Phillip Chu Joy, ‘influencer’: “Estamos menos preparados que nunca para gestionar las redes sociales”
El referente peruano del mundo ‘geek’, que acumula millones de seguidores en Instagram y sortea coches o pisos entre sus suscriptores, habla con El PAÍS sobre la filantropía en internet y el futuro de las plataformas digitales
Condujo un programa televisivo de tecnología durante más de una década, fundó una empresa de desarrollo de videojuegos y hace siete años se le ocurrió que debía premiar a su comunidad de seguidores con sorteos semanales. Comenzó con un palo selfie y ahora regala 520 premios al año. Por tan solo 2,2 dólares, sus suscriptores pueden ganar consolas, televisores, ordenadores, iPhones, coches de kilómetro cero e incluso apartamentos a estrenar, además de entradas al cine y descuentos en restaurantes.
Phillip Chu Joy (California, 36 años) es una celebridad peruana en Internet, de ascendencia china y francesa, que ha construido su éxito a pulso, sin necesidad de recurrir a los escándalos ni polarizar a la platea. Un estudiante de Ingeniería Industrial que abandonó la carrera para dedicarse a compartir sus gustos con el entusiasmo genuino de un niño que habla de sus juguetes con sus amigos. En el 2023, la revista Forbes lo incluyó en la lista de las 50 mentes más creativas del Perú y, además, ha obtenido diversos reconocimientos como el mejor creador de contenidos del país.
Aquel muchacho de gafas gruesas, sonrisa de caricatura e inconfundible camisa a cuadros, que ha sorteado 34 vehículos en los últimos tres años, acaba de llegar en taxi a su oficina, en el distrito de San Isidro, en Lima. No tiene coche, porque el tráfico lo abruma, aunque sí tiene carnet de conducir por si surge alguna emergencia. Esas paradojas se cuentan con maestría y ternura en su libro La diversión es un negocio serio (Cosmo Comunicaciones, 2024), escrito por Luis Wong, ilustrado por Melissa Siles y editado por Stefanie Pareja y Juan Francisco Ugarte.
Son días convulsionados para Chu Joy. Se debaten entre su participación en un reality televisivo de cocina —donde quedará en tercer lugar, ganándose el cariño de la gente por su naturalidad y perseverancia— y su empresa, con más de veinte personas a su cargo. En una demostración de multitarea, el influencer responde a las preguntas de EL PAÍS mientras posa para las fotos, revisa sus redes sociales y atiende a sus socios.
Pregunta: Ha regalado dos pisos en 2024. ¿Qué siente al entregarle las llaves a una familia humilde que siempre vio muy lejos el sueño de una casa propia?
Respuesta: En el momento no lo piensas mucho. Es hasta un poco rutinario, porque sorteo decenas de premios cada semana. Pero ya después caes en cuenta de lo que significa. Le estás cambiando la vida a una familia. El primer apartamento que sorteé lo ganó una profesora de primaria, con cuatro hijos, que vivía en Chincha [una provincia al sur de Lima] y, por lo que me contó, difícilmente hubiese podido ahorrar lo suficiente para comprarse una casa. Antes ni siquiera venía a la capital, porque no tenía dónde quedarse. Ahora tiene una propiedad que incluso podría alquilar y obtener un ingreso fijo. Es una retribución a mi comunidad.
P: Entiendo que en cada premio usted corre con los gastos que hagan falta. Pero que aun así las personas piensan que acabará por cobrarles.
R: Sí, sucede siempre y no los culpo. Es natural sentir cierta desconfianza, porque hay muchos casos de estafa y porque las empresas que sí cumplen suelen hacer lo mínimo indispensable. No amueblarían una casa o asumirían el coste de enviar una moto a otra región. Nosotros damos ese paso más allá. Mi filosofía es sencilla: si vas a hacerlo, hazlo bien. Y eso lo aplico a todo lo que hago.
La rentabilidad no es mi prioridad. Nunca lo fue. No quiero ser millonario.
P: ¿Se considera un empresario?
R: Sí, pero no uno tradicional. He creado una empresa, pero voy en contra de muchos razonamientos lógicos. No me gustan las reuniones de planificación y confío en las ideas en las que nadie cree. La rentabilidad no es mi prioridad. Nunca lo fue. No quiero ser millonario. Vivo en la misma casa de siempre, pero vivo tranquilo.
P: Acostumbra decir que quiere hacer cosas extraordinarias siempre. ¿Qué es lo extraordinario?
