Manu Baqueiro: “Hago un rabo de toro estupendo”
El eterno Marcelino de ‘Amar es para siempre’ participará este otoño en ‘MasterChef Celebrity’ y es copropietario, junto a otros actores, de varios locales hosteleros en Madrid, pero tiene claro que su lugar está junto al mar
Desde hace 17 años, se planta cada sobremesa en el salón de miles de casas españolas. Manu Baqueiro (Madrid, 44 años) lleva casi media vida interpretando a Marcelino Gómez, el hombre detrás de la barra de El Asturiano en la serie de Antena 3 Amar es para siempre. Este otoño se le verá participando en MasterChef Celebrity. Y cuando no está grabando o de gira de teatro, es fácil encontrarlo en el restaurante Decadente, en Madrid, donde comparte aventura empresarial desde hace cinco años con los también actores Carles Francino, Nacho Fresneda y Marco Martínez, o en las tabernas La tía Feli, donde es socio de Aarón Guerrero, el recordado Chechu en Médico de familia.
Pregunta. Empezó a estudiar Derecho. ¿Cómo decidió dar este cambio a su vida?
Respuesta. Yo siempre había sido de estar actuando, imitando a los políticos del momento, a Felipe González, a humoristas, a Gila... Mi hermano Alfonso Bassave (somos hermanos por parte de madre) se apuntó a la escuela de Cristina Rota. Yo tenía una crisis tremenda con lo del Derecho. No voy a decir nunca que tuve claro que mi vocación era ser actor, me considero un buscavidas, podría ser actor como mañana podría dejarlo y montar una escuela de kitesurf en un pueblo perdido de Brasil. No soy de esa gente que dice que no sabría qué hacer. Se me ocurren mil cosas ahí fuera. Un día fui a ver la clase de mi hermano y salí fascinado. En el fondo yo pensaba: yo soy mejor que la mitad de estos, esto también lo puedo hacer. Me tocó pasar por todo, poner muchas copas en bares, hacer todo tipo de trabajos en programas, ayudante de producción… He sido chófer de actores que luego han venido a mi serie.
P. Tras 17 años, su trabajo en Amar es para siempre es lo más parecido a ser funcionario que hay en el mundo de la actuación.
R. Tiene lo bueno de ser un funcionario, que es una seguridad laboral. Yo voy con la misma motivación cada día y tienes el desafío de estar trabajando con gente nueva cada poco tiempo y de no poder relajarte. En una serie diaria hay que currar mucho. Yo salgo de esta entrevista y me voy a estudiar las siete secuencias de mañana. Es verdad que me cuidan mucho, que siempre que tengo teatro me lo respetan. Esto no lo puede decir todo el mundo, aquí nos tratan muy bien. Me han dejado hacer MasterChef, que es de otra cadena… Estoy muy agradecido a Antena 3 y la productora Diagonal.
P. ¿Es cocinillas? ¿Cuál es su plato estrella?
R. Hago un rabo de toro estupendo. Me encanta todo lo que tenga que ver con el pescado. Me gusta mucho trabajar con la baja temperatura, soy un fanático de las máquinas, del roner, de estar experimentando con ellas, con emulsiones... El rodaballo es mi pescado preferido, pero ese sí que tiene que ir a la brasa. Todo lo que venga del mar… Y luego, por supuesto, también una buena carne. Estoy muy a gusto con la cocina. Es un divertimento que además me relaja, me coloca en otro lugar. Yo asumo la cocina como un lugar de reunión, de quedar con alguien, tomarte tu vino tranquilamente mientras vas cocinando. Amo las paellas… Todo lo que envuelve eso es un canto a la vida, a la sociedad, a estar juntos, a comunicarnos.
P. ¿Les hacen una prueba para entrar en MasterChef Celebrity? ¿No basta con ser famoso?
R. Yo hice una prueba, y miran cómo te desenvuelves ante la cámara, si eres capaz de estar picando cebolla y hablándoles a la cara. Preparé unos chipirones rellenos al curry.
P. Supongo que por la calle le reconocerán más como Marcelino que como Manu Baqueiro. ¿Cómo lo lleva?
R. Muy bien, pasa mucho. A veces me llaman Manu, ojo, e igual después de MasterChef más, pero ¿cómo me va a molestar, si le debo todo a Marcelino? No perdamos la humildad. Si estás todos los días en la tele con un personaje, si te ofende que te llamen por la calle como él, o tienes un problema de ego o de ignorancia.
P. ¿Cuántos años tiene ya Marcelino?
R. No lo decimos [ríe]. Con los saltos temporales, procuramos no decirlo. Cuando hay una celebración, en la tarta no pone el número. Digamos que empezó como novio de Manolita y ahora son abuelos. Hemos podido hacer de adolescentes enamorados, de padres responsables y de abuelos preocupados.
P. ¿Cuánto de suerte y cuánto de trabajo hay en la carrera de un actor?
R. Hay mucho de trabajo y mucho de suerte. Es estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Luego, no solo depende de ti. Puedes hacer un trabajazo y que la serie el tercer día esté fuera porque no ha hecho audiencia. Lo que sí tengo claro es que sin trabajo no se llega. Puedes tener potra en una cosita, pero luego se te ven las costuras. Ser actor es un 70% trabajo y un 30% talento. Cuando empezó Amar en tiempos revueltos, me llamaron porque habían pensado en mí para una serie que iba a durar seis meses, y era un personajillo detrás de una barra, un poco de comparsa, pero que si me lo curraba a lo mejor daba para más. Y me lo curré.
P. ¿Cómo le gusta desconectar de la interpretación y la hostelería?
R. Amo el mar. La mitad de mi familia es gallega, mi padre es gallego. Me divido entre Galicia y Tarifa. Tarifa es mi otro lugar porque soy un amante del viento y del kitesurf y navegar, y siempre que puedo me escapo allí a navegar. Y cuando no, me voy a Galicia, a mis raíces, a pescar en el muelle, a pasear con mi padre por la playa. Yo no me veo dentro de 20 años en Madrid. Yo me veo viviendo cerca del mar y viniendo aquí cuando me llamen para algo concreto. Mi lugar sé que no está Madrid, está cerca del mar.
P. Veo que tiene muy claros sus planes para el futuro
R. Hay que tener planes en la vida, luego se pueden no cumplir, pero sin objetivos te pierdes. Yo tengo un objetivo a 10 o 15 años, que ya me voy haciendo mayor y quiero estar disfrutando con salud del mar. Al final, salvo si estás en una serie diaria, normalmente no trabajamos tanto, salvo Javier Gutiérrez, Antonio de la Torre y cuatro más, los demás tienen muchos meses libres, desgraciadamente, o meses de paro. Me sale más barato estar allí que aquí en Madrid.
P. ¿Qué pensaría Marcelino de los últimos tres años que nos han tocado vivir?
R. Uy, con lo vital que es, el confinamiento lo habría llevado fatal. Es un tío muy de su gente, muy de dar amor y de recibir, y ver que toda esa vitalidad se iba al traste y pasábamos por lo que hemos pasado y todavía estamos arrastrando… Y con todo este panorama oscuro que viene... Lo que sí que sé es que Marcelino intentaría tirar en el día a día, a modiño, que decimos arriba.
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