"Había gritos, ruidos y bombas, era la guerra"
Refugiado tres horas en el vestuario, Óscar Elizondo, nacido en Córdoba (Argentina) en 1959, vivió el infierno de la matanza en Port Said tras el partido entre el equipo local, el Masry, y el Ahly. Evacuado en un avión militar a El Cairo, Elizondo, ojeador del Ahly desde hace 13 meses, relata la tragedia por teléfono.
Pregunta. ¿Qué imágenes le rebotan aún en la cabeza?
Respuesta. La de nuestro jugador más famoso, Abutrika, el Maradona egipcio, sacando en brazos del vestuario a un chico de 17 o 18 años fallecido. Hubo gritos, ruidos y bombas, era la guerra.
P. ¿Cómo se encuentra?
R. Mucho peor que ayer a medida de que van llegando las imágenes. Al terminar el partido salimos corriendo para el vestuario. Empezaron a entrar heridos, llantos, ansiedad... Trataba de levantar el ánimo a los jugadores.
P. ¿Cómo prendió la mecha de la violencia?
R. Cuando llegamos al terreno de juego vimos una pancarta que decía: "Hoy os vamos a matar". Vimos desde el banquillo escenas surrealistas, gente que pasaba al lado sin identificación y soltaba alguna amenaza.
P. ¿Qué hizo la policía?
R. Permitió que la hinchada local atacara con palos, petardos y armas blancas a la nuestra, que estaba en una zona acotada. La forma del ataque hace creer que estaba orquestado. Hubo gente a la que tiraron desde arriba. Murieron muchos aplastados.
P. ¿Tampoco entraron las fuerzas de seguridad al vestuario?
R. Yo vi a dos policías de civil y nada más. Se convirtió en un calvario. No sabía lo que estaba pasando fuera. Si los agresores hubiesen avanzado hasta los vestuarios... ¿Qué habría pasado si hubieran cruzado la barrera?
P. ¿Cómo se explica que exista una afición tan violenta?
R. Egipto, Argelia, Túnez, Marruecos... son aficiones de riesgo por sus altos índices de analfabetismo y de pobreza.
P. ¿Cómo es el Ahly?
R. Cuando el Madrid fue nombrado mejor equipo del siglo pasado, el Ahly fue considerado el mejor de África. Suma siete títulos seguidos. Abutrika es un mito: cuando fuimos a jugar a Marruecos fue increíble, el estadio entero ovacionándolo.
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