El primer ministro de Japón renuncia azotado por un escándalo de financiación y su baja popularidad
Fumio Kishida abandonará en septiembre el liderazgo del gobernante Partido Liberal Demócrata para promover “la renovación” política
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, ha anunciado este miércoles que no concurrirá en septiembre a la reelección para dirigir el gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) y que, en consecuencia, dimitirá de su cargo al frente del Ejecutivo. Esto sucederá previsiblemente en octubre, cuando la formación haya elegido a un nuevo líder, lo proponga como primer ministro, y el Parlamento, donde el PLD goza de mayoría, lo ratifique en el cargo formalmente.
“Es el primer paso para demostrar que el PLD cambiará”, ha declarado Kishida en una rueda de prensa televisada, durante la que se ha comprometido a “asumir la responsabilidad” tras un escándalo de financiación irregular que azotó a su partido el pasado diciembre. El premier nipón, de 67 años, ha estado sometido a un enorme escrutinio dentro y fuera de la formación por su gestión de la crisis interna, pero también por el descontento de la sociedad con una economía maltrecha y unos costes de la vida cada vez más elevados. En un sondeo de la semana pasada hecho por la cadena de televisión NHK, solamente un 25% de los encuestados daba el aprobado a Kishida, en comparación con el 54% que lo hacía cuando asumió su puesto hace casi tres años.
“En las próximas elecciones por la presidencia [del partido] es necesario demostrarle a la sociedad que el PLD cambiará. Para ello, es más importante que nunca que se celebren unos comicios transparentes y sin bloqueos, así como un debate libre”, ha expresado Kishida ante los medios. “Y la acción más evidente para demostrarlo es que yo mismo dé un paso atrás”, agregó.
El conservador Kishida es el octavo primer ministro desde 1945 en alcanzar los 1.000 días en el cargo. Aunque las elecciones legislativas están previstas para otoño de 2025, su continuidad al frente del Gabinete estaba vinculada en cualquier caso a que siguiera ocupando la presidencia del PLD tras las primarias del partido, previstas para finales de septiembre.
Bajo el sistema electoral nipón, los votantes eligen a los miembros de la Cámara de Representantes, pero es el partido que obtenga la mayoría de los escaños el encargado de nominar al primer ministro, quien es más tarde designado formalmente por la Dieta Nacional (el Parlamento). El PDL ha mantenido el control parlamentario de manera prácticamente ininterrumpida desde su fundación en 1955, y ha gobernado el país con solo dos breves interrupciones, entre 1993 y 1994 y de 2009 a 2012.
El premier nipón ha asegurado que toma esta “dura decisión” con el deseo de “avanzar hacia la renovación” porque “es la confianza de la gente lo que hace que la política funcione”. Su partido se ha visto envuelto en los últimos meses en uno de los mayores escándalos políticos en décadas. Dos de las facciones más influyentes han sido acusadas de no declarar en los registros oficiales varios millones de euros procedentes de una campaña de financiación y, en algunos casos, de presuntamente desviar fondos para realizar sobornos.
Kishida no estuvo directamente involucrado en el escándalo y ha intentado restaurar la confianza pidiendo la disolución de las facciones, anunciando medidas anticorrupción y castigos, y revisando la ley de control de recaudación de fondos. Este miércoles ha expresado que lo único que le queda por resolver es “asumir la responsabilidad como jefe del partido por la grave situación causada por los legisladores que pertenecen al mismo”.
En los últimos años, el PLD también se ha visto salpicado por las relaciones de algunos de sus miembros con la controvertida Iglesia de la Unificación, la misma a la que pertenecía la madre del asesino del ex primer ministro Shinzo Abe, quien murió hace dos años tras recibir dos disparos mientras hacía política a pie de calle.
El sucesor de Kishida tendrá la tarea de liderar la cuarta economía más grande del planeta, que no atraviesa uno de sus mejores momentos. La depreciación del yen frente al dólar estadounidense ha exacerbado aún más los costes de vida en Japón, una nación que depende en gran medida de productos importados debido a la escasez de recursos naturales.
Kishida fue elegido para suceder como líder del PLD a Yoshihide Suga en septiembre de 2021, y fue designado como primer ministro por el Parlamento en octubre de ese año. Su mandato se ha visto caracterizado por unos años convulsos en el plano internacional, que han empujado a Japón a revisar su política militar, considerada tradicionalmente pacifista. Bajo su Gobierno se ha anunciado el mayor fortalecimiento militar de Japón desde la II Guerra Mundial, que ha justificado ante el “incremento de los riesgos a la seguridad por parte de China y Rusia, y del desarrollo nuclear de Corea del Norte”. En 2022, el Gabinete nipón se marcó como objetivo duplicar su presupuesto anual de seguridad hasta situarlo en torno al 2% del producto interior bruto (en línea con los estándares de la OTAN, organización a la que no pertenece) después de haberlo mantenido desde 1976 alrededor del 1%.
Japón también ha brindado apoyo continuo a Ucrania desde la invasión rusa, lo que ha fortalecido aún más sus lazos con Washington. Este país ha sido, de hecho, el eje central en la construcción de alianzas del presidente estadounidense, Joe Biden, en el Indo-Pacífico. Con el respaldo de Estados Unidos, Kishida también ha reparado parte de las tensas relaciones con Corea del Sur, lo que ha permitido a ambos países asiáticos y a su aliado mutuo profundizar en la cooperación en materia de seguridad para contrarrestar la amenaza del programa nuclear y de misiles de Corea del Norte.
“Estoy orgulloso de los importantes logros que ha logrado producir mi Administración”, ha aseverado Kishida. También aprovechó para señalar que su gobierno impulsó un ambicioso paquete de medidas para abordar la caída de la natalidad.
Al igual que Kishida, su predecesor inmediato, Suga, también renunció a buscar la reelección como líder del PLD, por lo que el último en hacerlo fue el ex primer ministro Abe, en 2018. De momento, el exministro de Defensa Shigeru Ishiba ya ha lanzado su candidatura como posible reemplazo, según informó la cadena NHK. Otros nombres que resuenan entre la lista de posibles contendientes incluyen a la ministra de Exteriores, Yoko Kamikawa, al ministro de Transformación Digital, Taro Kono, y al exministro de Medio Ambiente Shinjiro Koizumi. Los analistas señalan que el PLD tendrá que elegir un rostro nuevo y que esté totalmente desvinculado de los escándalos que han afectado al partido recientemente si quiere sobrevivir a las elecciones generales de 2025. Kishida ha evitado comentar a quién apoyará.
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