Tamara Falcó y el peligro de dar voz a la homofobia
Aunque duren solo un nanosegundo en el metaverso, los discursos de odio hieren y matan. Hay que acabar con ellos
Han pasado dos semanas (sí, solo) desde que Tamara Falcó rompiera su compromiso —su engagement— con Íñigo Onieva por una infidelidad de este y Twitter se solidarizase con su situación. Fue sencillo leer “Tamara, reina”, “Sé fuerte, Tammy”. Sin embargo, algunas voces rompían este consenso. El periodista Javier Zurro, por ejemplo, tuiteó: “Tamara Falcó ha hecho en prime time comentarios antiabortistas, antivacunas, clasistas... Pero, jo qu...
Han pasado dos semanas (sí, solo) desde que Tamara Falcó rompiera su compromiso —su engagement— con Íñigo Onieva por una infidelidad de este y Twitter se solidarizase con su situación. Fue sencillo leer “Tamara, reina”, “Sé fuerte, Tammy”. Sin embargo, algunas voces rompían este consenso. El periodista Javier Zurro, por ejemplo, tuiteó: “Tamara Falcó ha hecho en prime time comentarios antiabortistas, antivacunas, clasistas... Pero, jo qué guay cómo está gestionando su ruptura, qué diver es la tía”. Y cambió definitivamente cuando se supo que Falcó iba a participar en el Congreso Mundial de las Familias en México: “Ahora sigamos riéndonos de sus gracietas y ocurrencias y viendo sus programas”, publicó @alejandro_rrdz.
En el citado congreso, la marquesa de Griñón soltó, entre titubeos y ante una audiencia de 1.200 personas, además de quienes seguían el evento en directo por internet: “Estamos viviendo un momento muy complicado, ¿no? Para la humanidad, donde ni siquiera ya... O sea, hay tantos tipos distintos de sexualidades, tantos tipos distintos de sitios donde puedes ejercer el mal que creo que en otras, emm, generaciones no era tan evidente y no estaba tan bien visto, es decir, igual existía, pero...”. Y las reacciones, claro, no tardaron: “Horrorizada con el discurso que se marca Tamara Falcó”, tuiteó @SaradelaHozM. “He borrado todos mis tuits sobre Tamara Falcó y ‘la simpatía’ que me suscitaba por principios. Al fascismo no se le blanquea venga en el empaque en el que venga. Pido perdón por todos mis comentarios”, tecleó @rgonviu. “Siento vergüenza al escuchar estas estupideces”, publicó el usuario @JulianMaciasT.
De Sálvame, el programa que acogió sus primeras declaraciones tras la ruptura, se han compartido varios vídeos de Jorge Javier Vázquez en los que critica las palabras de la marquesa: “Para mí, son un rotundo no estas palabras de Tamara Falcó, y no deberíamos ser tan comprensivos con ella porque palabras como las suyas producen muchísimo daño en esta sociedad (...). Esos no son discursos de amor; son discursos de odio y hay que denunciarlos y rechazarlos de pleno. Porque primero son los discursos y luego vienen las hostias en la calle”, dijo el presentador. Falcó publicó el jueves en Instagram el enlace de su intervención en México y el siguiente mensaje: “Desde hace unos días se me ha acusado de ser homófoba. Nada más lejos de la realidad. (...) Pido perdón a cualquier colectivo que se haya visto atacado por mis declaraciones. Reitero que jamás desearía el mal a nadie y menos aún incitaría al odio”. Bien por las disculpas, pero el daño está hecho.
Si no se frenan los discursos de odio, calan en la sociedad y hacen que la gente se sienta con el poder de agredir a otras personas por tener un origen o una sexualidad diferente a la suya. Carlos Rubio (@charlsblond) publicó un hilo el lunes en el que denuncia una agresión homófoba que sufrió el fin de semana: “Anoche nos pegaron en Granada al grito de maricón”; “No le dijimos nada. No le miramos. No le provocamos”; “¿Cuántas barbaridades más tienen que pasar para que como sociedad castiguemos ese odio?” escribe en diferentes tuits de la publicación.
El de Carlos es solo un caso. Hay muchos más, y algunos acaban de la peor manera. Recordemos lo que gritaban quienes mataron a Samuel Luiz y tengamos en cuenta que no todos se hacen públicos. Según el Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España, publicado por el Ministerio del Interior esta semana, en 2021, los delitos relacionados con la orientación sexual o la identidad de género aumentaron un 67,63% con respecto a 2019.
Da igual que ocupen un nanosegundo en el metaverso o se trate de los gritos de una manada de energúmenos desde las ventanas de un colegio mayor: los discursos de odio, los machistas, los que atentan contra la identidad sexual, hieren y matan. Y hay que acabar con ellos.