R: Alquilar 55 funciones de cine para que mis suscriptores vean las películas lo antes posible está fuera de lo que hace la gente normalmente. Con mi proyecto Philantropia hemos construido aulas y bibliotecas en colegios públicos, hemos ayudado a una casa de adultos mayores, también a albergues de perros y gatos, hemos organizado campañas de esterilización, hemos limpiado playas. También estamos apoyando a doce artistas locales a difundir su arte.
P: En las redes lo comparan con MrBeast, el youtuber con millones de seguidores que reparte, entre otros, coches Tesla.
R: Lo tomo como un cumplido. Si tuviésemos más MrBeast este planeta sería mucho mejor. Imagínate devolverle la vista a más de cien personas cubriendo sus operaciones. O construir cien pozos de agua potable en África o plantar millones de árboles. Es extraordinario que personas que solo crean “videítos” en redes sociales puedan tener un impacto en el mundo real. Y que estos hagan mucho más que estas entidades enormes con fondos ilimitados.
P: ¿Qué más quisiera hacer con Philantropia?
R: No hay un plan maestro, crecemos orgánicamente. Pero ahora mismo me gustaría construir casas a personas que no tienen cómo cuidarse del frío o llevar agua a los asentamientos humanos. Alguna vez me encantaría construir un colegio, ya hemos levantado un aula. Vamos paso a paso. Siempre dicen que uno tiene que tener claro cómo se ve en cinco años, pero a mí me cuesta. Mi visión es cortoplacista o a mediano plazo. A largo plazo me decepciono cuando las cosas no salen bien.
P: ¿Cómo ve el mundo de la tecnología en el futuro?
R: La inteligencia artificial va a acelerar varios procesos y va a permitir que gente que antes tenía que llevar cursos de un año pueda avanzar más rápido su trabajo. Proyecto un mundo cambiante en el que las personas que sepan las herramientas correctas de inteligencia artificial tendrán una ventaja competitiva. Como en su momento sucedió con otras tecnologías como el Internet o las calculadoras, tendremos que acostumbrarnos a que las cosas se resolverán en menos tiempo.
Es extraordinario que personas que solo crean ‘videítos’ en redes sociales puedan tener un impacto en el mundo real.
P: ¿Y la industria de videojuegos?
R: Ahora está en una zona gris. Más gente que nunca empezará a jugar videojuegos, sobre todo los nativos digitales. Todos seguirán teniendo una pantalla a su disposición y todos querrán jugar, entretenerse y divertirse. Habrá un cambio en cuánto tiempo necesitas para desarrollar un videojuego y cuántas personas necesitas, que ahora mismo es uno de los factores importantes porque están despidiendo a mucha gente.
P: ¿Y las redes sociales? ¿Estamos mejor o peor preparados para gestionarlas?
R: Tengo la noción de que esta tendencia de videos cortos de TikTok se va a mantener. Lo que sí es que habrá un incremento interesante de noticias falsas debido a la inteligencia artificial y espero que se creen herramientas para poder discernir, porque ya mucha gente está creyendo todo lo que ve en redes sociales. Hay un cierto filtro que hace falta. Pero la gente seguirá en busca de contenido y creo que esta actividad se profesionalizará con la IA. En ese sentido, creo que estamos menos preparados que nunca para gestionar las redes sociales. No solo porque muchas de las herramientas son nuevas para la gran mayoría del público, sino porque insisto: hoy en día difundir noticias falsas es muy factible.
P: Como influencer, ¿qué hace por cambiar la perspectiva de quienes consideran que los videojuegos son dañinos?
R: Sencillamente muestro que es un pasatiempo maravilloso. No habría llegado tan lejos en programa El Gran Chef Famosos ni a tantos aspectos de mi vida sin esa constancia que me han dado los videojuegos. Esa experiencia de fallar constantemente para aprender a mejorar hasta dominar algo. Conozco bien la responsabilidad de usar la tecnología y el tiempo que puede consumirnos, y es algo que también difundo.
Todos los males que se les adjudican ya existían antes de los videojuegos. La violencia, la ludopatía, las adicciones. Pero como todo nuevo medio, han sido satanizados. Pasó con Elvis Presley y el rock and roll, pasó con el reggaeton y seguirá pasando. Es cíclico.
P: Muchas personas dudan de que los videojuegos sean arte.
R: El arte es muy subjetivo, pero los videojuegos combinan muchas expresiones artísticas que se potencian porque es interactivo. Hace tiempo que cruzaron esa barrera. Es un debate bien tonto. Si no lo quieres considerar arte, allá tú, pero es la industria de entretenimiento más lucrativa del planeta.
P: ¿Es cierto que un videojuego le ayudó a procesar la muerte de su padre?
