsiones apuntan a que el líder norcoreano llegará a Hanói el lunes o el martes a primera hora
A simple vista no parece el medio de transporte más idóneo para una distancia tan larga; desde luego, no es el más rápido. El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha partido este sábado de Pyongyang para acudir a la cumbre de Hanói del miércoles y jueves próximo con el presidente estadounidense, Donald Trump. Y lo ha hecho en su tren personal blindado, como ya hizo en sus cuatro viajes este último año a China y como hicieron su padre y su abuelo, Kim Il-sung y Kim Jong-il, en sus largos periplos por las estepas rusas para reunirse con los líderes de Europa del Este y de la antigua Unión Soviética.
Según informaba la agencia rusa Tass, que citaba a un diplomático norcoreano, el característico tren, pintado en verde y amarillo, partió para su épico viaje de la estación central de Pyongyang a las 17.00 (09.00 hora española). Pocas horas más tarde, la agencia surcoreana Yonhap y la página especializada en noticias de Corea del Norte NK News informaban de que el convoy había cruzado la frontera y entrado a China por la ciudad de Dandong.
Previamente, a los periodistas acreditados en esa ciudad se les había ordenado que abandonaran las cercanías a la vía de tren que comunica los dos países; un hotel frente al puente, y desde el que se ve perfectamente el tráfico ferroviario de uno y otro lado, desalojó a sus huéspedes y puso el cartel de cerrado por obras.
Unas imágenes de la televisión japonesa Asahi TV muestran al líder norcoreano apeándose del tren durante su parada en Dandong.
Salvo que a Kim Jong-un se le espera para una visita de Estado a Vietnam y la cumbre con Trump, pocos detalles se saben más de este viaje, que en línea recta de Pyongyang a Hanói acumula 2.759 kilómetros. No se conoce el itinerario exacto; si se detendrá en Pekín para saludar al presidente chino, Xi Jinping, o si hará parada en Cantón para visitar zonas de desarrollo industrial en el sureste de China, como hizo su ministro de Exteriores, Ri Yong-ho, en meses anteriores. Tampoco en qué momento este tren, que circula con más lentitud que un tren corriente debido a su blindaje, llegará a Vietnam, si lo hará el lunes o en las primeras horas del martes.
Los medios oficiales norcoreanos aún no han informado de la partida de su líder; no suelen hacerlo hasta que ha llegado a su destino o incluso ha regresado al país. Vietnam, el país anfitrión de esta cumbre, esperó hasta este sábado para confirmar la “próxima” visita del líder más joven de la dinastía Kim.
Según han publicado los medios vietnamitas, la circulación ha quedado prohibida en Hanói desde las 06.00 a las 14,00 del martes 26 de febrero. Reuters había publicado que probablemente el tren de Kim llegaría hasta la frontera entre China y Vietnam y en la estación limítrofe de Dong Dang el líder norcoreano cambiaría a un automóvil para recorrer en él los últimos 170 kilómetros de trayecto.
La cumbre entre Kim Jong-un y Donald Trump es la segunda desde que los dos dirigentes se vieron las caras en Singapur en junio del año pasado, la primera ocasión en que se reunían un presidente estadounidense y un líder de Corea del Norte.
Entonces, aquella reunión —cancelada una vez, convocada de nuevo y organizada finalmente a toda prisa— se saldó con una vaga declaración de intenciones para la desnuclearización de la península norcoreana. En esta ocasión, con una preparación más sólida, se espera que los dos líderes anuncien, si no medidas drásticas, al menos sí resultados tangibles, que podrían incluir el establecimiento de oficinas de contacto en los respectivos países o incluso el anuncio del fin de la guerra —un primer paso hacia el objetivo de un tratado de paz formal.
A la cumbre de Singapur el actual líder norcoreano llegó a bordo de un avión de bandera china. En su día se conjeturó que bien podía ser una muestra del deficiente estado de los aviones norcoreanos, tras años de sanciones internacionales, o bien un gesto para recordar a Estados Unidos que, pese a roces en el pasado, Pyongyang sigue contando con el firme apoyo de Pekín.
La visita de Kim a Vietnam es la primera de un líder norcoreano en más de medio siglo. Su abuelo, Kim Il-sung, viajó allí por última vez en 1964.
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