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PSC, Junts y los comunes atenazan a Aragonès con sus críticas a la gestión de la sequía

El Govern pone en valor su plan de contingencia y señala al Gobierno por el retraso en la desalinizadora de Tordera

Camilo S. Baquero
PSC Junts Aragonès
EL consejero de Acción Climática, David Mascort, el pasado martes, en la rueda de prensa tras el Consell ExecutiuAndreu Dalmau (EFE)

La llegada al estadio más crítico del plan de la Generalitat para hacer frente a la sequía a finales de diciembre, coincidiendo justamente con el último año de la legislatura, es terreno fértil para la pugna política. El Govern, en minoría en la Cámara, ha quedado atenazado este miércoles por las críticas vertidas por PSC, Junts y En Comú Podem durante la sesión de control al Ejecutivo. Las tres formaciones con las que hasta ahora ha contado ERC para alcanzar mayorías consideran que no se ha hecho todo lo suficiente y piden, cada uno con un acento propio, un cambio de rumbo en la gestión. Tanto el president Pere Aragonès como el consejero de Acción Climática, David Mascort, han salido a defender que sus medidas de ahorro y reducción de dependencia de las lluvias ha permitido alargar un año más las reservas.

Los tres grupos han ido criticando la respuesta del Ejecutivo al periodo sin lluvias más largo e intenso desde que se tienen registros. Pero el tono ha subido, después de que el martes Mascort aceptara que la nueva fase de alerta aprobada en el Consell Executiu buscaba en realidad alargar un poco más la inminencia de que a finales de diciembre se llegue al estado de emergencia, el más severo. Pese a esa certeza, el consejero ha recordado en la Cámara que desde hace más de dos años se trabajaba en el plan de sequía y que de momento se han dedicado 450 millones de euros para hacer frente a la falta de agua. “El país está preparado para una sequía ordinaria, no extraordinaria”, ha remachado el titular de Acción Climática.

Precisamente, ese era el flanco por el que los socialistas han decidido transitar en su estrategia de apretar a Aragonès con una mano y, con la otra, ofrecerle colaboración. El primer papel ha recaído en la diputada Sílvia Paneque, que ha afeado al consejero que se limite a alabar las medidas de su plan y obvie no poner en marcha infraestructuras planeadas con anterioridad. “Cómo estaríamos si en la primavera de 2021, en lugar de esperar que llegaran las lluvias, se hubiera comenzado a hacer las actuaciones urgentes”, señalando específicamente los efectos de la puesta en marcha de la planta de regeneración del Besòs.

El jefe de la oposición Salvador Illa, ha sido el encargado de mostrarse más conciliador. “Ahora la mesa que más importa a los catalanes es la mesa de la sequía, y así será durante los próximos meses”, le ha dicho al president, haciendo referencia a los foros de diálogo que el PSOE pactó con los independentistas. La polémica entre Junts y ERC del pasado lunes y martes sobre las mesas, sin embargo, no ha sido ni mencionada en la sesión de control.

Junts ha salido al ataque pidiendo a Aragonès que convoque en breve la cumbre del agua. El espacio de diálogo entre partidos y donde el Gobierno comparte su estrategia escenificó, el pasado mes de marzo, la decisión de los socialistas y de los exsocios de Govern de actuar corto a una Esquerra que consideraban que actuaba como si tuviera mayoría absoluta y no solo 33 diputados. El representante de Junts, Salvador Vergés, riñó a Mascort por considerar que obras como las pendientes en Tordera y el Besòs, parte del decreto ley pactado también por Junts y PSC, “no avanzan al ritmo que toca”.

Tanto el consejero como Aragonès han intentado sacudirse esas críticas mostrando que su estrategia de control en el consumo y de cambio en la fuente de origen del agua ha permitido ganar un año en la llegada de la restricción. “La mitad del agua que se gasta ahora en las concas internas ya no viene de los embalses. Viene de las desaladoras, del agua freática y de la regenerada. Hemos hecho las cosas bien”, ha afirmado, para mostrar también un cambio de paradigma. Y ha optado por señalar también el doble discurso de los socialistas, pues parte del retraso para ejecutar tanto la obra de Tordera como la del Besòs depende de gestiones tanto en el Ministerio de Transición Ecológica como de Adif, que tiene que ceder unos terrenos.

La idea de cambio de rumbo, aunque con un fondo completamente distinto, ha estado el centro de la intervención de los comunes. A puertas de una negociación presupuestaria donde su voto es indispensable, el portavoz David Cid ha invitado a ERC a abandonar el proyecto del Hard Rock. Pendiente de desarrollarse en Tarragona y que implicará la apertura de cientos de camas hoteleras, lleva años empantanado mientras se tramita su ejecución. “Usted es el president de la sequía: no se moja nunca. Mójese por una vez”, le ha espetado Cid. Aragonés ha lamentado que la formación progresista use como arma arrojadiza la sequía en su cruzada contra el macrocasino y ha recordado que los proyectos que aterricen ahora en Cataluña necesitarán adaptarse a la nueva realidad hidrológica.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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