El terremoto de mayor intensidad en la historia de Marruecos espera todavía a Mohamed VI
El rey regresó en la tarde del sábado a Rabat tras haber viajado el 1 de septiembre a París, pero aún no se ha desplazado a visitar la zona afectada por la catástrofe en el sur del país
El Gobierno de Marruecos, que había guardado silencio desde el terremoto que sacudió el sur del país poco antes de la noche de viernes, ha mantenido en la tarde de este domingo una reunión de emergencia para abordar las consecuencias del seísmo, que ha causado más de 2.400 muertos y la devastación de la región del Atlas.
El jefe del Gobierno, Aziz Ajanuch, también asistió en la tarde del sábado a una reunión sobre el mismo asunto en el Palacio Real de Rabat, adonde acababa de regresar Mohamed VI para presidir una sesión de trabajo sobre el terremoto y sus consecuencias en la población. El monarca de la dinastía alauí se había desplazado a París el pasado día 1 en una visita privada y se encontraba fuera de la capital de su país desde finales de junio. Primero se instaló en su residencia estival de Mdiq (Rincón, bajo el Protectorado español en el norte de Marruecos) en la costa mediterránea próxima a Tetuán. A partir de mediados de agosto se trasladó a su residencia de verano de Alhucemas, donde celebró su 60º cumpleaños.
Tan solo los anuncios del Ministerio del Interior para actualizar el balance de víctimas del seísmo y un comunicado de las Fuerzas Armadas para dar cuenta de la movilización de sus medios para auxiliar a los damnificados habían interrumpido el silencio oficial previo a la reunión gubernamental, que precede a una sesión parlamentaria en la que este lunes está previsto que se habiliten créditos extraordinarios para afrontar las consecuencias de la catástrofe.
En la sesión del Palacio Real, Mohamed VI declaró tres días de duelo nacional y ordenó, en calidad de comendador de los creyentes, el rezo de la oración fúnebre del ausente en todas las mezquitas del país.
Las medidas de urgencia anunciadas el sábado en el comunicado del Palacio Real implican el refuerzo de los equipos de rescate, el envío de agua potable a las zonas afectadas por el terremoto, la distribución de alimentos, tiendas de campaña y mantas, así como la rápida reapertura de los servicios públicos.
El terremoto ha puesto así fin a un descanso estival jalonado de algunos actos oficiales, como el discurso del trono, que el monarca pronunció en Tetuán el 29 de julio, al cumplirse los 24 años de su llegada al poder, en una de las tres ocasiones anuales en las que se dirige a la nación y comunica al Gobierno las orientaciones del jefe del Estado. Pocas horas antes, había recibido en el Palacio Real de la capital del antiguo protectorado español al gobernador del Banco Al Magreb (banco central), Abdelatif Juahri.
Mohamed VI se acerca con discreción al cuarto de siglo de su reinado mientras ha aligerado su actividad oficial al cumplir los 60 años. El rey de Marruecos había recortado su agenda pública para cancelar el cuarto de sus discursos anuales, el que pronunciaba cada 20 de agosto, víspera de su cumpleaños, en conmemoración de la Revolución del Rey y del Pueblo y en recuerdo del exilio de su abuelo, el sultán Mohamed V, bajo la colonización francesa hace 70 años. A caballo entre el discurso del trono y el de apertura del Parlamento, en octubre, el Palacio Real optó por mantener la celebración del homenaje al primer rey del Marruecos moderno sin que el actual monarca tenga que interrumpir sus vacaciones con una intervención pública.
En casi 25 años en el trono, Mohamed VI ha consolidado avances diplomáticos en favor de su país, como los que han llevado al reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara Occidental por Estados Unidos, en diciembre de 2020, y por Israel, el pasado mes de julio. También ha conseguido que España, la antigua potencia colonial, respalde la tesis de la autonomía del territorio, bajo administración marroquí en un 80%, como “la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”, frente a la opción por la independencia defendida por el Frente Polisario, respaldado por Argelia y que controla el 20% restante, según Naciones Unidas.
La transformación del país magrebí desde 1999 es patente en la modernización de infraestructuras como la red de autopistas, el tren de alta velocidad Tánger-Casablanca o el superpuerto Tanger Med en el Estrecho, así como el desarrollo de sectores punteros de la industria, como el de montaje de automóviles, y la expansión en países de África de compañías de banca, seguros o telecomunicaciones marroquíes. Pero en paralelo a la emergencia de una clase media en las grandes ciudades, las desigualdades económicas y sociales no han dejado de crecer entre la población desfavorecida rural y de las periferias urbanas. Marruecos ocupa el puesto 123 entre los 183 países analizados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano en 2002. La tasa de analfabetismo se sitúa en un 24%. En las montañas del Atlas castigadas, la modernidad de Casablanca o Tánger estaba aún lejos de alcanzarse.
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