R: Así es. Mi padre murió de cáncer cuando yo tenía veintidós años y fue un proceso muy doloroso, donde prácticamente tuvimos que vivir en el hospital en sus últimos tres años. Aprendí a sortear obstáculos burocráticos de un hospital, donde nadie te ayuda, casi como si fueran los niveles de un videojuego. Y, bueno, un videojuego llamado Journey me dio una cierta tranquilidad. Diría que calma y hasta paz. Me ayudó a procesar emociones.
P: ¿Por qué la diversión es un negocio serio?
R: Porque lo es. Uno creería que la diversión y la seriedad son palabras opuestas, pero no tiene que ser así. La gente constantemente busca divertirse, por algo TikTok es una de las empresas más valoradas e Instagram y Meta constantemente exploran nuevas formas de entretener. Y por eso mismo si uno desea lograr que la gente pase un buen momento con tu contenido debes tomártelo en serio.
Uno creería que la diversión y la seriedad son palabras opuestas, pero no tiene que ser así.
P: ¿Cómo nació la idea de contar su historia en un libro?
R: Luis Wong, con quien fundé una compañía de videojuegos y he compartido muchos viajes, me lo propuso. Fue su idea. Muchos dicen: Pero Phillip, tienes 35 años, y es que no es una biografía, son pasajes de mi vida que explican cómo pasé de jugar videojuegos a regalar pisos.
P: En todo este tiempo realizando streamings, hablando con la gente durante muchas horas, ¿cuáles diría que han sido las veces en que ha lamentado no haber dado un mensaje adecuado?
R: Creo que nunca me he pasado de la raya. Si bien me he regulado, nunca he dicho algo en lo que no he creído. Además no me gusta opinar sobre política, religión o fútbol. No es mi especialidad. Aunque a decir verdad me he metido en problemas con algunos fanáticos por esta tonta pelea entre PlayStation y Xbox por cuál es la mejor consola. Me escribieron haters, quejándose que debo elegir un bando, cuando yo he jugado de todo. Alguna vez estuve en una convención en el stan de Nintendo con el jefe de Xbox, junto al director de Sony. Me interesa la industria, no una marca específica.
P: Incluso los videojuegos pueden generar este tipo de apasionamientos.
R: Sí, pero raras veces los videojuegos afectan la vida de alguien, más allá del fanatismo trivial. Difícilmente alguien en su sano juicio va a querer agredir físicamente a alguien porque es seguidor de otra marca de videojuegos. No es como un partido de fútbol ni tampoco como la política o la religión.
P: ¿Es un requisito mantener la capacidad de asombro para trabajar con usted?
R: Seguro. No soy un jefe tradicional. Se instaló la leyenda de que no dormía, porque hacía reseñas de videojuegos, conducía Tec y hacía streamings. Sigo haciendo muchas cosas, pero ahora duermo más. Mi liderazgo proviene de que he pasado por todos los engranajes posibles de esta industria. Y no solo la industria de videojuegos, sino la de entretenimiento: streaming, televisión, anuncios, audiovisuales y, claro, tecnología.
No soy el típico jefe que está en su silla por haber creado una idea hace veinte años y se duerme en sus laureles. Me sigo formando y me interesa la gente capaz que sepa más que yo. En mi equipo puede haber personas con menos experiencia, pero con la capacidad de superarme. Apunto a tener empleados mejores que yo.
P: ¿Cuál es el personaje más entrañable de los videojuegos?
R: Mario y la valentía que representa. Fue mi primer videojuego. Con Mario empezó todo. La idea de poder pasar niveles y esforzarte para lograr algo que no es sencillo te da una visión que sigo aplicando hasta hoy. El mismo espíritu con el cual pasé Mario Bros por primera vez lo aplico a todo lo que hago. Sentirte seguro de fallar para aprender. Cuando comienzas cualquier videojuego al inicio no eres bueno. Es la idea. Si tuvieras todo resuelto no sería tan divertido.
P: La vitrina de su estudio está repleta de miniaturas, consolas, peluches. ¿Así también es su casa?
R: Cada cosa que está aquí representa un recuerdo alegre. Desde Spiderman, mi héroe favorito de Marvel hasta God of War, la entrega de 2018 para PlayStation 4 que habla sobre padres e hijos. Mi oficina es mi almacén y mi casa es más minimalista. No sigo al pie de la letra la filosofía de Marie Kondo, pero me gusta esta idea de que el orden lo creas en base a lo que liberas.
Tendencias es un nuevo proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telefónica y el partner estratégico Oliver Wyman.
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