La guerra siria se recrudece en las redes sociales
Activistas progubernamentales sirios se suman a las trincheras de las redes sociales hasta ahora terreno privilegiado de los de oposición
Bachar el Asad está ganando la guerra, aseguran los expertos que adjudican a sus tropas el control del 60% del territorio nacional sirio. Sin embargo, en las trincheras de las redes sociales hace tiempo que encaja derrotas frente a un ejército de experimentados activistas opositores. Expulsados de Siria por todos los bandos, incluso el que un día fuera el suyo, estos jóvenes han tomado las arterias de las redes como altavoces en el exilio de los pocos activistas opositores que sobreviven en Siria. Ante el torpe mutismo cibernético del Gobierno de Damasco, los refuerzos del bando leal han llegado en masa desde 2015 para contrarrestar el discurso de la oposición y, de paso, arrebatar seguidores. Lo hacen en tiempo real, con muchas imágenes y alternando entre el árabe y el inglés conforme se internacionaliza una contienda que entra en su octavo año. Son mayoritariamente treintañeros, motivados por la defensa no tanto de la persona del El Asad como del Ejército regular.
Pocos conflictos han sido tan mediatizados como el sirio, donde los activistas nutren desde 2014 a los medios de comunicación de masas sobre lo que ocurre en las zonas insurrectas, después de que sus corresponsales fueran expulsados por la campaña de asesinatos perpetrada por los yihadistas. En zona leal, y desde el inicio de la contienda, el Gobierno de Damasco se ha quedado anclado en un sempiterno discurso: “todos los armados son terroristas”. En las redes sociales, Damasco vive una doble vida. En la cuenta en inglés de la agencia de noticias estatal, SANA, los partes meteorológicos del día se alternan con las competiciones deportivas y los nuevos resorts como destino turístico interno. Es en su cuenta oficial en árabe donde reaparece la Siria en guerra en mensajes destinados a sus bases sociales con el recuento de ataques insurrectos y triunfantes avances de las tropas nacionales. Dos cuentas, dos Sirias.
Como en toda contienda, la verdad ha sido también víctima en Siria. Una que se suma a las 511.000 vidas segadas entre frentes. De las 350.000 muertes identificadas por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un 30% son civiles. De los bandos activos en el campo de batalla, el leal ha encajado al mayor número de pérdidas entre soldados y milicianos, que cuentan por el 34% del total identificado por el Observatorio. Son precisamente los uniformados leales y sus allegados los que desde 2015 ponen cara y voz en las redes a aquellos individuos que conforman el heterogéneo bando leal. Con ello intentan desmontar la imagen de un bando monolítico referido como “las fuerzas de El Asad”.
Cuentas como las de Hassan Rida, Siriaparalossirios o Maytham se imponen en Twitter con cerca de 30.000 seguidores cada una para contar “la otra Siria”. Difunden imágenes desde los frentes, de los ataques terroristas contra civiles y de los menores muertos en los cercos que mantienen facciones insurrectas. “El Gobierno no ha sabido transmitir que es en las zonas bajo su control donde se ha resguardado más del 60% de la población siria”, valoraba varios meses atrás en Damasco un periodista del Ejército regular. A estas cuentas individuales se ha sumado desde 2014 Al Masdar, la primera página de noticias online gestionada por periodistas afines a las tropas regulares sirias. “La guerra en Siria no es cuestión de El Asad sí o El Asad no. Dictador o no, hoy por hoy se trata de la supervivencia y unidad del país”, opina el treinatañero Leith Fadel, sirio-estadounidense y fundador de Al Masdar.
Rusia se suma a Líbano en la batalla mediática siria
Ha sido en el vecino Líbano, cuya opinión pública se encuentra tan dividida como la siria entre detractores y seguidores de El Asad, donde primero desbordó la contienda, tanto en tierra como en la Red. Entre los defensores de Damasco en Internet destacan los periodistas Rana Harbi, con 48.700 seguidores ,y Hussein Mortada, con 181.000. En la Red también combate el partido-milicia chií libanés Hezbolá, aliado clave de Damasco en Siria, que recientemente ha ampliado su lucha en las redes con la comercialización de un videojuego en el que recrea cinco años de combates contra los takfiríes de Siria y Líbano.
