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Lucy Gilson, investigadora: “El sistema sanitario es una imagen de cómo vivimos”

La académica sudafricana ha sido galardonada con el Premio Virchow 2024 por su trabajo para “salvaguardar la salud humana y planetaria”

Lucy Gilson, investigadora
La investigadora sudafricana Lucy Gilson en una imagen cedida por la experta
Armando Quesada Webb

Lucy Gilson (Harare, Zimbabue, 64 años) ha dedicado su carrera a investigar sobre los sistemas sanitarios y cómo lograr que sean más equitativos. La académica sudafricana, directora de la División de Política y Sistemas Sanitarios de la Universidad de Ciudad del Cabo y catedrática de Política y Sistemas Sanitarios en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, considera que la igualdad en el acceso a la salud no se puede aislar de otros desafíos globales, como el cambio climático o los esfuerzos por una economía más solidaria.

Gilson ha sido galardonada este verano con el Premio Virchow 2024 ―que reconoce contribuciones excepcionales en la promoción de la salud global― debido al “enfoque holístico” de su trabajo “para salvaguardar la salud humana y planetaria”. En esta conversación, que sostuvo con EL PAÍS por videollamada desde Ciudad del Cabo, Gilson habla sobre las consecuencias sociales de la pandemia de la covid-19 y cómo el neoliberalismo “deshumaniza” la salud pública.

Pregunta: El Premio Virchow reconoce sus contribuciones tanto a la salud planetaria como a la salud humana. ¿Cómo se alinea este doble enfoque con su trabajo sobre la equidad en los sistemas sanitarios?

Respuesta: Estos elementos van en conjunto porque en ambos el mayor peso lo llevan los más pobres. Eso es verdadero tanto para el cambio climático como para la salud humana. Nuestro reto más grande es cómo apoyar, alimentar o empoderar a estas personas menos privilegiadas para quienes el acceso a la salud representa un lastre en el día a día. Queremos que los sistemas sanitarios nos cuiden a todos, pero particularmente a aquellos que lo necesitan más.

P: ¿Entonces, al estudiar los sistemas de salud es importante entenderlos dentro de un contexto social y medioambiental?

R: Necesitamos pensar cómo los sistemas sanitarios responden al shock. Cómo se adaptan al cambio climático, a los cambios en la salud y a otras condiciones que tienen que ver tanto con la salud planetaria como con la humana. Un sistema sanitario es una imagen de cómo vivimos en el planeta, es una imagen de nuestro concepto del bienestar. Por eso no deben solo dirigirse a las enfermedades, sino a ser más proactivos para dirigirse mejor a las consecuencias en la salud humana de la salud planetaria y poner a aquellos con las mayores necesidades primero.

P: Pero esto último no siempre sucede.

R: Sucede muy poco, desafortunadamente, pero debe ser un objetivo constante. Siempre es importante reafirmarlo e impulsarlo. Defender no solo la salud poblacional en general, sino también asegurarse de que los sistemas sanitarios estén impulsando el objetivo de la justicia social.

P: La Fundación Virchow reconoce que su trabajo funciona como “un puente” entre el sur global y el norte. ¿Cómo ha evolucionado su visión de la salud global al trabajar en Ciudad del Cabo y en Londres?

R: He tenido el privilegio trabajar en África durante más de 30 años, además de haber nacido en Zimbabue. Eso me ha enseñado que es fundamental entender los contextos sociales para poder entender los desafíos globales de la salud y cómo abordarlos. Creo que he podido traer esas realidades del sur global al norte para enseñarlas e investigarlas. También hay que entender que existe una dinámica de poder. Es el norte el que tiene el poder. Por eso he querido acercar esos mundos y mostrar en Londres esas experiencias que el sur global puede aportar y conciliar esas dos realidades.

P: Un reclamo constante de los países del sur global es el tener una participación igualitaria en las cuestiones globales y no ser vistos desde el prisma de la caridad.

R: Ningún país quiere ser visto desde la caridad. En la dinámica de poder geopolítica, que se extiende a la salud global, los países del sur reclaman ser parte del proceso de toma de decisiones. Que no se decida por ellos, sino compartir conocimientos y experiencias como iguales. Saben que si no estás en la conversación alguien hablará por ti, y eso es paternalista y denigrante.

P: ¿Estamos más cerca ahora de tener igualdad en este debate global?

R: Depende sobre de qué lugar del mundo hablemos. Por ejemplo, en la Organización Mundial de la Salud los miembros toman las decisiones de forma igualitaria. Pero en la realidad son aquellos con fondos y poder geopolítico los que dominan la conversación.

P: La pandemia de la covid-19 desnudó la debilidad de los sistemas sanitarios de muchos países pobres, que incluso hoy no superan las consecuencias sociales de aquellos años. ¿Fue la pandemia evidencia de las disparidades geopolíticas?

