Los partidarios de Navalni se repliegan para concentrarse en las elecciones parlamentarias de otoño
Tras la dura represión de las manifestaciones en Rusia, el equipo del opositor cambia de estrategia y apuesta por nuevos métodos de protesta y continuar con las investigaciones anticorrupción
El equipo de Alexéi Navalni enfrenta el duro pulso político con el Kremlin como una carrera de fondo. Los partidarios del opositor, condenado a tres años y medio de cárcel en un polémico caso que considera una “persecución política”, han decidido replegarse y guardar fuerzas. Tras la dura represión y las miles de detenciones en las protestas multitudinarias en apoyo al activista de las últimas semanas en toda Rusia, centran ahora su estrategia en impulsar las investigaciones sobre la corrupción de la élite política y económica rusa, y en reservarse para las cruciales elecciones parlamentarias de otoño, en las que buscan desterrar a Rusia Unida, partido leal al presidente ruso, Vladímir Putin. Con Navalni en prisión, sus aliados, también en la diana de las autoridades rusas, tratan de mantener vivo el movimiento que basa gran parte de la fuerza en su líder.
Vestir una prenda de ropa roja y subir imágenes a las redes sociales se ha convertido en la última iniciativa en solidaridad con el activista anticorrupción. Y otra: salir con linternas, velas o con los móviles iluminados al anochecer este 14 de febrero en los patios de vecinos para formar una “cadena de solidaridad y amor” en apoyo al crítico más feroz contra el presidente ruso. Como propuso Leonid Volkov, uno de los colaboradores más cercanos de Navalni y de los pocos que no están entre rejas o en arresto domiciliario, incomunicados, como su número dos, Liubov Sobol.
Las fuerzas de seguridad han advertido ya de que también esas pequeñas acciones luminosas en los patios son ilegales, y que quienes participen en ellas se enfrentarán a sanciones. De momento, han emitido una orden de arresto para Volkov, acusado de incitar a menores a participar en manifestaciones no autorizadas, y le han incluido en la lista de personas buscadas a través de Interpol. Pero Volkov vive ahora en Lituania y las autoridades del país báltico no solo han dicho que ignorarán la orden de búsqueda, sino que han cargado contra Rusia por lanzarla. “Usar herramientas internacionales para el enjuiciamiento por motivos políticos es una práctica incorrecta”, dijo el miércoles la ministra del Interior lituana, Agne Bilotaite. El caso Navalni está aumentando la tensión todavía más entre Rusia y la Unión Europea.
Con casi 12.000 detenidos en tres semanas de protestas en más de un centenar de ciudades del país y la amenaza de represión todavía más dura, Volkov y el resto del equipo de Navalni que aún permanece en libertad apuestan ahora por aparcar las protestas multitudinarias al menos hasta primavera. No desean repetir el ejemplo de Bielorrusia, donde Aleksandr Lukashenko permanece en la presidencia y reprime con cada vez más fuerza las protestas por la democracia y contra el fraude electoral en las elecciones de agosto, que duran ya seis meses.
Se trata de que las amenazas y la mano dura del Kremlin no disuadan a aquellos que habían salido a la calle (muchos por vez primera) impulsados por el descontento con la situación económica y social del país, apuntó Volkov. Putin “aprendió de Lukashenko que se puede golpear a la gente de manera muy, muy dolorosa y aun así aferrarse al poder. Fueron unas elecciones lo que llevaron a la gente a la calle en Bielorrusia. Para nosotros aún están por llegar”, recalcó hace unos días el aliado de Navalni en una intervención en directo en las redes sociales.
Pese a los escándalos y a que está en sus mínimos históricos desde hace meses, la aprobación del presidente Putin entre los rusos no se ha visto demasiado alterada por el arresto de Navalni en enero, nada más regresar a Rusia desde Alemania, donde se recuperó del envenenamiento sufrido este verano en Siberia y del que culpa directamente al líder ruso; sigue en torno al 60%, según los últimos datos del centro independiente Levada. Aunque sí se ha desplomado entre los jóvenes, remarca Maria Lipman, de la red de académicos de la Universidad George Washington Ponars-Eurasia. Todavía es pronto para determinar si con el opositor en prisión, sus colaboradores lograrán minar ese apoyo pasivo del que se nutre el Kremlin y el partido del Gobierno, Rusia Unida, señala la experta.
Campaña electoral
El equipo del opositor trata de proteger y preservar abiertas a toda costa las oficinas que Navalni y su organización anticorrupción han ido tejiendo en los últimos años en numerosas regiones del extenso país euroasiático. Sedes que no solo están sumando músculo al movimiento, sino que se pueden convertir en una de sus piedras angulares de cara a las elecciones a la Duma estatal previstas para septiembre. De hecho, es en las provincias donde el descontento latente y el hartazgo hacia las autoridades puede calar más a fondo, según los analistas.
“Tenemos que existir para participar en las elecciones”, apunta Sergei Ujov, coordinador de la sede de Navalni en la ciudad de Perm. “La posibilidad de que todos los coordinadores de las sedes de Navalni estén sujetos a enjuiciamiento penal sería un obstáculo importante, porque además de metas a corto plazo tenemos objetivos a largo plazo”, apunta también Andrej Fateev, coordinador adjunto de la sede de Tomsk. El opositor y su compañera Ksenia Fadeeva ganaron el pasado septiembre un escaño en la Duma de Tomsk. Precisamente Navalni acudió a apoyarles allí el pasado agosto, cuando fue envenenado en esa ciudad siberiana.
Los colaboradores del activista anticorrupción tratan de fomentar lo que han llamado “voto inteligente”, un sistema basado en análisis electorales que busca identificar a los candidatos de la oposición que tengan más posibilidades contra Rusia Unida y apoyarles. Porque el objetivo, dicen, es común. “El régimen de Putin se basa en tres pilares: las fuerzas de seguridad, la propaganda y los legisladores, que le ayudan a sacar adelante las leyes que necesita”, remarca Ujov, que se postula a la alcaldía de Perm. “Si uno de esos pilares falla, el régimen se debilitará, así que está claro que lucharán ahora por los escaños de la Duma por cualquier medio”, insiste.
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