Con su entrada en la contienda en 2015, Rusia ha inclinado la balanza en el campo de batalla a favor del bando leal, pero también se ha erigido como portavoz de Damasco frente al exterior. Fue Moscú quien anunció la evacuación final de los armados de Alepo en diciembre de 2016. Y ha sido el presidente ruso, Vladimir Putin, quien decretó la pausa humanitaria diaria de cinco horas en Guta Oriental, en la periferia de Damasco. Los medios estatales rusos como RT o Sputnik también han respaldado a su homóloga siria, denunciando a “las brigadas opositoras especiales encargadas de construir falsas masacres y falsos ataques químicos en las redes sociales”.
La violencia y la tragedia de una contienda que se enquista en su octavo año ha acabado por polarizar a una opinión pública en la que ya no hay cabida para grises, obligada a proclamarse pro o anti Bachar el Asad. Frente al impasse de las negociaciones políticas, la guerra mediática se torna en desgaste psicológico ahondando la fractura social de una guerra civil eclipsada por la globalización del conflicto. Guta se ha convertido hoy en el epicentro y principal frente en la Red, donde activistas de ambos bandos intercambian duras imágenes de muertos apostilladas por un sin fin de descalificaciones. En el plano político, los líderes de las milicias islamistas se sirven de sus cuentas en Twitter y Telegram para desmentir cada anuncio llegado de Damasco sobre una inminente rendición insurrecta. Con ello, han añadido aún más confusión sobre el destino de unos civiles hoy atrapados en un doble cerco y en una doble guerra marcial y psicológica.
Es también en las redes, y en las páginas de Facebook donde queda reflejada la metamorfosis de la contienda. En 2015, más de 325.000 sirios se sumaron a la página Garaje de los que no van a ninguna parte para mantenerse al día y debatir sobre las mejores rutas migratorias hacia Europa. Conforme Europa cerró sus puertas, el Garaje cerró la suya. En 2018, Diarios de un mortero en Damasco se impone en Facebook con 58.000 seguidores. Esta página se ha convertido en el referente para algunos de los más de 4.5 millones de ciudadanos de la capital siria que a diario la consultan como si de la Dirección General de Tráfico se tratara, para ajustar sus trayectos a la oficina según el reguero de morteros llegados de Guta o seguir el balance de muertos.
Las niñas tuiteras irrumpen en las redes sociales
A la batalla mediática que libran los dos bandos enfrentados en Siria se han unido más recientemente las voces de los más pequeños con la irrupción de las niñas tuiteras de los cercos. La pequeña Bana al Abed, de 8 años, cuenta hoy con 354.000 seguidores en su cuenta de Twitter gestionada por su madre, Fatimeh al Abed. Se dio a conocer durante la ofensiva final de las tropas sirias sobre Alepo en diciembre de 2016. Una vez evacuada se ha convertido en la embajadora en el extranjero de los niños sirios asediados en zonas insurrectas y ha sido recibida por numerosas personalidades desde el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a los iconos de Hollywood durante la última gala de los Oscar.
Las hermanas Noor y Alaa han seguido sus pasos en Twitter, visibilizando el sufrimiento de decenas de miles de niños atrapados en el cerco de Guta Oriental, en la periferia de Damasco. Desde allí vehiculan las palabras de sus padres, debatiendo en vídeos las resoluciones de la ONU en Ginebra o incluso relatando en directo un bombardeo sobre su hogar.
Al mundo no le interesan las voces de los niños asediados por los insurrectos, protestan los activistas de Damasco. "Nuestros muertos no cuentan, son víctimas de segunda para la opinión pública internacional", lamenta el doctor Ahmed Shahad cuyos mensajes de WhatsApp van acompañados con imágenes de niños y ancianos fallecidos por malnutrición. Este médico opera en el norteño poblado sirio de Foua que junto al de Kefraya supone uno de los últimos cercos impuestos por grupos insurrectos en el que se estima unos 15.000 civiles permanecen atrapados desde hace tres años.
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