La oposición al Hard Rock o el ecologismo que no da votos en Cataluña
A pesar de que el cambio climático es la mayor preocupación de los catalanes según el CEO, Comuns y CUP pierden el 41% de sus escaños en el Parlament
El no al Hard Rock no ha conseguido una recompensa electoral. Comuns Sumar, el partido que hizo caer indirectamente al Govern por su apoyo al macrocasino previsto en Tarragona, pasó de ocho a seis diputados parlamentarios en las elecciones catalanas e incluso perdió su único representante en la provincia. Y la CUP, que abanderó la lucha contra los Juegos Olímpicos de Invierno en el Pirineo y comparte con los comunes su rechazo a la ampliación del aeropuerto de Barcelona o al mismo Hard Rock, se hundió. Pasó de nueve a cuatro. Entre ambas formaciones pierden el 41% de sus escaños. El ecologismo no vende en Cataluña, incluso cuando el cambio climático es la principal preocupación de los catalanes según el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO, el CIS catalán).
“Es cierto que el cambio climático es una de las principales preocupaciones, pero no se traslada a las urnas y no moviliza al electorado”, lamenta Fernando Fernández, coordinador de Greenpeace en Cataluña. “Aún queda por hacer”, añade. Resulta llamativo cómo la lucha contra el cambio climático pasó de ser un tema central en campaña a uno más. La líder de los comunes, Jéssica Albiach, inició la carrera electoral tras tumbar los presupuestos autonómicos al considerar que la sequía que azotaba Cataluña hacía imposible apoyar la construcción de un macrocasino turístico en Tarragona que sí se había tolerado en negociaciones presupuestarias anteriores. El debate se centró en modelos productivos, en la sequía y en la gestión del agua. Pero a la hora de la verdad, los focos se dirigieron a la pugna final entre Salvador Illa (PSC) y Carles Puigdemont (Junts). Los personalismos, entienden desde el entorno de Comuns y la CUP, pudieron limitar las propuestas más ideológicas.
Emilio Román Rodrigálvarez, politólogo colaborador del Colegio de Profesionales de la Ciencia Política y la Sociología de Cataluña, introduce precisamente las lluvias de primavera para explicar la pérdida de protagonismo dado al cambio climático en campaña: “El tema de la sequía era muy recurrente en la agenda mediática, pero llegaron las lluvias [Cataluña ha pasado del 14% de capacidad de los embalses en marzo, cuando se convocaron las elecciones, al 25% actual] y la incidencia directa de la problemática dejó de ser tan prioritaria. Ya no se percibió como tan grave”. El Govern incluso suavizó las restricciones a pocos días de las elecciones. Fernández, en todo caso, rechaza que la sequía “haya dejado de ser una preocupación”, pero admite que en el voto de los catalanes probablemente “ha primado el eje nacional”.
Los seis diputados de los Comuns llegan desde la circunscripción de Barcelona, mientras que quedan con el casillero a cero en Tarragona, donde debe construirse el Hard- Rock. En los municipios de Salou y Vila-Seca, cerca de los terrenos, el apoyo ha sido menor (3,74% y 4,75% respectivamente) que la media de Cataluña (5,82%), como muestra el calle a calle de EL PAÍS. En El Prat de Llobregat, desde donde el partido ha centralizado su oposición al aeropuerto de Barcelona, en cambio, el resultado es mucho mayor (11,46%).
La CUP tampoco ha podido sacar rédito el trabajo de campo que hizo en contra de los Juegos de Invierno en el Pirineo o el propio Hard Rock en Tarragona. Mantiene un apoyo superior en las comarcas pirenaicas (cercano al 7% en Alt Urgell, Berguedà y Pallars Sobirà, que roza el 10%) que en el global de Cataluña (4,09%), pero la tendencia ha sido decreciente en la mayoría de los territorios hasta el punto de que solo consigue representación en Barcelona (tres escaños) y Girona (uno). En Tarragona, punto de partida político de su candidata, Laia Estrada, tampoco contará con representación a pesar de la oposición que ha mantenido la líder antisistema al macrocasino.
¿Podría entenderse esta falta de apoyos como que la ciudadanía aprueba estos proyectos? “No”, coinciden taxativos Rodrigálvarez y Fernández. “No se puede concretar el voto por un solo motivo, sería falaz”, responden. El coordinador de Greenpeace en Cataluña pide a los partidos “más responsabilidad” para priorizar mensajes y políticas de ámbito ecologista durante las campañas. “No tenemos que trasladar la responsabilidad sobre el elector sino también sobre las formaciones”, analiza. “Y nuestra preocupación es que, cuando lo hagan, ya sea demasiado tarde”, añade.
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