Hungría desafía de nuevo a la UE con una visita del ministro ruso de Sanidad a Budapest
El Gobierno de Orbán profundiza la cooperación comercial, económica y cultural con Moscú. “Toda Europa está haciendo negocios con los rusos, solo están tratando de ocultarlo”, alega el titular de Exteriores
El mismo día en el que la UE ha anunciado un préstamo millonario a Kiev que pagará con activos rusos congelados y que esquiva el veto de Hungría, el Gobierno ultranacionalista de Viktor Orbán ha extendido la alfombra roja a un enviado del Kremlin en Budapest. La visita del ministro de Sanidad ruso, Mijaíl Murashko, para participar en un foro económico de cooperación bilateral en la capital húngara supone el enésimo desafío a Bruselas de Orbán y la confirmación del estrecho vínculo que mantiene con el régimen de Vladímir Putin.
Murashko es el responsable de la diplomacia rusa de facto en los encuentros con los países amistosos del bloque comunitario. Bruselas ha sancionado a 1.206 ciudadanos rusos y más de 108 organizaciones “por minar la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania”, pero Murashko es una excepción y ejerce las labores diplomáticas que corresponden al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que sí ha sido vetado para entrar en la Unión Europea.
El ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, ha afirmado desafiante en una comparecencia junto a Murashko que “toda Europa está haciendo negocios con los rusos, solo están tratando de ocultarlo”. “La diferencia es que nosotros no lo ocultamos”, ha añadido el ministro, cuyo Gobierno ejerce la presidencia rotatoria del Consejo de la UE.
Szijjártó ha asegurado que su país respeta las sanciones de la UE a Rusia —cuyas negociaciones para pactarlas ha torpedeado sistemáticamente—, pero ha defendido estrechar los vínculos con Moscú en los sectores en los que no hay restricciones. “Es de interés económico, estratégico y de seguridad nacional desarrollar la cooperación económica entre Hungría y Rusia en ámbitos no afectados por las sanciones internacionales”, ha dicho el ministro. Las mayores empresas húngaras que cotizan en bolsa siguen activas en Rusia, como la entidad crediticia OTP, la refinería Mol y la farmacéutica Gedeon Richter.
Budapest, además, no solo se ha mostrado reticente a reducir sus importaciones de gas ruso, sino que en octubre pasado firmó nuevos contratos con Gazprom. Szijjártó —que ha viajado con asiduidad a Rusia y Bielorrusia desde que comenzó la guerra en Ucrania—, se reunió durante tres horas el pasado 30 de agosto con el director ejecutivo de la empresa energética rusa, Alexéi Miller, sancionado por EE UU y Reino Unido por su papel en el conflicto. Este viernes, Hungría y Rusia han acordado profundizar en sus acuerdos para “impulsar el comercio regional de gas”.
El ministro ha prometido a las alrededor de 78 empresas participantes en el Foro Empresarial Húngaro-Rusia, “todo el apoyo que necesiten para hacer negocios con Rusia” y “una solución para facilitar la entrada de sus mercancías en Rusia”. El portavoz internacional del Ejecutivo húngaro, Zoltán Kovács, ha informado también de acuerdos en materia de enseñanza superior que incluirán una conferencia anual de rectores húngaro-rusa y una nueva alianza universitaria, además de 200 estudiantes rusos becados cada año en Hungría.
Estos anuncios se producen pocos días después de que la UE exigiese nuevas explicaciones a Budapest por la concesión de visados a rusos y bielorrusos. Bruselas considera que, en el contexto de la guerra en Ucrania y con la amenaza de injerencia de Moscú en toda la UE, estos permisos que facilitan la entrada de ciudadanos rusos ponen en peligro la seguridad del área Schengen de libre circulación.
Lazos con el Kremlin
El viaje de Murashko a territorio de la UE tensa aún más la cuerda entre Hungría y el resto de socios europeos. Orbán inauguró su presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea con una visita sorpresa a Moscú para reunirse con el Putin. El viaje no contaba con el beneplácito ni el mandato de Bruselas, que pidió explicaciones al primer ministro nacionalpopulista. Orbán repitió ante Putin que viajaba “en misión de paz”, las mismas palabras que empleó en su anterior viaje al Kremlin justo antes de que Moscú invadiese Ucrania por tierra, mar y aire en febrero de 2022.
Esta la segunda vez que el ministro de Sanidad ruso realiza un viaje oficial al país miembro de la Unión Europea en algo más de un año. Murashko se reunió con Szijjártó, en julio de 2023 con la excusa de una conferencia internacional de la Organización Mundial de la Salud, aunque Moscú reconoció en aquel momento que su enviado abordó con el Gobierno de Orbán la “cooperación económica” entre ambos países pese a las sanciones impuestas por Europa.
El ministro de Sanidad fue nombrado ministro en enero de 2020, justo antes de estallar la pandemia de covid, y sigue en el cargo pese a que las restricciones contra el coronavirus han sido empleadas no por motivos de salud, sino para vetar por defecto cualquier tipo de manifestación en Rusia, incluso piquetes individuales, durante años. Pese a que no figura en la enorme lista de autoridades rusas sancionadas por Bruselas debido a la invasión de Ucrania y la represión política dentro de Rusia, sí está vetado por Canadá, Australia y Kiev.
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