El enfrentamiento entre los miembros de CiU dificulta la salida de la crisis en la Sindicatura
Convergència i Unió ha pedido el apoyo del PP para que el Parlament intervenga antes de que acabe el año en la crisis de la Sindicatura de Cuentas e imponga a Marià Nicolàs como síndico mayor, según fuentes parlamentarias. Los síndicos, que desde principios de año han realizado cerca de 40 votaciones para tratar de elegir al síndico mayor, todas infructuosas, han llegado al acuerdo tácito de no volver a votar y esperar a que intervenga el Parlament. La Sindicatura aprobó el el miércoles su plan de trabajo para este año.
La Sindicatura de Cuentas, el órgano fiscalizador de las administraciones públicas en Cataluña, atraviesa una grave crisis desde principios de año, cuando dimitió su síndico mayor, Ferran Termes, en medio de una agria polémica con otros síndicos. Desde entonces la entidad vive inmersa en la provisionalidad: tras casi 40 votaciones, los síndicos han sido incapaces de elegir al síndico mayor, a pesar de que los propuestos por CiU y el PP tienen mayoría; las cuentas propias no se han aprobado definitivamente, está en marcha una auditoría interna sobre la gestión del anterior síndico mayor y hasta el pasado miércoles se trabajaba sin el preceptivo plan de trabajo anual.
Todos los grupos parlamentarios han subrayado reiteradamente que la situación es insostenible, pero hasta ahora también ellos han sido incapaces de desbloquearla. Antes del verano hubo un primer intento desde la Cámara de resolver la situación, pero no prosperó: CiU buscó apoyos para destituir a los siete síndicos, aunque se quedó sola.
Actualmente hay presentadas dos iniciativas parlamentarias para acabar con la crisis: una, firmada por CiU, el PP e IC-V, propone que el Parlament designe al síndico mayor. La otra, promovida por los socialistas, sugiere una reforma legal para desbloquear la situación sin que el Parlament imponga ningún nombre con el fin de no atentar contra la independencia de la institución. Esta fórmula, no obstante, convertiría en síndico mayor a uno de los síndicos avalados en su día por los socialistas.
Nuevos contactosLa semana pasada los partidos retomaron los contactos y acercaron posiciones, aunque no cerraron aún ningún acuerdo. Fuentes parlamentarias explican que los socialistas han aceptado que la Cámara designe excepcionalmente al próximo síndico mayor, siempre y cuando la ley incorpore su fórmula para futuras votaciones. Por tanto, CiU ha puesto ahora todas sus energías en obtener el apoyo del PP para que el Parlament nombre directamente a su candidato a síndico mayor, Marià Nicolàs, en el pleno que se celebrará en diciembre.
Los conservadores, por ahora, aceptan el procedimiento sugerido para desbloquear la crisis, pero todavía se resisten a apoyar a Nicolàs. Éste no tiene el respaldo del síndico avalado por el PP, Manuel Barrado, que en los plenos de la sindicatura se ha abstenido cuando su candidatura se ha sometido a votación.
La opción de Nicolàs es el último intento de CiU por mantener el control sobre esta institución tan sensible, cuyos informes han puesto en aprietos al Gobierno en varias ocasiones. CiU intentó primero situar a Montserrat de Vehí, próxima a Unió, pero su candidatura se tornó imposible tras ser rechazada en más de 20 ocasiones por el pleno de la Sindicatura y no lograr ni siquiera atraerse a los dos síndicos próximos a CDC. Después CiU apostó sin éxito por Xavier Vela, actual síndico mayor en funciones y el más próximo a Jordi Pujol.
Tras fracasar en su intento de situar al frente de la Sindicatura de Cuentas a De Vehí y a Vela, CiU ha impulsado su última carta, Marià Nicolàs, aunque necesitará convencer primero al Partido Popular para que el Parlament imponga su nombramiento. Nicolàs, que según fuentes de la Sindicatura ha aceptado el reto a regañadientes, ya ha presentado su candidatura en varias ocasiones ante el pleno de este organismo, pero tampoco ha logrado el respaldo necesario por los medios que fija la actual ley.
Para ser investido síndico mayor se requiere al menos el voto de cuatro de los siete síndicos. Éstos son formalmente independientes de los partidos políticos, pero a la práctica las formaciones sugieren los nombres en función de su respectivo peso en el Parlament. Actualmente hay tres síndicos avalados por CiU, dos por el PSC, uno por el PP y, tras las últimas elecciones, uno que cuenta con el beneplácito de Esquerra Republicana (ERC). Por tanto, el bloque de CiU y el PP disponía en principio de la mayoría suficiente.
No obstante, este bloque saltó en pedazos hace meses, lo que explica en parte el bloqueo que atraviesa la institución: el síndico del PP se niega a dar su voto a los candidatos de CiU y, entre éstos, las relaciones entre los dos síndicos próximos a CDC -Vela y Nicolàs- y la cercana a Unió -De Vehí- son más que tensas.
Su enfrentamiento volvió a quedar de manifiesto el miércoles pasado, según fuentes de la Sindicatura. Vela y Nicolàs trataron que De Vehí se responsabilizara de alguna sectorial interna -se le ofreció particularmente llevar los asuntos de sanidad-, pero ésta se negó en redondo alegando que no quería contribuir a legitimar la actual situación de provisionalidad en la que Vela ejerce de síndico mayor en funciones. En consecuencia, el pleno acordó mantener el reparto de áreas vigente hasta ahora y aplazó su modificación hasta la elección del nuevo síndico mayor.
Nueve meses de retrasoEl pleno, no obstante, logró aprobar finalmente el plan de trabajo para el año 2001 cuando el ejercicio ya se encuentra en su recta final. Normalmente este plan se aprueba a principios de año, pero en esta ocasión los síndicos estaban trabajando sin ningún plan formal como consecuencia de la crisis que atraviesa la entidad: la aprobación se ha materializado con nueve meses de retraso, cuando ya sólo quedan dos para que concluya el año.
Los síndicos evitaron realizar una nueva votación para elegir al síndico mayor. Fuentes de la Sindicatura explican que sus integrantes han llegado a un pacto tácito de evitar nuevas votaciones, a menos que un síndico tenga la seguridad de alcanzar la mayoría, para no contribuir a amplificar la crisis. Salvo sorpresas de última hora, los síndicos esperarán a que el Parlament imponga a un candidato.
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