R: Solo debemos pensar en el acceso a las vacunas, o lo que en África llamaban “apartheid de vacunas”. La división de poder se tradujo en la desigualdad, en el acceso a aquello que todos necesitaban para proteger a su población. La covid-19 fue una muestra de esas dinámicas de poder en el mundo.

Pero no todo fue por igual en todos los países pobres. Hubo experiencias de todo tipo en sur y norte. Hubo muchas experiencias en el sur global de cómo comunidades respondieron a ese desafío y no todo fue turbio. Además, hubo situaciones como la corrupción en la distribución de mascarillas y otros suplementos de salud que fueron un problema equitativamente distribuido en todo el mundo. También en las comunidades más pobres de los países europeos existe un legado de la covid-19, que no hizo más que agravar la pobreza y la situación sanitaria.

P: ¿Cuáles fueron algunas de esas experiencias positivas en países del sur global?

R: Comunidades que se unieron para apoyarse mutuamente a la hora de responder al reto, no solo de la enfermedad, sino del bloqueo de materiales sanitarios. En Ciudad del Cabo, donde vivo, había una red comunitaria de apoyo muy importante, que ponía en contacto a las comunidades de toda la ciudad. Hubo un intercambio de recursos y experiencias y un apoyo a los vecinos que fue extremadamente positivo. Ese apoyo mutuo forma parte del músculo que deben tener las comunidades para responder a los retos, sean cuales sean.

P: La necesidad de esa unión en la sociedad civil es un punto clave de su trabajo.

R: La sociedad civil tiene un papel increíblemente importante que desempeñar, al igual que los medios de comunicación libres. Y esto se debe en parte a que son mecanismos para pedir cuentas al gobierno. Y en cualquier país, siempre necesitamos que el gobierno rinda cuentas de lo que hace. Pero no olvidemos que el gobierno es también con quien deseamos trabajar para apoyar a las poblaciones y cuidar de ellas.

El sector público en las sociedades democráticas tiene la responsabilidad de responder a gran escala a muchos retos diferentes. Por eso creo que los gobiernos tienen un papel importante que desempeñar como organismos encargados de la salud de la población. No solo tienen que gestionar los centros sanitarios, sino también abogar porque se invierta en las acciones más amplias necesarias para atajar las causas de la mala salud.

P: ¿Cómo se puede mejorar el abordaje a la salud pública?

R: Los sistemas sanitarios se ven a menudo como máquinas. Y no lo son. Un sistema sanitario es un conjunto de personas que trabajan en equipos vinculados entre sí, enmarcados por rutinas, prácticas, valores, normas y factores sociopolíticos más amplios. Así que si uno trabaja para fortalecer ese sistema, es importante no solo pensar en los recursos que necesita. Muchas veces los responsables políticos no se toman en serio la necesidad de crear entornos propicios para esos sistemas.

Eso puede significar cuestiones relacionadas con la descentralización de la autoridad, de modo que las personas de la comunidad puedan tomar decisiones por sí mismas. O también el fomento de la colaboración entre departamentos gubernamentales, porque es necesario que trabajen juntos para abordar las causas de la mala salud. Las burocracias gubernamentales suelen funcionar de forma muy aislada, son muy rígidas y su autoridad fluye desde arriba. Eso puede socavar la iniciativa local.

P: ¿Cuál es en este momento el gran desafío global para las políticas públicas de salud?

R: La situación económica mundial y la forma en que pensamos sobre la economía es importante cuando hablamos de salud planetaria. Creo que tenemos que pensar sobre la naturaleza de las fuerzas económicas globales y la influencia del neoliberalismo y sus políticas fiscales sobre lo que hacen los gobiernos. Debemos preocuparnos por la forma en que las fuerzas comerciales influyen en la salud y en los sistemas sanitarios. La industria farmacéutica influye en quién tiene acceso a las vacunas y los medicamentos, por ejemplo. Además, la comercialización y la creciente aceptación del ánimo de lucro en los sistemas sanitarios tiene una nueva fuerza. Yo veo los sistemas sanitarios como redes de atención en lugar de máquinas que necesitan ser incentivadas para prestar un servicio.

P: Entonces, para tener sistemas de salud más humanos necesitamos sistemas económicos más humanos.

R: Tenemos que pensar de forma diferente sobre nuestras economías y cómo cuidamos del mundo, al igual que cuidamos de nuestra salud personal y de la salud de nuestra comunidad. Y tenemos que pensar de forma diferente sobre cómo regulamos el acceso a lo que llamamos bienes públicos mundiales, como los productos farmacéuticos. Debe haber una mayor equidad en la distribución de los bienes públicos mundiales para que se atiendan las necesidades de todos y no solo las de los que tienen más riqueza y más poder.

Tendencias es un nuevo proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telefónica y el partner estratégico Oliver Wyman.

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Sobre la firma

Armando Quesada Webb
Periodista costarricense. Escribe en El País Semanal y colabora con el Proyecto Tendencias. Cursó el máster de Periodismo UAM-El País en la promoción 2021-2023.
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