Corea del Norte aumenta su presión sobre EE UU
Pyongyang anuncia la prueba de una nueva arma táctica y reclama a Washington que aparte a Pompeo de las negociaciones
Corea del Norte presiona a Estados Unidos. En medio del impasse en las negociaciones sobre desarme, este jueves ha dado a conocer que ha probado una nueva arma táctica guiada, sobre la que no ha ofrecido más detalles. Y también ha reclamado que el secretario de Estado, Mike Pompeo, deje de formar parte del equipo estadounidense en las conversaciones y se ponga en su lugar a un representante “más maduro”.
La nueva prueba no es, en sí, causa de gran alarma. Ya efectuó otro ensayo de un arma también descrita vagamente como “ultramoderna” en noviembre pasado, precisamente cuando las negociaciones atravesaban otro de sus frecuentes periodos de estancamiento. Pero ni el Mando Estratégico ni el Mando Norte de EE UU han detectado ningún tipo de lanzamiento de cohete, lo que lleva a pensar que pueda tratarse de alguna pieza de artillería convencional de corto alcance. Nada, en cualquier caso, que viole la moratoria sobre lanzamiento de misiles que declaró Corea del Norte el año pasado. Tampoco nada que incumpla las sanciones de la ONU.
Lo que sí resulta más llamativo es el momento. Hace dos días, Corea del Norte conmemoraba el aniversario del nacimiento de su fundador, Kim Il-sung, abuelo del líder actual. Y acaba de acometer una importante reestructuración en la jerarquía al frente del país, que ha visto proclamar a Kim Jong-un “representante supremo de todo el pueblo coreano”.
Kim, además, ha buscado desarrollar apoyos alternativos, y prepara ahora una cumbre con el presidente ruso, Vladímir Putin. Moscú ha confirmado que se trabaja de cara a esa reunión, y este jueves ha anunciado que se celebrará “durante la segunda mitad del mes de abril”, ha informado la agencia France Presse. Los medios surcoreanos barajaban ya el próximo día 24 y la ciudad de Vladivostok, en el extremo oriente ruso. Putin tiene previsto un viaje a China el 26 y 27 de abril para un foro económico.El enviado de EE UU para las conversaciones con Corea del Norte, Stephen Biegun, se ha desplazado a la capital rusa esta semana para tratar sobre el proceso de desnuclearización.
En un gesto tanto para el consumo interno —demostrar la determinación del régimen— como hacia Estados Unidos, para aumentar la presión, Pyongyang ha reclamado la salida de Pompeo de esas negociaciones sobre desnuclearización. “Temo que si sigue participando… se van a enredar de nuevo”, ha declarado el responsable para Asuntos Estadounidenses del Ministerio de Exteriores norcoreano, Kwon Jong-gun. “En el caso de reanudar las conversaciones con EE UU, espero que nuestro interlocutor no sea Pompeo, sino…una persona más atenta y madura para comunicarse con nosotros”.
El proceso de negociación se encuentra estancado desde el fracaso de la cumbre de Hanói, el 28 de febrero y 1 de marzo, entre Kim Jong-un y el presidente estadounidense, Donald Trump. Después de que el líder norcoreano se embarcara en un épico viaje en tren de 65 horas para llegar a la capital vietnamita, las dos partes se marcharon con las manos vacías y sin más botín que una serie de fotos. Trump planteaba un “gran acuerdo” para que Pyongyang se deshiciera por completo de su programa nuclear, y entonces Estados Unidos levantaría las sanciones que pesan sobre el régimen y lastran gravemente la economía norcoreana. Kim, que siempre ha reclamado un proceso gradual, proponía en cambio un paso más modesto: desmantelar su centro nuclear de Yongbyon a cambio del levantamiento de algunas sanciones.
Desde entonces no se han producido progresos, aunque ninguna de las dos partes ha querido cerrar la puerta a las conversaciones. Tanto Kim como Trump han manifestado su esperanza en que se celebre una tercera cumbre, tras la de Hanói y la de Singapur, la primera entre líderes de Corea del Norte y Estados Unidos, la que abrió el proceso de negociación tras un tormentoso año 2017 en el que ambos países parecían encaminados a un enfrentamiento. “Nuestros equipos están trabajando con los norcoreanos…para establecer una ruta que nos permita llegar allí [a una tercera cumbre]”, afirmaba Pompeo a comienzos de esta semana, “[Kim] ha dicho que quiere lograrlo para finales de este año. Me encantaría ver que se consigue antes”.
Pero si ninguna de las partes da por cerrado el proceso, Kim sí ha querido poner plazos. El líder norcoreano ha advertido que da a Trump hasta finales de este año para enderezar las negociaciones. La amenaza implícita es que a partir del año próximo podría retomar el festival de pruebas de misiles, incluidos cohetes intercontinentales, que caracterizó 2017 e hizo temer al mundo un enfrentamiento militar entre los dos países.
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