Calificación crediticia: lo que hay que saber para manejar sus finanzas
Lo que se conoce popularmente como “el crédito” es indispensable para acceder a un préstamo para comprar un auto, una hipoteca y una tarjeta de crédito, entre otras cosas
Una de las llaves que más puertas abren en Estados Unidos no se lleva en el bolsillo. Se trata de una clave de tres dígitos que se conoce como la puntuación o calificación crediticia (credit score en inglés) y sirve para que las entidades de crédito valoren el riesgo que supone cada consumidor. En concreto, de la lectura de estas tres cifras se deduce la posibilidad de que un cliente sea moroso o que, por el contrario, devuelva lo debido en los próximos dos años.
Lo que se conoce popularmente como “el crédito” es indispensable para acceder a un préstamo para comprar un auto, una hipoteca y una tarjeta de crédito, pero también es una referencia para establecer servicios como la telefonía, tiene impacto en el seguro del auto o de la vivienda e incluso un casero puede pedir esta calificación o el informe de crédito. Las condiciones de un crédito van a depender de si el número es bajo o elevado. Si es bajo y hay más riesgo, posiblemente el interés que sea más alto —una penalización— en el caso de que la entidad quiera conceder un préstamo.
Sin estos tres dígitos no hay vida financiera plena e independiente, por lo que es importante saber cómo tener esta clave y cómo gestionarla.
¿De dónde sale esta clave?
La puntuación crediticia es un ratio que se basa en la historia de crédito de cada persona. Esa historia de crédito es un archivo de cómo cada uno gestiona sus pagos. El informe de crédito contiene los datos de las cuentas con deudas y los pagos que se hacen.
El ratio, esos tres dígitos, se calculan con distintas fórmulas pero la más usada por las entidades de crédito es la llamada FICO. Hay tres agencias de crédito (TransUnion, Equifax y Experian) que calculan esa calificación con esta fórmula y sus propios procesos de cálculo e información. Como resultado, la calificación de cada uno queda en una horquilla numérica que va desde un mínimo de 300 (un riesgo muy elevado que cierra puertas) a 850. Cuanto mayor es la puntuación, mejores son las condiciones financieras para todo tipo de operaciones.
¿Cuál es el primer paso para tener crédito?
En la escuela se bromea con el acertijo imposible de qué es lo primero, “la gallina o el huevo”. Este es un caso similar pero hay herramientas para romper este círculo sin entrada ni salida aparente. Una de ellas es estar autorizado por otra persona para usar su tarjeta de crédito. En este caso se añade el nombre a la tarjeta de quien no tiene historia crediticia. Es algo que suelen hacer los padres con los hijos, pero no se necesita una relación familiar aunque sí mucha confianza y buena fe porque el nuevo autorizado tiene que gestionar bien ese crédito para no perjudicar a quien le haya abierto la puerta.
El vínculo que se forma funciona para bien y para mal. Si el titular de la tarjeta es un buen pagador y tiene buena historia crediticia, eso beneficia en muy poco tiempo a quien la esté estableciendo desde cero. Pero funciona al contrario también: una mala gestión perjudica a quien busca esa entrada.
Otra posibilidad es obtener una tarjeta de crédito asegurada. Se trata de una tarjeta para cuyo uso se tiene que depositar una cantidad por parte del titular con el objeto de reducir el riesgo del emisor. Normalmente la línea de crédito es la cantidad de ese depósito y para obtener el beneficio buscado de esta operación se paga mes a mes el dinero utilizado.
Muchas tiendas tienen sus propias tarjetas que conceden a quienes apenas tienen historia crediticia o ninguna. Mitigan el riesgo con elevadas tasas de interés para los balances no pagados a tiempo. Según Bankrate, el interés actualmente es históricamente elevado y la media es del 30.4%. Uno de los problemas de estas formas de pago es que muchas de ellas solo se pueden usar en las tiendas que las emiten y las líneas de crédito son bajas. Pero bien usadas abren puertas.
Una tercera vía es acceder a un “crédito para construir crédito”. Es un producto financiero dedicado a dar los primeros pasos para una historia crediticia y una puntuación. No forma parte de la oferta de la mayoría de la banca generalista pero hay bancos comunitarios y online que los ofrecen a tasas de interés bajas. Su mecánica es distinta a la de un préstamo tradicional porque se paga antes de tenerlo. El banco deposita la totalidad del crédito que concede en una cuenta mientras el acreedor hace pagos regulares. Cuando los pagos por la totalidad del crédito están hechos, el acreedor recibe el dinero.
¿Qué es una buena gestión del crédito?
Básicamente se trata de ser buen pagador, pero punto por punto esto es lo que hay que hacer:
- Pagar los gastos mensuales cuando se cumple el plazo o antes. La mejor manera de hacerlo es automatizar el pago con el banco. Si no se puede pagar la cantidad entera, que es lo aconsejable, se paga el mínimo, pero nunca tarde. Pagar bien es el 35% de la puntuación de crédito.
- No usar más del 30% de la línea de crédito. Es decir, no usar más de 3.000 dólares si el crédito total es de 10.000. El 30% de la puntuación de crédito depende de esto.
- No solicitar muchos créditos a la vez. Cada línea nueva de crédito es un riesgo nuevo que se tiene que verificar y eso resta algunos puntos.
- No cerrar cuentas, porque en ellas se contiene la historia crediticia. Incluso si no se usan las tarjetas o las cuentas, el archivo de lo hecho beneficia y si se cierran se borra de la historia. Una historia crediticia larga se refleja en el 15% de la calificación.
- Tener una vida financiera equilibrada. Un proceso de quiebra, por ejemplo, tarda mucho en borrarse de la historia y hunde las calificaciones.
- Vigilar que los informes de crédito sean veraces. Las apps de los bancos muestran la calificación crediticia. Si ve algo que no le cuadra, pídale a la agencia de crédito su informe y revise. Un robo de identidad puede darle una sorpresa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.