Rusia y Putin relegan a Lenin al olvido en el 100º aniversario de su muerte
Apenas cientos de personas acuden a la tumba del líder revolucionario en una jornada sin actos oficiales. Los ciudadanos aprecian que convirtiese a su país en una potencia, pero rechazan que legitimase la independencia de Ucrania
Cambió su país y el mundo entero, pero un siglo después de su muerte a prácticamente nadie le importa su legado. El Gobierno ruso no ha organizado ningún acto por el 100º aniversario de la muerte del padre de la Unión Soviética, Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, que se cumplía este domingo. A su mausoleo solo se acercaron alrededor de medio millar de personas —siendo generosos— para honrar la memoria del hombre que instauró, con el sacrificio de miles de víctimas, el primer Estado socialista de la historia y elevó Moscú al estatus de superpotencia. Para el Kremlin, la figura de Lenin es más incómoda que la de Stalin, vencedor de su Gran Guerra Patria —el frente ruso en la II Guerra Mundial—, y Vladímir Putin, apasionado por la historia, prefiere rememorar antes las guerras y los zares que los eventos que evoquen revoluciones.
El líder del Partido Comunista de la Federación de Rusia, Guennadi Ziugánov, acudió a la plaza Roja de Moscú para depositar un ramo de flores en la tumba de su precursor. Este marco era una oportunidad de oro para un partido que dentro de dos meses concurrirá a las elecciones presidenciales como la supuesta gran alternativa a Putin. Antes de llegar al lugar, el jefe de los comunistas desde 1993 remarcó en una entrevista que “Lenin demostró que en cinco años se puede cambiar de política cuatro veces”, palabras que llaman la atención a tenor de la política oficial del partido: Ziugánov ha sido uno de los principales apoyos de Putin en el Parlamento ruso en el último cuarto de siglo.
Otros comunistas que desafiaron los 12 grados bajo cero de Moscú para homenajear a Lenin, la mayoría de ellos de avanzada edad, se mostraron más críticos. “La gente se manifiesta en todos lados en el extranjero, muestra su furia por su situación, mientras que aquí tenemos silencio y vamos directos a prisión. Todas las leyes están en nuestra contra. No existe ninguna voluntad popular, todo está prohibido”, lamentaba una anciana llamada Lidia mientras hacía cola para depositar una rosa en la tumba de Lenin. “Putin ha destruido todo lo que trajo el socialismo y desdeña su figura. Cubre su mausoleo con un cartel cada vez que hay un día festivo”, añadía con resignación.
Rusia no ha vivido una huelga general desde la Revolución de 1917, ni siquiera en estos últimos 30 años. “Las ideas de Lenin son inaceptables para este Estado. Como no puede ejercer una política socialista, se ha convertido en capitalista”, afirmaba Víktor, de 85 años. “Lenin fue un gran hombre, el fundador del primer Estado de los trabajadores y campesinos, el primer Estado de una sociedad justa”, manifestaba este hombre que se definía como “comunista de toda la vida”.
Mientras cientos de personas hacían cola para entrar al mausoleo, muchas más paseaban indiferentes al otro lado de la valla que dividía la plaza Roja entre árboles de Navidad y atracciones que aún no han sido retirados. Según el centro de estudios sociológicos VTsIOM, alrededor de un 49% de los rusos tiene una visión positiva de Lenin, aunque en general solo lo consideran una figura histórica del pasado y les da igual si se trasladan sus restos a otro lugar, un debate que elude aún el Kremlin.
Preferencia por Stalin
La figura soviética que ensalza el actual Gobierno ruso es la de Stalin, quien representa en el imaginario del país la estabilidad y el orden, pese a que detrás de su firmeza hubo un enorme coste humano. “La política de Putin se está delineando con la de Stalin, esto es más evidente cada año que pasa”, aseguraba Elizaveta, una joven que se presentó en la plaza Roja con un cartel del dictador soviético y que afirmaba que Putin “honra por fin la historia rusa”. Su pareja, Alexánder, portaba otro de Lenin. “Putin heredó de Yeltsin un país destruido antes de adoptar esta política —estalinista—. Ha restaurado en 20 años todo lo arrasado. Que el presidente actual elija una política similar a la de este personaje histórico dice algo especial de él”, añadía el joven tras alabar que los libros de historia de los colegios “ya presentan la Unión Soviética como algo positivo”.
Esta pareja no se definía como socialista ni ponía el acento en las políticas sociales soviéticas, sino que remarcaba la labor de Lenin y Stalin al industrializar el país y elevar su papel al de potencia. “No se puede decir que el comunismo o que el capitalismo sean malos, cada sistema tiene sus pros y sus contras”, aseguraba Alexánder.
En aquel pequeño mitin se produjo una discusión entre varios comunistas y dos rusos vestidos con uniformes militares que renegaban de esa formación. “Mírales. Ziugánov destruyó la Unión Soviética junto con Gorbachov. Estas personas simplemente se han dejado engañar y piensan que Ziugánov es un tipo genial, pero es un traidor, votó la ley que permitió la entrada de empresas extranjeras como Shell, Chevron o Mitsubishi”, argumentaba a este periódico Vadim, de 49 años, tras discutir con varias personas mayores que se despidieron de él con un sonoro insulto contra Putin.
“Lenin es una figura ambigua”, continuaba Vadim. “Lideró la revolución después de llegar a Rusia en tren desde Alemania, y liberó del imperio ruso a Polonia y Finlandia, con quienes hubo después una guerra. Con Stalin fue diferente, dejó a un lado la revolución mundial para centrarse en su país”, agregaba el hombre, que según su relato había servido recientemente en el ejército y consideraba a Ucrania “un Estado artificial” creado arbitrariamente por Lenin.
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