La hora de Ronaldo
Los brasileños, favoritos indiscutibles frente a Alemania en la final más desequilibrada desde la de Suiza 54 -En aquella ocasión, sin embargo, la gran Hungría de Puskas cayó precisamente ante los germanos
Pocas veces se ha llegado a una final tan desequilibrada. Y ésa no es una buena noticia para Brasil, que tiene en el recuerdo el maracanazo, la derrota frente a Uruguay en Río, en 1950, que todavía causa dolor en un país que ha ganado cuatro Mundiales. ¿Estaremos ante un yokohamazo si Alemania gana? En otros tiempos sería una final de equipos interpares, con los dos más solventes de la historia. La Alemania de Beckenbauer podía mirar cara a cara al Brasil de Pelé. Lo mismo se podía pensar en años posteriores. Ahora, no. Desde la de Suiza 54 no se ha disputado una final con un favorito tan indiscutible. Y también ahí tiene Brasil algo que temer: Alemania derrotó a Hungría, el equipo de Puskas, el mismo que la había derrotado por 8-3 en la primera fase.
Un mundo separa a Brasil de Alemania. Por jugadores, no hay duda de qué equipo es mejor. Más aún cuando falta Ballack, el único brillante en la selección de Voeller. Por números, Brasil ha sido un goleador, 16 tantos en seis partidos, mientras Alemania ha terminado por arrimarse a las cuerdas. A su festival en el primero, 8-0 frente a Arabia, le ha seguido un torneo estrictamente defensivo. Ha ganado todos los encuentros de la segunda fase por 1-0 y siempre con sensación de sufrimiento. Por juego, Brasil ofrece más posibilidades. Cafú, Roberto Carlos, Rivaldo, Ronaldinho y Ronaldo son capaces de ganar con cualquier ocurrencia. El interista, además, está ante su hora, después de que jugase mermado la final, perdida, de Francia 98. En Alemania lo normal es un centro y un cabezazo. Nadie puede inventar en un equipo que, sin embargo, provoca temor en sus rivales. A Brasil se le teme por la incomparable calidad de sus jugadores; Alemania tiene detrás una historia de eficacia, de capacidad de sacrificio, de extrema confianza en sus pocos pero determinantes valores.
Todo parece preparado para un partido en el que Alemania está dispuesta a defenderse como sea. Jugará Jeremies con Hamann. Es toda una declaración de principios. Tampoco tiene más alternativas Voeller en un equipo sin creatividad. Será interesante observar la posición del notable Schneider, que terminaría sacrificado si tiene que perseguir a Roberto Carlos. No se descarta que Alemania vuelva a la defensa de tres centrales (Linke, Ramelow y Metzelder) y dos laterales (Frings y Ziege). De esta forma, Schneider se despegaría de la banda derecha para ingresar en el medio junto a Hamann y Jeremies. En cualquier caso, el margen de maniobra es muy corto. Será Brasil la encargada de llevar la iniciativa; primero, porque se lo pide el cuerpo, y segundo, porque no tendrá más remedio que hacerlo. Un equipo que llegó entre dudas ha acabado como una especie de reserva ecológica del fútbol de ataque. A Brasil se remite la esperanza del fútbol en un torneo esencialmente mediocre. A Alemania le corresponde el papel de víctima, cosa rara por su apabullante historia de éxitos. Ahora sólo queda por ver si hay yokohamazo o no.
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