Lara Siscar: “En el Telediario intentamos humanizar la información, no ser fríos con los datos”
La presentadora ha alternado los fines de semana con su compañero Lluís Guilera en plató para minimizar riesgos por el coronavirus
La televisión es una de las grandes vías de escape del confinamiento por el coronavirus. Ya sea para evadirse en mundos de ficción, en islas lejanas o para informarse de la última hora. Y nunca tanta gente estuvo en casa los fines de semana con la televisión conectada. En Televisión Española, los sábados y los domingos los rostros más reconocibles son los de los presentadores del Telediario Lara Siscar y Lluís Guilera, que estuvieron un mes y medio turnándose en el plató de cara al público del informativo. Ahora han vuelto a presentar juntos. Siscar (Gandía, 1977) y su compañero tienen un empeño: humanizar en la televisión pública una información nada fácil de comunicar.
Pregunta. ¿Cómo ha sido la coordinación los fines de semana?
Respuesta. Nos turnábamos, cada fin de semana lo presentaba uno y el otro se dedicaba al teletrabajo. Los dos seguíamos haciendo tareas, aunque no estuviésemos presentando. En el caso de Lluís, él es el editor. Y en el mío, me enviaron un ordenador enorme que se conecta con el sistema interno de Torrespaña y tenía acceso a nuestros programas e imágenes y me encargaba de ir generando informaciones, hacer piezas y lo que necesitara la escaleta.
P. ¿Qué sensación tenía cuando le tocaba hacer plató?
R. De responsabilidad, porque además, cada uno de los anuncios de prórroga, igual que grandes novedades, como los cambios en los estados de alarma se han estado dando los fines de semana en las comparecencias de Pedro Sánchez. Como sabes lo que significa para la población, para los espectadores que te ven, pero también para ti como ciudadano y como familiar, pareja o amigo de ciudadanos, de alguna manera aumenta el pulso. No son telediarios normales por motivos obvios.
P. ¿Echa de menos esos telediarios?
R. Sí, sobre todo por lo que significa de cierta calma informativa que refleje de algún modo que la sociedad transita por un camino más apacible, no con tantos sobresaltos como ahora, que es verdad que informativamente puede incluso provocar una mayor atención, no solo que te escuchan y te ven, sino de ti mismo como periodista, esta cosa del pulso periodístico, pero siempre por este motivo, lo compensa. Estoy deseando que vuelvan los telediarios normales.
P. Después de tantos días, ¿cómo se lleva que el telediario sea casi monotemático?
R. Son más de 40 días hablando casi exclusivamente de temas que tienen que ver con el coronavirus. Al principio nos chocaba mucho, pero es cierto que en una situación como esta, cualquier otra información que no tenga que ver con el virus y sus consecuencias, de alguna manera se desplaza del centro del interés. Al principio pensábamos que tal vez incluso nuestros espectadores se preguntarían por qué tanto sobre el coronavirus, pero es que a nivel mundial ahora mismo no hay otro tema que marque los aspectos de la vida como este.
P. ¿En qué notan que los fines de semana hay más gente pendientes del Telediario?
R. Lo notamos no solo por los índices de audiencia, que es algo que ni me llega directamente ni suelo mirar, pero sí que nos llegan mensajes, casi siempre positivos, de personas que nos conocen y también nos ven. En el Telediario de fin de semana intentamos siempre darle un toque realistamente esperanzador, fijándonos también en los puntos positivos o de solidaridad en los primeros momentos, en los que todos los datos eran únicamente negativos y la gente nos hacía saber que eso les hacía sentir bien. Eso para nosotros era muy satisfactorio, porque es lo que compensa ese esfuerzo que hacemos por presentar la información de otra manera. Ahora ya es muy difícil que la gente se ponga el telediario y lo deje sonar como música de fondo, ahora se sientan a escuchar cuáles son los datos, cómo están las cosas, cómo vamos, cómo vamos a ir, por eso dedico muchísimo tiempo a esta manera tan delicada de dar los datos de infectados, los de fallecidos, intentando que no sean datos. Le doy muchas vueltas siempre a eso, intento no decir 300 muertos, sino 300 personas fallecidas. Y después cómo dar como positivo, y este positivo muy entre comillas, el dato de que solo, también muy entre comillas, hayan fallecido 300 personas. Este tipo de cosas que si no te paras a pensar, te sale como una frase muy fría de inicio y que nosotros en el Telediario del fin de semana intentamos humanizar al máximo.
P. Y tienen la responsabilidad de ser la televisión pública...
R. Claro. Siempre defenderé que el servicio público, con todo lo que conlleva, es positivo. Me siento muy orgullosa de trabajar en un servicio público, porque además me lo creo, eso hace que también acepte que nosotros estamos más expuestos a las críticas y a las exigencias de la población, y está bien que así sea. Intentamos hacer todo lo mejor posible e intentar que todas las sensibilidades se sientan tenidas en cuenta. Y si en algún momento no lo conseguimos, está bien que se nos haga saber.
P. Trabajando todo el día con información, ¿luego cómo desconecta?
R. La tele solo la pongo o bien para ver películas por la noche en cuanto acaba el Telediario, porque eso sí, veo el de las 15.00 y el de las 21.00. Y los periódicos. La verdadera desconexión es sobre todo la lectura, ahora he descubierto Sapiens, que es un libro que debí leer antes que es interesantísimo con el que estoy aprendiendo muchísimo, y estudiando ruso, que tengo clases telemáticas. Y tengo una videollamada fija todos los días, justo después de los aplausos, que suele durar sobre una hora, con mis padres, que los tengo en Valencia. Cuando empezó todo esto ya hacía un mes que no les veía, soy hija única y todos los días hablamos una hora por videoconferencia.
P. Ellos tienen el plus de que le ven en la tele...
R. Y eso les hace sentir muy bien, es como si estuviese cerca.
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